Ethan tomó las curvas con precaución, y después de que llegó a una de las últimas vueltas, afincó más su acelerador.No podía negarlo, le dolían las piernas y parte de su espalda, pero la adrenalina que sentía en sus venas era mucho mayor ahora, que cualquier queja. Habían pasado cuatro meses desde la primera vez que se subió de nuevo a su Ferrari y comenzó a darlo todo por la copa, una sonrisa se dibujó en su boca, sabiendo que, por casualidades de la vida, este año la última carrera, cerraba en Canadá.Pudo escuchar a su entrenador deportivo por los cables en su oreja, mientras él, junto a su mayor rival del equipo contrario, estaban distanciados del pelotón. Y ambos, de cierta forma, adelantaba al otro cuando la oportunidad se daba.Vio la bandera que indicó las últimas cinco vueltas, y su corazón comenzó a latir a desmedida.Nadie lo sabía excepto Briana y él. Esta sería su despedida a las pistas, y quería cerrar de una mejor manera.Ethan no sabía por qué el recuerdo de su último
Briana colocó los lonches de sus hijos y luego metió sus mochilas en la parte de atrás de su camioneta, para colocar la mano en su boca y llamar a los chicos.—¡Chicos, se hace tarde…!Maya, de seis años, dejó la mitad de su jugo en la mesa y luego toqueteó el hombro de su hermano.—Déjalo por la mitad… si no, mamá enloquecerá…Madox le dio otra mordida a su sándwich y se limpió la boca con el dorso de su mano, entre tanto fueron a abrazar a su nana que se limpiaba las manos en el delantal y les deseaba un feliz día con una sonrisa.Ethan había estado ausente por dos días en que fue a firmar un negocio familiar, y se esperaba que llegara tu hoy por la tarde. Pero en el caso de Briana, ella nunca había dejado de trabajar como maestra de escuela de primaria, y ahora sus hijos, a pesar de su fortuna, estudiaban en el colegio que ella enseñaba.Todo se hacía más fácil por las mañanas de esa forma, y podía llevar a sus hijos como siempre lo soñó.—Cinturones… —Maya se lo puso a Madox y lue
—Señor… todo está listo. Traerán a su hermano y esposa al velatorio… —Ethan se dio la vuelta y guardó en su bolsillo una medalla de oro que pertenecía a su pequeña sobrina Maya, y asintió hacia el hombre que estaba al frente de toda la preparación del velorio.—Bien… ¿Enviaste la información ayer a los familiares y amigos de Claire…?El hombre afirmó inmediatamente y luego Ethan recibió una llamada. Él también había informado a toda su familia el trágico suceso la noche anterior.Lo único que no quería, era hablar con su madre, que había tomado un vuelo a Canadá en las últimas horas. Desvió la llamada no queriendo afrontar el tema, pero inmediatamente le envió la ubicación.Al levantar la mirada, pudo ver dos ataúdes, e instantáneamente, su cuerpo se tensó.No podía asimilarlo, ni siquiera le parecía real que su único hermano y esposa, habían muerto en ese accidente en el día de ayer.Ethan fue a la habitación que mandó a preparar, y luego entró para escuchar a Maya llorando a gritos.
El entierro fue a las cuatro de la tarde dos días después, y Ethan solo podía estar de pie viendo la tierra húmeda, y a los demás retirarse después de que todo llegó a su fin.Su madre se había desmayado en una ocasión, y casi la forzó a que se subiera en un auto suyo y se fuese a descansar en casa, y para cuando se dio la vuelta y se metió en su auto, entonces se dijo a sí mismo que todo este tiempo para con su hermano, había llegado a su fin.Pasaron algunos días para que pudiera habituarse a la rutina de nuevo. Su madre, Loris, se estaba quedando un poco de tiempo, pero partía nuevamente a los Estados Unidos, donde ella se había casado con su segundo esposo, después de que su padre murió.Llegó a su casa luego de hacer unas prácticas de despegue en su Ferrari, y luego preguntó en voz alta a su madre cuando escuchó todo en silencio.—No hagas escándalos… ha sido muy difícil mantener a Maya tranquila… creo que extraña a su madre… —Ethan asintió lento y luego recibió el abrazo repenti
Briana abrazó más a Maya y se apartó del toque de Ethan. Ella no era inmune a sus encantos, pero tenía muy claro qué clase de mujeriego era este hombre, y el peligro que indicaba acercarse a él.Tomó el aliento cuando se apartó de su distancia, y meció a Maya como si la arrullara.—Creo que ella tiene hambre…—Le he ofrecido de todo, se ha negado —Ethan explicó serio.—Déjame intentarlo.Ambos bajaron a la cocina, Briana le preparó su biberón y se fue a la amplia sala para sentarla en sus piernas, y ofrecerle la leche.Ethan abrió los ojos desmesuradamente cuando Maya aceptó el biberón, e incluso se acomodó en los pechos de Briana para estar más a gusto con su comida. También notó como Briana acariciaba su cabecita, y sonreía con ella.Parecía que se manejaba muy bien con maya, incluso podía pasar por su madre, ambas eran idénticas.—Esa es mi chica…Maya se quedó dormida de nuevo y Ethan aprovechó que Briana no la tenía de escudo para invitarla a la terraza para que hablaran.—Podemo
Briana casi rio de los nervios cuando un amigo suyo, que era abogado, comenzó a darle esperanzas.—Puedes presentar este documento que a misma Claire firmó para que te hicieras cargo de Maya en sus viajes… o en el momento en que estaba indispuesta… —miré el documento y sonreí.—Claro… ¿Entonces? ¿Cómo es que debo amenazarlo?—Muéstraselo, e instalo a ir a una corte pronto. Eso le dejará claro que no eres tonta.Ella afirmó hacia Mat, y se sintió más segura, y no es que fuesen a una corte de verdad, esto solo era para asustar a Ethan.Mathew era un amigo que había conocido en la universidad. Estaba terminando su carrera cuando ella apenas comenzaba, y congeniaron en una fiesta, donde compartieron sus números.Mathew era abogado, y tenía su propio bufete, y aunque ella no tenía mucho dinero en su sueldo como maestra, sabía que los consejos legales de su amigo, no le salían tan costosos.Ella lo miró fijo y pasó un trago.—Sácalo, Briana… ¿Qué pasa? —ella negó.—Nada… solo quiero saber s
Briana escuchó cuando Mathew soltó el aire y rascó sus ojos.Ella había pasado una noche de perros, y literalmente había llegado a altas horas de a su casa para pedirle este favor, en que solo él podía ayudarla.Mat no había tomado la noticia de buena manera. El que un hombre como Ethan la llevara a un juzgado con todas las de ganar era más complejo, además porque él le advirtió que ella solo le motivara, más no amenazara con respecto a Maya, y dejándose llevar, había metido la pata.—Mat… estoy tan nerviosa…—Deberías estarlo… hoy pueden incluso no dejarte ver a la niña nunca más… ¿Por qué nunca me haces caso?Briana sintió un dolor en el pecho, mientras su boca tembló.—Se supone que me das esperanzas… se supone que…Mat se giró como si estuviera enojado y le dijo.—Se suponía que no ibas a amenazarlo, Briana… ¿Qué fue lo que te dije? Te lo advertí… —el abogado estaba sermoneando a Briana con intensidad, cuando Ethan entró al lugar con dos hombres a sus espaldas, y posicionó sus ojo
Eran las tres de la madrugada cuando Briana se sentó de golpe en su cama, mientras todo su cuerpo titilaba del escalofrío. Su frente estaba bañada en sudor, y su pijama incluso se pegaba a su cuerpo.No lo iba a poder soportar, entonces dando vueltas por la habitación, lo decidió. Maya no merecía su indiferencia, esperó que se hicieran las seis de la mañana, y se dio un baño para arreglarse y asistir a la escuela donde ella actualmente daba clase de primaria.—Señorita Hansen… ¿Qué la trae a la oficina del director? —el hombre moreno de 50 años le sonrió, y luego juntó sus manos.Briana trató de ofrecerle una sonrisa, pero estaba demasiado nerviosa.—Señor, yo quiero hacer una petición.—Claro, profesora Briana, ¿Qué necesita?Ella tomó el aire y lo soltó sin decoro.—Un permiso… largo.El hombre parpadeó rápido, y luego frunció el ceño.—¿Está todo bien? —ella negó.—No, señor… mi hermana acaba de morir y…—Supe del suceso, y lo lamento mucho. Pero usted tiene un permiso de una seman