MAIA CARRIZALES.—¿Vas a comer? —niego sin verlo—. Bueno, más para mí.Veo como mi plato desaparece y escucho como él empieza a comerse mi desayuno.—¿Tú en serio quieres que me embarace? —le cuestiono.—Claro que sí, ¿acaso no es obvio?—¿Y si te doy un bebé y me dejas en paz?Escucho como se le cae el cubierto encima del plato.—¿Qué? —suena sorprendido— ¿Qué acabas de decir?—Tú quieres un bebé, yo quiero mi libertad y olvidarme de todo esto —empiezo a explicar—. Así que lo he estado pensando, y, bueno, creo que lo mejor es que te dé al bebé que tanto quieres, pero no lo quiero cargar yo, yo solo te daría mi óvulo y por un...—Deja de decir tonterías —me interrumpe—. Y sobre lo del embarazo, eso no está en discusión.—No quiero embarazarme.—Eso no me importa, tienes que darme hijos o hijas sí o sí —me dice—. Y, por cierto, te estás tardando.Ninguno de los dos vuelve a decir nada y solo escucho como desayuna.—Quiero ir a verlos —le informo.—No.Levanto la cabeza y lo veo por pri
MAIA CARRIZALES.—¿Recuerdas el trato?—Sí —le respondo.—Muy bien —me dice—. En cuanto acaben de conversar, gritas avisándolo, ¿entendido?Asiento con la cabeza antes de que Nicolás salga de la oficina y que la puerta de esta, unos minutos después, vuelva a ser abierta, solo que está vez entran dos guardias custodiando a Cameron.Me levanto de la silla y espero a que le quiten las esposas para que Cameron venga a abrazarme rápidamente y yo le devuelva el abrazo.—¿Estás bien? —me pregunta preocupado una vez que nos separamos.—Eso debería de preguntártelo yo a ti —le digo y lo escaneo con la mirada—. Te ves bien.—Eso no importa —me dice— ¿Te encuentras bien? ¿Él te ha...?—Eso no importa ahora —lo interrumpo— ¿Cómo están los demás?—Bien —me responde.—Me alegro —le digo—. Yo... Me entere de que Sarah está embarazada, felicidades.—Gracias —me dice—. Felicidades también a ti, futura tía.—¿Y cuánto tiene de embarazo? —le pregunto.—Seis meses, casi siete —me revela—. Estamos esperan
MAIA COOPER.Juego con la comida en el plato muy aburrida.—Nicolás llega hoy en la noche.—¿Ah, sí? —hago que la albóndiga ruede un poco por el plato—. Que mal.Escucho como Amaris suelta un suspiro.—¿Te encuentras bien? —me pregunta.—No preguntes cosas que no te interesan —le digo.—Realmente me interesas —suelto un "sí, claro" sarcástico—. Eres mi cuñada.—Desgraciadamente —le digo—. Y aunque seamos cuñadas, eso no significa que te tenga que importar, al igual que tú no me importas en lo más mínimo.—Maia...—Maia, nada —la interrumpo y alejo un poco mi plato—. Se me quitó el apetito, provecho.Me levanto de la silla y salgo del comedor azotando lo más fuerte posible la maldita puerta.—¿Por qué estás tan enojada? —ruedo los ojos con molestia cuando escucho que me sigue—. Maia, te estoy hablando.—Y yo te estoy ignorando —le digo—. Mejor no pierdas tu tiempo y vete a otro lado.—Sabes que puedes confiar en mi —suelto una risa sarcástica—. Somos amigas.Me detengo en las escaleras
NICOLÁS COOPER.Marco al número de mi melodia nuevamente y cuando no me vuelve a contestar, decido marcar el de Amaris.—¿Diga?—¿En dónde está mi melodía? —voy directo al punto—. No me contesta.—Nunca lo hace —me recuerda—. Y sobre dónde está, está en su habitación, no ha querido salir en todo el día.—¿De nue...? —bufo frustrado—. Toca su puerta y dile que digo yo que si no está afuera para cuando llegue, le irá muy mal.—¿Y si no sale? —Lo hará —le digo—. No le gusta que la castigue y si no lo hace, no digas nada y vete de ahí, yo me encargo de ella.—Entendido —me dice— ¿En cuanto tiempo llegas?—Maximo cinco minutos —le informo—. Bye.Le cuelgo y guardo mi celular en el bolsillo de mi pantalón.Esa mujer me va a escuchar.🌗🌗🌗🌗🌗—No ha querido salir —me dice Amaris una vez que me ve caminando por el pasillo en dónde está mi habitación y la de mi melodia—. Y ya ni siquiera quiere hablar para insultarme.—Yo me encargo —le digo y tocó fuertemente la puerta— ¡SI NO ABRES LA MA
MAIA COOPER.Horas antes.¡No, no, no, no, no!¡Esto no puede ser verdad!Veo como la tercera prueba de embarazo ha salido positiva y eso no me hace tener más dudas y esperanzas.Está confirmado, estoy embarazada.¿Lo peor? Es que es el bebé que espero es de un monstruo que me ha arruinado la vida y que estoy segura que de alguna u otra forma hara lo mismo con su hija o hijo.Sé que debería de alegrarme de que voy a tener a alguien que me haga compañía independientemente de quién es su padre, pero para mí eso es imposible.No quiero tener a este bebé, mucho menos porque sé que no va a crecer en un buen hogar ni tendrá una bonita familia, pero no puedo abortarlo porque Nicolás me tiene vigilada siempre y no me permite salir de la casa ni hablar con nadie nuevo sin estar él presente, tampoco puedo pedirle ayuda a alguien porque le irán a contar sobre el embarazo y él, obviamente, no me permitira abortar.A lo mejor estoy siendo egoísta y cruel, pero prefiero serlo mil veces a tener que
MAIA CARRIZALES.Un año después...Suspiro cuando veo como he terminado de arreglar mi departamento justo a tiempo.Llevo toda una semana haciendo esto y hoy, por fin he terminado.No saben lo bien que se siente eso.Veo el reloj en la pared y al ver la hora, rápidamente me pongo el abrigo y agarro mi bolso para salir de mi hogar.Bueno, hogar temporal, ya que en un tiempo me voy a tener que mudar nuevamente.—Señorita Maia.Volteo a ver a don Adal, el encargado del edificio en donde vivo.—Oh, hola, señor Adal—me acerco a él— ¿Qué pasa?—Hoy se vence el plazo del adelanto de los meses que me pago—me contesta—. Me debe de pagar el siguiente mes.Mierda, se me había olvidado.—¿Le parece bien si le pago cuándo regrese?—le pregunto—. Voy a llegar tarde a mi trabajo si no me voy ahora.—Ah, sí, claro, sí, claro—me dice el señor Adal comprensivo—. Váyase, señorita Maia, no quiero que se le haga tarde.—Gracias.Salgo rápidamente del edificio y me dirijo lo más rápido que puedo a la parada
MAIA CARRIZALES.—Eres mía —se acerca más a mí— ¿En serio creíste que podrías escapar?—Yo...Veo un jarrón y en menos de cinco segundos, golpeo a Nicolás con él en la cabeza.Aprovecho que se agarra la cabeza por el dolor y salgo corriendo de la habitación.Cuando estoy a punto de llegar a la puerta del departamento, alguien me agarra de la cintura y me tira al suelo.Veo a Michael asustada.—Lo siento, aborto mal parido —me dice—. Pero debes de aprender que tu lugar esta al lado de él.Alguien me agarra por detrás de la cintura y me carga.Veo a Michael salir de mi departamento y cerrar la puerta antes de que Nicolás me tire sobre la cama.—¡No, no, no, no, no!Él se pone arriba mío y empieza a besarme.Intento apartarlo con todas mis fuerzas pero no funciona.Y nuevamente, me encuentro en esa situación.Despierto sobresaltada cuando escucho el despertador y a Camila llorar.Solo fue una pesadilla, tranquila.Me levanto de la cama y me dirijo a cargar a la pequeña.—Shh —le digo mie
NICOLÁS COOPER.—¡Mierda!Azoto los papeles enojado contra mi escritorio.Aún no la han encontrado y eso hace que me enoje más.Pero lo peor de todo, es que le hemos perdido el rastro.Alguien llama a la puerta de mi oficina.—Pase —digo frotándome la cien de frustración.Amaris entra y cierra la puerta detrás de ella.Me siento en la silla del escritorio.—¿Qué quieres?—¿Ya la has encontrado?Niego.—Le han perdido el rastro los estúpidos a los que contrate —le contesto molesto—. Otra vez no sé en donde esta.—¿En dónde le perdieron el rastro?Bufo molesto.—¿Para qué quieres saberlo? —le pregunto— ¿Acaso vas a ayudar a encontrarla?—Sí.Me burlo por eso.—¿Por qué te burlas? —me pregunta—. Sabes muy bien que soy una excelente rastreadora.—Pero eres mujer —le digo—. Y las mujeres son más lentas.—Pero tenemos mejor olfato que los hombres —me dice.Ruedo los ojos.—Necesito encontrarla rápido.—Y yo puedo ayudarte en eso —me dice—. Solo necesito que me dejes intentarlo.—¿Intentarlo