Juls 23 de marzo de 2020Llevo más de media hora esperando en el aeropuerto a que Margi, mi mejor amiga, aparezca por esas puertas para contarme todo sobre su escapada con lo que ella llama “el sexy hombre de canela” debo admitir que llevo los últimos 6 años viviendo a través de su vida, ella hace todo lo que para mi está prohibido. Algunas veces quisiera simplemente mandar todo al diablo y simplemente arriesgarme.Es entonces cuando veo a la loca de mi amiga dandome una enorme sonrisa y yo, sin poder evitarlo grito con emoción atrayendo su atención y la de medio aeropuerto mientras agito mi mano con entusiasmo, justo cuando la veo empezar a caminar hacia mi. Veo como el moreno a su lado sonríe y noto que al lado de este hay otro hombre, uno que parece un poco mayor, pero no alcanzo a detallarlo bien, porque corro hacia Margi que ya está muy cerca y cuando la distancia es mínima me lanzo sobre ella.——Oh Margy, ¡No sabes cuanto te he extrañado!— le digo y ella se ríe y me aprieta
19 de diciembre de 2020JulsQuiero empezar diciendo que hay una explicación lógica de por qué me encuentro encogida y escondida detrás de una columna, en el evento de lanzamiento del libro de Margot, como si un asesino en serie estuviera viniendo por mi. Todo se reduce a dos palabras, quince simples letras y todo un infierno lleno de tentación: Malcom Fairchild. Un imbécil, arrogante, millonario y despampanante hombre que se divierte haciendo mi vida imposible, diciéndome “niña buena” cada dos segundos y a quien hace meses le aseguré, en un ataque de rabia, que yo podía ser toda una chica mala, lo cual es totalmente falso.Para resumir la tragedia, lo grité en público y terminé por decirle que él se dejaba llevar por las apariencias y juzgaba a las personas con base a eso, que si yo lo quería podía ser toda una chica mala, pero que él no era digno de presenciarlo, él por supuesto me dijo que esperaría con ansias ver mi lado malo. Lo que se resume a que ahora que ha vuelto estoy en p
Juls Mi huida no resultó tan fructífera como esperaba y culpo totalmente a Sam de ello, pues cuando intenté salir de detrás de la mesa ella simplemente se puso enfrente de mí, mientras me miraba con sus ojos grandes y pestañosos muy, pero muy abiertos. —Oh Dios, ¡¡te está mirando, Juls!! Ese delicioso hombre te está mirando. —Sobra decir que Samantha gritó como si no hubiera mañana, por lo que no tengo duda de que el arrogante de Malcom la escuchó. Y como soy una masoquista de primera giro mi rostro para comprobar que mis pensamientos son ciertos y así es. Ya está a solo un par de pasos de distancia de mi y la sonrisa se ha ensanchado en sus labios, pasando de la arrogancia a la diversión pura. Cuando volvemos a coincidir las miradas mis ganas de huir solamente incrementan. Sinceramente no puedo culpar a Samantha, Malcom Fairchild es ese tipo de hombres que con solo un vistazo logra captar tu atención y eso es mucho, muchísimo para que incluso yo lo diga. Él es un tío bueno y lo
MalcomDoy un sorbo a mi copa mientras que mis ojos empiezan a moverse por todo el lugar solo para terminar nuevamente en la pequeña figura que está metida en ese seductor vestido negro. Joder, ella no está mostrando demasiada piel, no lleva un vestido revelador o seductor, es un vestido negro sencillo que tiene un cruce sobre sus claviculas y termina anclado a su cuello. Ajustado a su figura y que termina al ras de la rodilla, pero aún así consigue que mis ojos no se despeguen de ella y mi mente se recree inventando escenarios para nada aptos en menores de edad.No voy a negar que me molesta no poder dejar de seguirla con la mirada como un idiota, tal como estoy haciendo en este momento.La primera vez que vi a la niña buena yo no estaba en mi mejor momento. La basura la traía hasta el cuello. Había pasado una de las peores noches de mi vida, porque estuve hasta arriba en pastillas y demás porquerías y aparte me había atrevido a enfrentarme a mi hermano con el que llevaba más de un a
Malcom No pensé que ella fuera a aceptar. De hecho no pensé en absoluto cuando le propuse hacer esto, pero joder, cuando la vi ahí afuera pareciendo tan tragicamente hermosa mientras parecía querer fundirse con las estrellas, yo simplemente no pude evitarlo. No quise hacerlo. Así que me acerqué y ella me dejó sorprendido con su respuesta, con su honestidad cruda y el dolor que pude percibir en ella. Y aquí estamos, tomando prestado el auto de Jayden, mientras que nos vamos del evento organizado por su mejor amiga. Me encargo de sacar rápidamente el auto de la entrada para evitar que ella pueda echarse para atrás. La miro de reojo y veo como observa el auto con esos ojos grandes de muñeca muy abiertos al tiempo que muerde su labio inferior con nerviosismo. Esa simple acción consigue despertar cosas en mí, pero me obligo a alejar ese tipo de pensamientos de mi mente. —¿A dónde vamos?—la voz baja y curiosa de Juls me hace verla. Está viendo con el ceño fruncido el camino. —Dijiste que
Juls Estoy en una discoteca. Estoy en una discoteca con Malcom. Santo Dios, no se que parte de esta frase es más irreal, si el hecho de que yo me encuentre en un sitio como este, o que Malcom sea mi acompañante. Desde que tengo uso de razón mis padres, mis abuelos y el pastor de mi congregación se han encargado de decirme que estos lugares son los encargados de hacer que mi alma vaya al infierno. Durante toda mi adolescencia me prohibieron, no sólo visitarlos, si no también juntarme con personas que lo hicieran, pues si lo hacían es que ya estaban contaminados. Debo admitir que fui una fiel creyente de todo esto por mucho tiempo, pero al entrar a la universidad, aún en contra de los deseos de mis padres, pues para ellos el que yo quisiera estudiar era una pérdida de tiempo y dinero. Ellos no lo hicieron. De hecho nadie, además de mi, en mi familia lo ha hecho. Somos muy humildes y por eso ellos nunca vieron el estudio como una prioridad, pero yo sí. Yo quería otro tipo de vida. Quer
Juls La mano de Malcom está sosteniendo la mía con firmeza mientras caminamos delante de nuestros puestos. Al estar en una zona privilegiada no tenemos que pelear por espacio como el resto de las personas en la pista de baile, aquí arriba el ambiente parece un poco más íntimo. Siento su mano libre ponerse en mi espalda y poco a poco acercar mi cuerpo hacia el suyo, estoy tensa, no voy a negarlo y sé que él debe de sentirlo pero no es algo que pueda evitar, solo he estado así de cerca de un solo hombre en toda mi vida, por lo que la situación me pone nerviosa. Sin embargo no quiero apartarlo, toda mi vida he estado jugando este partido que llamamos vida desde la banca de espectadora o como mucho de suplente, haciendo lo que se me dice, viviendo como se dice y por esta vez quiero sentirme la titular, quiero llevar el balón por mi misma. Y si al final esto termina siendo un desastroso autogol, entonces al menos lo habré intentado. Así que me acerco, dejo que mi pecho se pegue al suyo y
Malcom Ella es muy diferente a como pensé que era. Aunque hay varias cosas que no han cambiado desde la primera impresión. Por ejemplo, la sensación de sentirme sucio delante de alguien que , a pesar de sus momentos de locura, solo transmite inocencia. Nunca había conocido a una persona ya adulta que siguiera viéndose y siendo inocente, y yo con mi vida de m****a no parezco ser digno de juntarme con alguien así. Sin embargo, al ser la mejor amiga de Margot, quien disfruta y vive su vida al máximo, pensé que Juls sería similar, no esperaba que fuera igual de fiera que la pelirroja, pues se nota en su rostro de niña buena que es mucho más reservada, pero tampoco me esperaba esto. La verdad es que haber escuchado ese “mi religión no me lo permite” me dejó estático. Por Dios, que estamos en el siglo XXI, se supone que las personas llevan su fe sin atenerse a costumbres arcaicas, o al menos eso pensaba. Mis ojos van hacia la niña buena y es inevitable no deleitarme. Toda ella parece una m