MAIA CARRIZALES.Un año después...Suspiro cuando veo como he terminado de arreglar mi departamento justo a tiempo.Llevo toda una semana haciendo esto y hoy, por fin he terminado.No saben lo bien que se siente eso.Veo el reloj en la pared y al ver la hora, rápidamente me pongo el abrigo y agarro mi bolso para salir de mi hogar.Bueno, hogar temporal, ya que en un tiempo me voy a tener que mudar nuevamente.—Señorita Maia.Volteo a ver a don Adal, el encargado del edificio en donde vivo.—Oh, hola, señor Adal—me acerco a él— ¿Qué pasa?—Hoy se vence el plazo del adelanto de los meses que me pago—me contesta—. Me debe de pagar el siguiente mes.Mierda, se me había olvidado.—¿Le parece bien si le pago cuándo regrese?—le pregunto—. Voy a llegar tarde a mi trabajo si no me voy ahora.—Ah, sí, claro, sí, claro—me dice el señor Adal comprensivo—. Váyase, señorita Maia, no quiero que se le haga tarde.—Gracias.Salgo rápidamente del edificio y me dirijo lo más rápido que puedo a la parada
MAIA CARRIZALES.—Eres mía —se acerca más a mí— ¿En serio creíste que podrías escapar?—Yo...Veo un jarrón y en menos de cinco segundos, golpeo a Nicolás con él en la cabeza.Aprovecho que se agarra la cabeza por el dolor y salgo corriendo de la habitación.Cuando estoy a punto de llegar a la puerta del departamento, alguien me agarra de la cintura y me tira al suelo.Veo a Michael asustada.—Lo siento, aborto mal parido —me dice—. Pero debes de aprender que tu lugar esta al lado de él.Alguien me agarra por detrás de la cintura y me carga.Veo a Michael salir de mi departamento y cerrar la puerta antes de que Nicolás me tire sobre la cama.—¡No, no, no, no, no!Él se pone arriba mío y empieza a besarme.Intento apartarlo con todas mis fuerzas pero no funciona.Y nuevamente, me encuentro en esa situación.Despierto sobresaltada cuando escucho el despertador y a Camila llorar.Solo fue una pesadilla, tranquila.Me levanto de la cama y me dirijo a cargar a la pequeña.—Shh —le digo mie
NICOLÁS COOPER.—¡Mierda!Azoto los papeles enojado contra mi escritorio.Aún no la han encontrado y eso hace que me enoje más.Pero lo peor de todo, es que le hemos perdido el rastro.Alguien llama a la puerta de mi oficina.—Pase —digo frotándome la cien de frustración.Amaris entra y cierra la puerta detrás de ella.Me siento en la silla del escritorio.—¿Qué quieres?—¿Ya la has encontrado?Niego.—Le han perdido el rastro los estúpidos a los que contrate —le contesto molesto—. Otra vez no sé en donde esta.—¿En dónde le perdieron el rastro?Bufo molesto.—¿Para qué quieres saberlo? —le pregunto— ¿Acaso vas a ayudar a encontrarla?—Sí.Me burlo por eso.—¿Por qué te burlas? —me pregunta—. Sabes muy bien que soy una excelente rastreadora.—Pero eres mujer —le digo—. Y las mujeres son más lentas.—Pero tenemos mejor olfato que los hombres —me dice.Ruedo los ojos.—Necesito encontrarla rápido.—Y yo puedo ayudarte en eso —me dice—. Solo necesito que me dejes intentarlo.—¿Intentarlo
MAIA CARRIZALES.—¡Ich hab 'dich lieb!Christa le da unos besos en la mejilla a Camila y la bebé ríe.Después de un rato, la deja sentada en su cochecito.Veo como Camila se lleva una mano a su boquita y la babea toda.¡Aw, ternurita!Christa bebe un poco de su bebida mientras revisa los documentos que le he dado.—No puedo creer que los hayas traducido tan rápido —me dice—. Normalmente en la agencia de traducción se tardan una semana.—¿Qué puedo decir? —bebo un poco de mi café—. Soy muy rápida en lo que hago.—Lo he notado —se ríe—. El director del hospital me ha dicho que está pensando en contratarte permanentemente y romper el trato con la agencia de traducción, ya que tú eres más rápida y eficaz.Me atraganto un poco con el café.—¿Q-Qué? —me limpio la boca con una servilleta mientras ella se ríe— ¿E-Es en serio?—Por supuesto que lo es —me responde— ¿Acaso no te ha gustado la noticia?—¡Por supuesto que me ha gustado! —le digo y ella ríe por mi entusiasmo— ¿Pero le has dicho de
MAIA CARRIZALES.—¿Cómo van las cosas por allá?Abrazo mis piernas.—Bien —le miento—. Todo ha estado bien.—¿Has vuelto a tener pesadillas con él? —me pregunta Cameron del otro lado de la línea telefónica.Todas las noches.—Por suerte no —le contesto—. Creo que ya lo estoy superando.Lo escucho suspirar.Odio mi vida.—Si no fuera porque eres mi hermana y te conozco como la palma de mi mano, me hubiera creído tus mentiras —me dice—. Dime la verdad, por favor.—Estoy bien —le digo—. No tienes de que preocuparte, ¿cómo van las cosas con Sarah?—Bien, pero eso no importa ahora —me contesta—. Maia, dime la verdad.Me quedo callada.—Sé que es difícil para ti todo esto y no sabes lo que daría para estar contigo, pero sabes que...—Tienes que fingir que no sabes en donde estoy y que me estás buscando para que Nicolás no sospeche y me pueda encontrar —lo interrumpo—. Lo sé, no te preocupes.Nos quedamos en silencio.—Ayer hablé con Leon.Me enderezo en cuanto escucho ese nombre.—¿Qué te d
NICOLÁS COOPER.—¿Tienen nuevas noticias?—No —le contesto—. Le han perdido el rastro de nuevo.Él suspira.—¿Por qué suspiras? —le cuestiono—. Tarde o temprano la voy a encontrar y la voy a traer a mi lado.—Ella no es un objeto.—No, ella es mi luna —le digo—. Y su deber es estar al lado mío y dar luz a nuestros hijos.—Sí, claro, como no.Volteo a ver a Michael por su comentario sarcástico.—Si no tienes nada que aportar, lárgate de mi casa.—¿No te cansas? —me pregunta.—¿De qué?—De arruinarle la vida a la mujer que supuestamente amas —me contesta— ¿En serio no te cansas?—La amo y no me canso de "arruinarle" la vida porque no lo hago—le contesto—. Lo único que quiero es que ella entienda que soy su alma gemela y que debemos de estar juntos para ser felices.—Todos sabemos que eso es imposible por todo lo que le has hecho.Aprieto los puños.—¿Y quién lo dice, tú, su supuesto "amigo"? —le pregunto sarcástico.Veo como Michael aprieta los puños.—Sabes muy bien que yo realmente si
MAIA CARRIZALES.—Mía, eres mía y muy pronto te voy a encon...Abro los ojos cuando escucho como suena el temporizador de mi celular.Me levanto del sofá (estaba acostada) y voy a la cocina para sacar el pastel del horno.Me pongo los guantes, abro el horno, saco el pastel y lo dejo arriba de la encimera de la cocina al mismo tiempo en el que alguien toca la puerta de mi departamento.—¿¡Quién es!?—¡Soy Mauricio!Arrugo las cejas confundidas y me acerco a la puerta para ver por la mirilla.Veo a Mauricio afuera y después le quito los cerrojos a la puerta para abrirla.—Hola.—Hola —le digo— ¿Se te ofrece algo?—Em... sí —me contesta— ¿Tienes harina? Se me ha acabado y como hoy es domingo y todo está cerrado, no voy a poder comprarla en ningún lado.—Sí, claro —le digo—. Espérame aquí, por favor.—Ok.Cierro la puerta y voy a la cocina por una bolsa de harina.Regreso, abro la puerta y le tiendo la harina.—Gracias.Agarra la bolsa de harina.—De nada —le digo—. Bye.Cierro la puerta
NICOLÁS COOPER.—¿Qué significa esto, Leon? —le pregunto molesto.Leon me mira normal, parece que no le importa que esté molesto.—Dijiste que deseabas volver a hacer "el amor" —me contesta haciendo comillas con sus dedos—. Así que te estoy ayudando a que lo hagas.Lo veo enojado antes de ver a la prostituta que me ha traído.—Tú —ella me sonríe coqueta— ¡LARGO DE AQUÍ!Ella borra su sonrisa y me mira mal y después me mira con miedo y sale huyendo de mi oficina cuando ve que mis ojos se ponen negros.Veo mal a Leon.—¿¡CÓMO CARAJOS SE TE OCURRE TRAERME A UNA PROSTITUTA!? —le pregunto enojado mientras golpeo mi escritorio con mi puño— ¿¡QUÉ MIERDA ESTABAS PENSANDO!?Se queda en silencio.—Solo quería ayudarte —me dice—. Estás tan desesperado por tener sexo que creí que si te traía a una mujer que te ayudara con tu problema, te haría un favor.—¡YO NO VOY A TOCAR A NINGUNA OTRA MUJER QUE NO SEA MI MELODÍA! —le grito furioso.—¿Entonces te traigo a un hombre?Lo miro más furioso.—Lar-go