Briana casi rio de los nervios cuando un amigo suyo, que era abogado, comenzó a darle esperanzas.
—Puedes presentar este documento que a misma Claire firmó para que te hicieras cargo de Maya en sus viajes… o en el momento en que estaba indispuesta… —miré el documento y sonreí.
—Claro… ¿Entonces? ¿Cómo es que debo amenazarlo?
—Muéstraselo, e instalo a ir a una corte pronto. Eso le dejará claro que no eres tonta.
Ella afirmó hacia Mat, y se sintió más segura, y no es que fuesen a una corte de verdad, esto solo era para asustar a Ethan.
Mathew era un amigo que había conocido en la universidad. Estaba terminando su carrera cuando ella apenas comenzaba, y congeniaron en una fiesta, donde compartieron sus números.
Mathew era abogado, y tenía su propio bufete, y aunque ella no tenía mucho dinero en su sueldo como maestra, sabía que los consejos legales de su amigo, no le salían tan costosos.
Ella lo miró fijo y pasó un trago.
—Sácalo, Briana… ¿Qué pasa? —ella negó.
—Nada… solo quiero saber si podría contar contigo… en caso de que pase a mayores…
Mat aspiró el aire.
—Escucha… No puedes pretender que pase a mayores, esto solo lo utilizarás como un comodín para que no te moleste tanto. Además, tienes que tener claro a quien te enfrentas, Crawford es rico, y es nada más y nada menos que…
—No me digas algo que ya sé… —Briana lo cortó irritada.
—Bien, y sumando que él tiene la tutela legal. Creo que debes ir con cuidado, además, soy hombre, Briana… también sé lo que puede pensar. Eres una mujer hermosa, demasiado… además de inteligente, y excelente persona. ¿Estás segura de que no te sientes atraída por él?
Briana apretó los dientes y le lanzó una mirada.
—Estucha Mat… Ethan sería el último hombre que buscaría, si diera el caso, que no exista alguno más…
Mat sonrió.
—Bien… entonces tómatelo con calma y llámame si alguna otra cosa. Pero trata de ser inteligente, y no irte por la redonda, solo dile que Claire también te autorizaba, y quizás se lo pensará.
Briana se levantó para despedirlo, y compartió un abrazo con su amigo.
Ella se subió a su auto con un poco de alegría y de alguna forma preparaba un discurso en su mente. Eran las ocho de la noche en este momento, pero solo conducía a la casa de Ethan, con la desesperación de pensar que Maya estuviera nuevamente desconsolada.
Tocó el timbre varias veces ante la falta de respuesta, y cuando la puerta se abrió, el ama de llaves de Ethan la atendió.
—Hola… vengo a ver a Maya… y si Ethan está, por favor dígale que necesito hablar con él…
La mujer arrugó el ceño, y negó.
—El señor Ethan no está…
—¿Qué? ¿Y dónde está Maya?
—Se la ha llevado con él… —los ojos de Briana se abrieron muy rápido, y con temblor rebuscó en su bolso para tomar su teléfono.
Bajó las escaleras, y se subió el auto mientras los tonos retumbaban en sus oídos.
Fue en el tercer intento cuando Ethan respondió.
—Ethan…
—¿Qué pasa? Estoy ocupado…
—¿Dónde está Maya?
—Está conmigo…
Briana tomó el aire.
—Iba a venir a hablar contigo, ¿por qué no esperaste?
Ella escuchó su risa descarada.
—¿Y qué te hace pensar que cambiaré mis planes por ti? Te hice una propuesta, y no aceptaste… además, estoy ocupado…
—¿Qué quieres decir? No dije que no aceptara, necesitaba informarme…
—Briana… en serio, no me quedaré contigo hablando por teléfono, si quieres ver a Maya un rato, te enviaré la ubicación…
—Ethan… —el hombre había finalizado la llamada, y ella apretó la boca de la rabia—. Este tipejo…
Arrancó el auto siguiendo la dirección, que arrojaba a un restaurante de lujo.
Miró su ropa cuando llegó, pero de todas formas ella estaba aquí para llevarse a Maya.
Este hombre era un insensible, Maya siempre acostumbraba a dormir temprano, y este ambiente no era para una bebé de 8 meses.
Caminó rápido hacia aquel restaurante, pero la detuvieron en la entrada.
—Disculpe señorita… si no tiene una reserva, no puede entrar…
—Ethan… Ethan Crawford, él me espera… —la recepcionista miro a su compañera.
—¿Cuál es su nombre?
—Briana Hansen —una de ellas le pidió que esperara para informar.
Briana se cruzó de brazos con su bolso de medio lado, y luego vio venir a la misma mujer.
—El señor dice, que ella puede pasar…
Entonces comenzó a caminar detrás de ella, y se dio cuenta qué la pasaron a una zona, donde solo estaba la mesa de Ethan, con un juguetero loco esparcido en la parte de atrás.
Ella se quedó loca con la boca abierta, cuando Maya reía a carcajadas, y tiraba las pelotas. En el piso había una alfombra de pelos, con unas mesas bajas donde estaban algunas bandejas de comida.
Ethan estaba riendo con Maya, mientras una mujer rubia, estaba jugando con Maya y tratando de llamar su atención.
—Bienvenida… —Briana pasó un trago, y Maya se giró para verla cuando Ethan saludó.
Sus manitas se alzaron, y todos pusieron escuchar cómo Maya dijo:
—Bri…
Sus ojos se nublaron enseguida, y estaba por ir a recogerla de la alfombra, cuando Ethan se puso de pie y le tomó la muñeca.
—Está jugando… y está feliz… —la haló para salir al aire libre y Briana se zafó de su agarre—. ¿Qué pasa? ¿Por qué querías arruinarme la noche?
Briana miró hacia adentro, y notó aquella chica como de su edad que estaba jugando con Maya. Ethan tenía razón, cualquiera podía suplantarla, pero nadie podía suplantar a Maya en su corazón.
Ella sacó rápidamente el documento de su bolso, y luego se lo dio a Ethan, sin embargo, había olvidado lo cautelosa que debía ser. Ahora solo quería golpear a este hombre.
—Este es un poder… uno que Claire me daba la mayoría del tiempo. No conozco mucho de lo que tú sí, pero quiero que veamos un juez, tal vez él sea más justo.
Los ojos de Ethan se pusieron afilados, y toda la gracia de su rostro se agrió en el instante.
—¡Solo buscas tu beneficio…! —le gruñó con rabia—. Realmente tu hermana tenía razón sobre ti, Briana, eres una egoísta. ¿Y sabes qué? Mañana mismo iremos a un juzgado como lo has pedido, pero te digo, y te lo advertí, te vas a quedar sin nada… y literalmente tendrás que arrastrarte para poder ver a Maya después de esto…
Los labios de Briana temblaron, y antes de que pudiera tener una acción, la mano de Ethan tomó la de ella para llevarla por todo el restaurante, y sacarla hasta la calle.
—Te llamaré mañana… —la soltó de golpe, y luego la arrinconó a la pared—. Prepárate, Briana… porque no te dejaré ver ni un cabello de Maya…
Ethan apretó su boca con los dedos y se pegó tanto a su cuerpo, que el corazón de Briana se detuvo.
Sus miradas quedaron estáticas por un momento, y su olor se metió por su nariz arrasando con su sistema. Ethan miró su boca al instante, pero retrocedió de forma rápida, y luego desapareció de su vista.
Fue un reto para ella llegar al auto antes su inestabilidad, y nada más cerró la puerta, se echó a llorar para drenar la adrenalina que experimentó hace unos segundos…
Estaba acabada.
Briana escuchó cuando Mathew soltó el aire y rascó sus ojos.Ella había pasado una noche de perros, y literalmente había llegado a altas horas de a su casa para pedirle este favor, en que solo él podía ayudarla.Mat no había tomado la noticia de buena manera. El que un hombre como Ethan la llevara a un juzgado con todas las de ganar era más complejo, además porque él le advirtió que ella solo le motivara, más no amenazara con respecto a Maya, y dejándose llevar, había metido la pata.—Mat… estoy tan nerviosa…—Deberías estarlo… hoy pueden incluso no dejarte ver a la niña nunca más… ¿Por qué nunca me haces caso?Briana sintió un dolor en el pecho, mientras su boca tembló.—Se supone que me das esperanzas… se supone que…Mat se giró como si estuviera enojado y le dijo.—Se suponía que no ibas a amenazarlo, Briana… ¿Qué fue lo que te dije? Te lo advertí… —el abogado estaba sermoneando a Briana con intensidad, cuando Ethan entró al lugar con dos hombres a sus espaldas, y posicionó sus ojo
Eran las tres de la madrugada cuando Briana se sentó de golpe en su cama, mientras todo su cuerpo titilaba del escalofrío. Su frente estaba bañada en sudor, y su pijama incluso se pegaba a su cuerpo.No lo iba a poder soportar, entonces dando vueltas por la habitación, lo decidió. Maya no merecía su indiferencia, esperó que se hicieran las seis de la mañana, y se dio un baño para arreglarse y asistir a la escuela donde ella actualmente daba clase de primaria.—Señorita Hansen… ¿Qué la trae a la oficina del director? —el hombre moreno de 50 años le sonrió, y luego juntó sus manos.Briana trató de ofrecerle una sonrisa, pero estaba demasiado nerviosa.—Señor, yo quiero hacer una petición.—Claro, profesora Briana, ¿Qué necesita?Ella tomó el aire y lo soltó sin decoro.—Un permiso… largo.El hombre parpadeó rápido, y luego frunció el ceño.—¿Está todo bien? —ella negó.—No, señor… mi hermana acaba de morir y…—Supe del suceso, y lo lamento mucho. Pero usted tiene un permiso de una seman
Al siguiente día Briana se estaba despidiendo de su casa, mientras observaba algunas cajas que había empacado para llevarse, además, no es que esto fuera permanente, y echando llave a la puerta de su casa, tomó un respiro y luego se metió en el auto que habían enviado para ella.Sus labios se apretaron un poco ante lo incierto y recostando su cabeza al asiento, cerró los ojos.—Es por Maya, recuérdalo, todo es por ella…Cuando llegó a la casa de Ethan, parecía haber un revuelo. La gente del servicio iba y venía y ella se apresuró a preguntarle a alguien:—Hola… yo, ¿Qué está pasando?—Señorita Hansen… están arreglando un poco una de las grandes habitaciones, para Maya y para usted.Brianna frunció el ceño un poco, pero asintió.Había pensado por un momento que Ethan le iba a hacer la vida imposible, y también había imaginado que la haría dormir en el suelo solo para cobrarse cosas del pasado.Se destinó en ir hacia la habitación de Maya, ya que no veía a Ethan por ninguna parte y sonr
—Señorita Hansen, aquí tiene, cualquier cosa puede avisarme —Briana tomó las perchas en sus manos, y luego volvió a la habitación provisional de ella y Maya.Maya seguía sentada en una gran alfombra para bebé, con muchos juguetes alrededor y alzó la mirada para comprobar los vestidos que Briana tenía en sus manos.—Maya… no me mires así… —Briana la apuntó—. Tú… pequeña preciosidad… eres… —Maya sonrió y ella no pudo evitar devolverle la sonrisa.Ethan tenía razón, su sonrisa era demoledora, se metía en el alma y quebraba toda la intención. Entonces, tomando un suspiro, Briana dejó las perchas en un sofá y se fue caminando hacia su sobrina.—Podemos hacer un trato… —alzó a Maya en sus brazos y le sonrió—. Por esta noche, puedes hacer todos los berrinches que quieras… como te duermes a las ocho, puedes hacerlo hoy a las diez… puedes pedir jugar y despertarte a todas las horas… ¿Qué te parece?Maya la miró detenidamente y dijo:—Ti… ti… —Briana arrugó el ceño, eran las mismas sílabas que
Briana tomó la mano de Ethan cuando este le abrió la puerta del auto como todo un caballero, y estaba por agradecerle cuando un montón de flashes hicieron que se retrajera.—¡Señor Crawford!—¿Es una nueva aventura?—¿Esto es oficial?—¿Nos puede hablar de la chica?—¡Te amamos Ethan, eres el mejor de la Fórmula 1!—¡Somos tu Fan!Ethan caminó rápido con la mano entrelazada de Briana, mientras los guardias trataban de arrimar a la gente y los paparazzi hacia un lado.Briana notó que él no respondió a ninguna de las preguntas, mientras solo quería entrar a donde sea que iban para resguardarse de toda la gente que tenía los ojos sobre ella. Las luces de las cámaras eran enceguecedoras, y el grupo arremolinado, no era su estilo.En sí, la atención más de dos segundos sobre ella, era algo a lo que no estaba acostumbrada, a menos de que fueran niños a su alrededor haciendo preguntas de ciencias.La música un poco alta inundó sus sentidos cuando estuvieron en una especie de club, pero allí
El silencio, esperando una respuesta, secó la garganta de Briana, y lo único que ella pudo visualizar en ese momento, fue a Maya con las lágrimas en sus ojos si ella desaparecía de su vista.Además, esto era solo una fachada, y supuestamente Ethan estaba siguiendo un patrón que ese especialista le había recomendado por el bienestar de la bebé.Estaban pasando un luto, y ahora la apariencia principalmente hacia Maya es lo que la ayudaría en este proceso de pérdida.Briana lo aceptó para ella misma. Necesitaba meterse el mismo chip de Ethan y jugar a la familia feliz. Porque estaba segura de que en algún momento este hombre ya no querría la presencia de Maya en su vida, ya que una mujer como esa tal Kiara iba a formar parte de su vida, y por supuesto no permitiría que permanecieran a su lado más de lo conveniente.Nadie en sus cinco sentidos lo aceptaría.Levantó la cabeza y se rio de ella internamente ante la payasearía que iba a ejecutar en unos segundos. Se puso las manos en la boca
Briana revisó el teléfono de Ethan varias veces para saber de Maya, pero en todas, incluso cuando era la una de la mañana, su chica traviesa estaba durmiendo plácidamente.Había un mensaje de la niñera que decía que todo se encontraba perfectamente bien, y ella tuvo que tomar el aire, al saber que su chica la había traicionado.—Bailemos… —los dedos de Ethan tomaron su mano y ella tuvo que alzar la mirada para negar.—Creo que deberíamos irnos… —dijo con el ceño fruncido mientras alrededor había una algarabía de gritos ante la música, y el olor a licor.Ethan se acercó tomando su cintura, y se pegó a su oído.—No… es nuestra celebración de compromiso.—¡Vaya celebración…! —Briana se apartó un poco, pero fue un error, ya que sus bocas casi se pegaron.Ver la sonrisa idiota de Ethan le hizo torcer los ojos, pero él abrazó su cuerpo y lo pegó hacia él, haciendo que dieran pasos hasta la pista de baile.—Disfruta un poco… trata de relajarte… —Briana lo miró muy serio esta vez y negó.—¿Có
Ethan se metió al auto que vino para ellos mientras se despidió de sus amigos, y de su fiesta. Briana, por otro lado, se sentó pegada a la puerta contraria y pasó las manos por sus brazos, aprovechando la calefacción del auto. Eran las tres de la mañana, y estaba más que cansada. No estaba acostumbrada a este tipo de cosas, ni mucho menos a trasnocharse por una fiesta. Ethan cerró la puerta y se sentó, y luego la miró. —¿Cómo la pasaste? —preguntó en tono amable y Briana tuvo que fruncir el ceño. —No hay nadie aquí… creí que… Los dedos de Ethan tocaron sus labios mientras negó. —¿No lo has entendido? Realmente quiero intentarlo Briana. ¿Acaso no sabes lo mucho que me encantas? Ella parpadeó lento con el corazón en la garganta, e hizo todas las maromas para parecer tranquila ante la situación. —Estás tomado, Ethan… —Briana… —Ethan le tomó el rostro a la fuerza—. Mírame… ¿Mi respiración te miente? Mi cuerpo… ¿Te miente? —Ethan tomó su mano y la entrelazó. —¿Qué cambió ahora? ¿P