“En el escenario, la joven se recuesta sobre el largo mueble” –Hola. Que tal. El dato del día de hoy, es sobre el tema de las fugas de Marco. Al principio crea esta situación para darle un poco de coqueteo a los protagonistas, además de plasma una imagen rebelde y desenfrenada del correcto señor “Preminger” por lo que este incidente en cuanto a dormirme y salir a divertir, demuestra también los impulsos que llegan a tener las personas correctas en apariencia. En fin. No te olvides de darle Me gusta” al capítulo y compártelo si es posible. Eso ayudara a que no me saquen de esta sección y pueda decir más curiosidades. Adicional, a la autora le gusta leer comentarios, así que solo escríbele algo. Nos vemos en la próxima. “Se levanta del mueble saliendo de escena”
*** –*4 horas antes*– Llegada la hora de dormir, la joven que ladeaba la mirada hacia las acciones del hombre, noto como este se servía café que seguramente sería el cebo para llevar a cabo la huida. Le había tomado tiempo comprender el hecho de quedarse dormida cada vez que fastidiaba a Marco, notando como hacía uso de la psicología inversa y la rebeldía para drogarla y hacerla dormir hasta el otro día. La hipótesis, analizada por Esteban y ella, había tomado fuerza tras recordar las veces que se quedaba dormida en contra de su voluntad, apenas bebía algo que él preparaba y dejaba arrebatar sin problema. La alerta de inmediato indico que no debía beber nada. >>Es ahora o nunca<< apenas noto que dejaba la tasa sobre la mesa, Mariana se apresuró en tomarlo y correr a toda prisa con destino al baño de su habitación donde rego por el retrete el líquido, instalándose a un lado de la cama donde fingió terminar de bebe el café. La temperatura de la bebida era lo suficientemente calient
Riendo de manera desenfrenada, divertido por la reacción, ajusto el peinado adorando lo que había hecho. –No se altere. Juego. Además arruinara mi trabajo –camino con dirección al closet, sacando una caja pequeña de zapatos–. Aquí hay unos tacones plataforma negro gamuzados cerrados. Son ideales ya que no tuve tiempo de hacerle el manicure y pedicura. –Debería decirle a mi padre que no te deje viajar en tus vacaciones. Regresas con algo nuevo que te enseñan tus hermanas. –Créame que aunque no quiera me obligan –intercambiaron palabras, empezando a reír, sin contención alguna. –¡Ay Esteban! Siempre serás mi mejor amigo –con la diversión en los labios, tomo los tacones de la caja y se los puso, levantándose de la cama para logar caminar con ellos, siendo un milagro dar pasos sin tropezar o arrastrar la suela–. Bien. De algo sirvió jugar a la secretaria con tacones cuando era niña. –Si… aún lo recuerdo –memorias pasadas de juegos y travesuras pasaron velos por la mente del hombre que
Un escalofrió le recorrió la espina dorsal, mirándola con mayor atención que lo permitido.>>¿Puede ser una de ellos?>¿Lograron localizarme? ¡Maldita sea! Esto no es bueno<
El dolor de la herida comenzó a empeorar. El agarre del mayor sobre la herida, parecía no ayudar a evitar la sangre. Aun cuando Esteban y Pedro intentaron brindar primeros auxilios, la sugerencia de abandonar el lugar fue tomada de inmediato. –Esteban –alcanzó rápidamente las llaves que estaban en su bolsillo–. Llévanos de vuelta al hotel. En mi habitación tengo lo necesario para tratar la herida –entrego las llaves. –Señor Marco, tenemos que llevarlo a un hospital –ayudo a que se levantara, apoyándolo al hombro. –¡No! –grito deprisa, asustando a Mariana y a Pedro, dándole espacio para transitar–. No es necesario. Sin hospitales por favor. Has lo que te he dicho. Sin opción a discutirlo, Esteban asentó con la cabeza, caminando ambos hasta la salida, acompañados de la joven quien hablaba, o mejor dicho gritaba al dueño del sitio, sobre la inseguridad y la posible denuncia que pondría para clausurarlo. Pedro no pudo evitar sentirse asustado ante una mala reputación que podía tener el
*** –Esteban. Ya me voy –portando ropa deportiva, camino hasta la cocina para despedirse –. Si me buscas estaré en el gimnasio del hotel. –Así que tomara en serio eso de ponerse en forma –término de lavar los platos, secándose las manos con una toalla de cocina. –No sabes cuánto luche para no parecer una bolsa de papas con ese vestido –suspiro, caminando a la salida, deteniéndola Esteban. –Antes de que se valla. El señor Preminger llego y salió enseguida mientras usted se cambiaba de ropa. Vestía ropa casual, así que no creo… –Gracias –endureció el rostro–. Pero creo que ya no me importa a donde valla… Dejándolo con las palabras en la boca, Mariana sintió disgusto sin alguna razón, abandonando el lugar con destino a calmar lo que sentía y bajar de peso. –¿Desde cuándo empezó a tener simpatía por él? –con la interrogante en mente, abandono la cocina >>La señorita puede ser complicada y bipolar, pero cuando alguien le llama la atención y congenian, es tan difícil no verla cambiar
***Los platos servidos parecía lo menos importante en el lugar. El protocolo en la mesa estaba autorizado a ser roto, lo que era conveniente para ella, quien odiaba seguir las reglas. Por otra parte, Marco trataba de verse amistoso en todo momento, a pesar de la incomodidad ante la presente Mariana y el inevitable silencio que tenían.Durante el transcurso del viaje, ninguno de los dos dijo una sola palabra, por lo que habían llegado al restaurant, decididos a sentarse y ordenar lo que cada uno quería sin obtener comentaría alguno de la otra parte.–Señor, la orden de su vino tinto.–Gracias –entrego una propina al hombre y este se retiró de inmediato, esperando que el pedido ayudara aligerar la tensión que en el habitaba.En la situación en que ambos se encontraban, cualquier otro pensaría que los nervios de Marco se debían a la plática que tendría, más en el interior de los pensamientos del hombre, el hecho de que Mariana lucia linda con el vestido color vino sin mangas, resultaba
Quien hubiera esperado que los acontecimientos del pasado, que fueron como una caída de derrota, cambiarían por una de victoria. Apenas la joven revelo su identidad como “reina”, cediéndole el movimiento diagonal dentro del circulo que rige para brindarle confianza y estabilidad como su arma, torciendo la apuesta de manera favorable para el hombre. Marco estaba listo para declararla como su segundo reto fallido, pero ella quería torturarlo más. Supo de inmediato que al aceptar el contrato seria usado como un arma que jugaba en ambos equipos, como un impostor que, en cuestión de segundos, debería elegir un bando al que servir. Sin importancia, comprendió que podía ganar con ambos si les daba lo que anhelaban. Cumplir con el trabajo mientras iluminar la ignorancia, le recordaron a las falencias que alguna vez él tuvo. –Si desea que sea un alfil en tu juego, lo seré –asentó con la cabeza, recuperando la mano–. Pero debe estar consiente de mi limitada información –finalizo el pacto, con
*** –Todo esta listo. No tenemos mucho tiempo así que será mejor que se apresure. –De acuerdo Marquillo –coloco las flores sobre la lápida, arrodillando para dar una oración y hablar en frente del frio cemento–.Lamento mucho no haber podido venir antes mamá. Papá no me lo permite –llevo la nostalgia al rostro–. Ya tengo diecisiete años y pronto seré mayor. Mamá, Nona Milena me está cuidando muy bien. Soy tan traviesa que me reprenderías si me vieras –roso la lápida con la punta de los dedos–. Me alegra verte. Dándole la espalda al hombre que miraba el reloj y calculaba el tiempo, Mariana dejaba toda protección y defensa al mínimo. Marco por otra parte, velaba por la seguridad y la continuación del plan. –Mamá, desearía poder quedarme contigo por mucho tiempo – feliz de poder visitar la tumba de la mujer que le dio la vida, enumero la visita como la segunda que le hacía desde el funeral–. Me entristece venir aquí de esta manera. Ya casi ni recordaba en donde estabas mamá. Las lágri