Sin soltar su grimorio, caminó detrás de él por el largo pasillo. Se dio cuenta de que le había dado la habitación más alejada de la de Asher, casi como si ella fuera contagiosa. Si no estuviera tan agotada, dolorida y preocupada, podría haberse reído de eso. La noche anterior el alfa y ella habían estado los más unidos que un hombre y una mujer lo podían estar como para que ahora intentaran alejarla. Evitó decir nada para no crear más problemas de los que ya tenía, pero aquello cada vez le gustaba menos. Le dolía el cuerpo y tenía heridas que no pensaba permitir que esa mujer sanara, pero ya se preocuparía de eso después, antes debía ver a su compañero. La puerta de la habitación de Asher estaba abierta y Emma, sin pensarlo, adelantó a Alaric y pasó al interior. —Asher —jadeó al verlo tumbado boca abajo en la cama, indefenso. Su cabeza estaba echada hacia un lado en la almohada y una terribles quemaduras cubrían casi toda su espalda, los brazos y parte de las piernas. Emma corrió
Emma, antes de quedarse dormida, volvió a leer el grimorio de Endora y se centró en la parte en la que hablaba sobre lo importante que era no actuar por impulso o de forma visceral y siempre concentrarse en lo que quería crear a la hora de usar su magia. —Se me olvidó recordar esa parte cuando quemaba la cabaña y quedaba como una indigente —masculló en voz alta—. En mi defensa, no pensaba convertirme en una bruja cuando lo leí y solo quería saber lo que te había ocurrido para que yo acabara en este lugar.Esperó para ver si la voz de Endora se colaba en sus pensamientos como siempre, pero solo obtuvo el silencio. Comenzaba a sentirse preocupada por ella, no era normal que con todo lo ocurrido no se hubiera manifestado de alguna forma. También temía por su hermano. Solo esperaba que Ethan no viera los restos de la cabaña antes de que ella pudiera ponerse en contacto con él, ojalá pudiera hacerlo de la misma forma que lo hacía con Endora.Estaba frustrada, pero debía reconocer que to
Emma no sabía qué espíritu maligno se le metió en el cuerpo en el momento en que vio a Asher. Debía ser algún ente oscuro que la dejara sin dignidad porque no encontraba otra explicación. Debía aferrarse a esa idea porque si no lo hacía, debería abofetearse a sí misma por no tener control sobre su cuerpo. Apenas lo vio, lo único que logró hacer fue jadear su nombre como si le faltara el aire y correr hacia él. Sin pensarlo mucho, se lanzó sobre su cuerpo y le enredó los brazos en el cuello. Después de la forma en que la sacó de su habitación, lo único que podía esperar de él era que la lanzara por el aire como a una muñeca de trapo, pero Asher reaccionó con rapidez y la envolvió entre sus brazos. Su piel estaba cálida, no había rastro de la frialdad que sintió en su sueño y el brillo de esos ojos dorados, que parecían mirarla como si no la hubieran visto en años, estaban llenos de vida y no como en sus pesadillas.Antes de que pudiera entrar en razón y apartarse para al menos mostr
Ethan se estaba volviendo loco de tanta angustia. Lo primero que hizo, después de ver la cabaña en ruinas, fue ir a buscar a ese maldito alfa. En ese momento, nada ni nadie era capaz de quitarle su idea suicida de la mente. Si su hermana estaba herida o muerta, poco le importaba lanzarse de cabeza al mismo destino si eso significaba acabar con Asher. Tantos años escuchando las historias de su madre, tantas advertencias y habían hecho justo lo que no debían. Ethan se culpaba por lo sucedido, él debería haberla cuidado, pero también tenía muy claro que no era el único culpable. El primero en su lista era Asher y la segunda Tala. La traición de la omega le dolía más de lo que estaba dispuesto a reconocer, pero si ella hubiera respetado su decisión, él estaría muerto y su hermana a salvo. Por culpa de esa mujer, ahora no sabía nada de Emma y de nada había servido su intervención porque continuaba dispuesto a morir si con ello se llevaba también a Asher. Cuando se adentró en la zona
Emma pasó el resto de la noche dando vueltas en la cama, no se le quitaba de la cabeza las palabras de Asher y el comportamiento que tuvo con ella. ¿Sería cierto que lo que sentían era debido a la maldición de Endora? Ella ni siquiera se lo había planteado, no sabía cómo o cuando había ocurrido, pero estaba enamorada de él. Aunque, ¿qué sabía ella en realidad sobre el amor? Tal vez todo era una ilusión.«No es ninguna ilusión ni tampoco producto de mi maldición. ¡Ya estoy cansada de que todo el mundo me culpe hasta por lo que siente cuando respira —la voz de su tatarabuela resonó en su mente y Emma jadeó por la impresión—. No te asustes tanto, deberías estar acostumbrada a que aparezca de la nada». Emma farfulló una queja entre dientes y se levantó de la cama, el estómago le gruñía como si hiciera siglos que no comía y no pensaba quedarse en la cama a llorar sus penas. El día acababa de empezar y ella tenía que buscar a su hermano para asegurarse de que estaba bien. Los problemas
Una vez que tuvo el estómago lleno y, al ver que Asher no parecía que fuera a regresar a verla pronto, tomó el grimorio de Endora y comenzó a buscar el hechizo de visualización. —Sentarse en posición cómoda —leyó en voz alta, estaba sentada en la cama eso debería servir—. Concentrarse en la persona a la que quieres ver y con la que te quieres comunicar, buscar el enlace de conexión que los une y enfoca tus pensamientos en que suceda el encuentro. ¡Ja, qué fácil! —dijo con sarcasmo. Si fuera tan fácil hacer que las cosas sucedieran ella no estaría en aquella situación. Aun así, no pensaba rendirse antes de intentarlo. Se acomodó mejor en la cama, colocada en el centro cruzó sus piernas y cerró los ojos. Los primeros minutos le costó concentrarse y empezó a divagar en mil ideas, pero llegó un momento en el que consiguió visualizar solo a su hermano y comenzó a sentir. Esa conexión de la que el grimorio hablaba estaba ahí, incluso podía verla en su mente. Era la energía de su hermano,
Asher había pasado lo que restaba de noche fuera de su casa mientras recorría todo su territorio para aplacar los nervios. En todos los años que le tocó vivir la maldición de Endora, jamás le había pesado tanto como esa noche el no poder escapar de allí. No era capaz de quedarse en el interior de su hogar cuando su compañera estaba ahí a pocos metros de él. No después de casi haber enloquecido de nuevo. Si Emma no hubiera comenzado a recordarle lo que los llevó a esa situación y a estar heridos, ni siquiera le habría importado que todavía llevara sobre su cuerpo los restos de lo ocurrido. La habría tumbado en la cama porque era lo que deseaba… Y después se hubiera arrepentido. ¡Por supuesto que se iba a arrepentir, ella era una bruja! Pero ni saber eso lograba hacer entender a su mente y a su cuerpo que debía odiarla. Lo peor de todo era que ya no solo su lobo la deseaba, ahora también era el hombre y contra eso poco podía hacer. Cuando salió de la habitación donde habían instalad
—¡Endora no era su hija, yo lo sabría! Además, los brujos no se mezclan con otras razas y solo los que son de nivel inferior se aventuran fuera de sus territorios para evitar que los discrimine su propia gente —interrumpió Asher cada vez más confuso—. Lo que cuentas parece una historia muy diferente de la que todos conocemos. Isobel se acomodó aún más en el asiento y tomó una pose de superioridad que lo molestó, pero no dijo nada. —Alfa, disculpa que lo contradiga, pero usted sabe lo que quisimos que quedara registrado y nada más. Cuando la maldición cayó sobre nosotros, hubo parte de la historia que Radolf y yo decidimos borrar, teníamos la esperanza de que las heridas que mi compañero le infringió a la bruja fueran mortales y con su muerte todo quedara en un triste suceso, pero no fue así. »De esa forma, una vez que solucionáramos el desastre, podríamos negar la grave acusación de haber resguardado a la hija de Astron en nuestro territorio. En ese momento, no lo sabíamos, pero