MAIA CARRIZALES.

Un año después...

Suspiro cuando veo como he terminado de arreglar mi departamento justo a tiempo.

Llevo toda una semana haciendo esto y hoy, por fin he terminado.

No saben lo bien que se siente eso.

Veo el reloj en la pared y al ver la hora, rápidamente me pongo el abrigo y agarro mi bolso para salir de mi hogar.

Bueno, hogar temporal, ya que en un tiempo me voy a tener que mudar nuevamente.

—Señorita Maia.

Volteo a ver a don Adal, el encargado del edificio en donde vivo.

—Oh, hola, señor Adal—me acerco a él— ¿Qué pasa?

—Hoy se vence el plazo del adelanto de los meses que me pago—me contesta—. Me debe de pagar el siguiente mes.

M****a, se me había olvidado.

—¿Le parece bien si le pago cuándo regrese?—le pregunto—. Voy a llegar tarde a mi trabajo si no me voy ahora.

—Ah, sí, claro, sí, claro—me dice el señor Adal comprensivo—. Váyase, señorita Maia, no quiero que se le haga tarde.

—Gracias.

Salgo rápidamente del edificio y me dirijo lo más rápido que puedo a la parada de autobús.

Las calles de esta ciudad son tan tranquilas que de seguro debo de parecer una loca por estar corriendo por ellas.

Pero esto es lo que causa la impuntualidad para tomar el autobús, así que ni modo, ahora no me queda de otra que correr y esperar llegar a tiempo a mi trabajo.

Bueno, medio trabajo o una parte de mi trabajo.

Llego a la parada de autobús justo a tiempo, ya que si me tardaba unos segundos más, tendría que esperar el siguiente transporte para llegar a mi destino.

Veo por la ventana del transporte mientras este se mueve por las calles de Berlín, Alemania.

El autobús llega a mi destino y yo me bajo de él.

Camino por las calles hasta que llego al gran edificio blanco enfrente mío.

Entro y después de intercambiar unas palabras con la enfermera, ella me indica que puedo entrar a la oficina de la encargada de trabajo social.

Entro y la mujer me recibe muy alegre como siempre.

Desearía ser igual de alegre como ella.

Hablamos un rato sobre nuestro día y como hemos estado desde la última vez que nos vimos.

Al final, ella me da los documentos que debo de traducir y yo le digo que los voy a tener traducidos en máximo dos días.

Salgo del hospital con los documentos en las manos mientras pienso en que muy probablemente hoy tampoco voy a dormir bien esta noche.

🌙🌙🌙🌙🌙

Estoy traduciendo los documentos de ingles a alemán escuchando música a un volumen muy bajo cuando escucho un llanto.

Me levanto rápidamente de la silla del escritorio y me dirijo a un lado de la cama, en donde está una bebe de tres meses llorando en su cuna.

La cargo y la pongo en mi pecho mientras para que deje de llorar.

—Ya, ya, tranquila, tranquila—le digo mientras la mezo—. No llores, ya estoy aquí.

Camila deja de llorar después de un rato mientras yo la cargo en mis brazos e intento que se vuelva a dormir.