Capítulo 35.1

Sin soltar su grimorio, caminó detrás de él por el largo pasillo. Se dio cuenta de que le había dado la habitación más alejada de la de Asher, casi como si ella fuera contagiosa.

Si no estuviera tan agotada, dolorida y preocupada, podría haberse reído de eso. La noche anterior el alfa y ella habían estado los más unidos que un hombre y una mujer lo podían estar como para que ahora intentaran alejarla. Evitó decir nada para no crear más problemas de los que ya tenía, pero aquello cada vez le gustaba menos.

Le dolía el cuerpo y tenía heridas que no pensaba permitir que esa mujer sanara, pero ya se preocuparía de eso después, antes debía ver a su compañero.

La puerta de la habitación de Asher estaba abierta y Emma, sin pensarlo, adelantó a Alaric y pasó al interior.

—Asher —jadeó al verlo tumbado boca abajo en la cama, indefenso. Su cabeza estaba echada hacia un lado en la almohada y una terribles quemaduras cubrían casi toda su espalda, los brazos y parte de las piernas. Emma corrió
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