68. MI LUNA

KIERAN:

 La urgencia de limpiar mi territorio de enemigos para asegurar la seguridad de mi Luna y mis cachorros me consumía por dentro. Atka, mi lobo, estaba en sintonía conmigo, rugiendo por sangre. La ausencia del lazo con nuestra Luna nos atormentaba como una herida abierta, un vacío que se hacía cada vez más profundo.

 Volví a interrogar a mi primo Gael sobre cada detalle que había averiguado. Nos guió paso a paso por el territorio y, para mi alivio, cada información resultó ser verdadera. Fuimos eliminando metódicamente a todos los intrusos que encontramos, pero mi inquietud crecía con cada minuto que pasaba lejos de ella.

 —Regresemos —di la orden al no encontrar al alfa Renier ni a la manada de los Cazadores Oscuros donde Gael había indicado.

 Un presentimiento oscuro que me había estado acechando se intensificó cuando,
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