Trato de soltarme pero pierdo el equilibrio y él me vuelve a sujetar.
Alzó la vista dispuesta a decirle que puede soltarme, cuando unos increíbles ojos grises me observan con un ceño fruncido.
Me caigo de culo mentalmente. No digo ni hago nada. Parece molesto.
¿Pero de que va este?
—Puedes soltarme.
—¿Estas segura? Porque no tengo ningún problema en sostenerte. —Su voz, tan profunda y suave una combinación perfecta que solo él podía hacer. Miro con la boca abierta a William Reyes, el hombre más sexy que jamás haya visto, vistiendo un traje de tres piezas negro. Con su cabello castaño claro peinado perfectamente, con su cara limpia sin rastro de barba.
Quería decirle que no, que no estaba lista para que me soltara, no aún. Con él pegado a mí, mis piernas parecían gelatinas. Pero era consciente del lugar donde estábamos y como los curiosos que pasaban a nuestro lado nos veían.
—Si, estoy bien. —Me remuevo en sus brazos, él suspira y de mala gana me suelta.
Giro mi cabeza y observo con tanto anhelo mi café derramado en el suelo.
—Lo siento. —parpadeo un par de veces, lo miro.
—¿Disculpa?.
—Siento a ver tirado tu café. —dice moviendo la cabeza en la dirección a donde este esta tirado.
—No pasa nada, señor Reyes. Yo... —soy interrumpida.
—¿Porqué te empeñas en llamarme, señor? ¿Hace cuanto eres amiga de mi hija?.
—Seis o siete años, señor... Digo, William. Ya casi ni lo recuerdo.
—Will. Llámame Will.
—Esta bien. Bueno ya debo irme, Susan debe de estar esperándome. —no se me pasó desapercibido el doble sentido de sus palabras, ¿O solo soy yo escuchando lo que me gustaría oír?
—¿Irás a casa?. —Hubo algo extraño en su tono al hacer esa pregunta, incluso diré que se escucho nervioso.
—No. Ella ira a la mía.
—Oh, en ese caso, vamos por tu nuevo
café y luego Carlos puede llevarte.
—Yo... No hace falta de verdad.
—Vamos, Carol. No me gusta tener que repetir lo mismo. —Estaba tan cerca de mí, que podía sentir su aliento mentolado y fresco en mi cara. Y su olor... Oh Dios, esta acabando conmigo.
Sus ojos me miraban expectantes, cómo si quisiera que lo retara. Respiro hondo y asiento.
—Acepto que me lleven. Pero no lo del café, eso no fue tu culpa. Además ya es tarde.
—Está bien.
Gira sobre sus talones quitándome la caja rosa que llevaba.
—¿Son para Susan?.
—Oh, no. Esas eran para mí sola antes de que ella me llamara.
—¿No son muchas para tí?.
—Cuando has tenido un mal día y ves que tu vida es una m****a, nada es demasiado.
—Esa boca. —Paro en seco detrás de él y lo veo caminar. ¿Acaso acaba de regañarme?—. En todo caso, eso no solucionará el problema.
Camino rápido y lo alcanzo poniéndome a su lado.
—No, supongo que no. Pero tengo antojo de algo dulce y delicioso.
Esto último lo digo con doble sentido. Will se da cuenta, porque me mira de reojo. Siento cómo la sangre sube por mi cuello y se estanca en mis mejillas; bajo la cabeza para ocultar el rojo de mi cara, con la esperanza de que no la haya visto.
Caminamos una cuadra más, antes de detenernos frente al gran edificio que estaba ante nosotros. Donde se podía leer en letras negras con bordeados plateados.
W&S INVERSIONES INMOBILIARIAS REYES'S.
Más arriba de la entrada principal.
Lo veo sacar su celular y llevarlo a su oreja, mientras se aleja para hablar.
Poco después voltea y me ve. Las mariposas en mi estómago, por la mirada tan caliente que Will me da mientras le da un repaso a mi cuerpo, me dice que salga corriendo, que mi deseo por él no es correcto.
Me muevo algo inquieta.
—Ya Carlos viene con el auto. Dile a Susan que me llame en lo que pueda.
Asiento con la cabeza.
—¿Sucede algo?. —lo miro atontada.
«Rayos debe de estar pensando que soy una rara.»
—No, bueno, si.
—¿Si o No? Tienes que decidirte.
Giro los ojos para volver a enfocarlos en Will.
—La verdad es que acaban de despedirme. Es por eso que ando a las dos de la tarde caminando ociosamente por la calle.
Me observa detenidamente, acaricia su mentón con aire pensativo.
—Entiendo. —abre la boca para decir algo más pero un claxon nos interrumpe, haciendo que los dos volteemos ha tiempo; para ver a Carlos bajar del auto y caminar por la parte delantera. Abre la puerta de atrás y aguarda a que yo vaya.
—Bueno, creo que ya es hora de irme —lo miro de arriba a abajo todo su metro noventa. La mirada intensa que me da, hace que se me erice los vellos de la nuca. Caminamos hasta el auto, cuando estoy apunto de subir, Will toma mi mano haciendo que toda mi espalda se tense.
«Si tan solo supiera lo que su tacto causa en mí.»
—Todo se solucionará.
—Eso creo. —Al subir al auto me pasa la caja y tranca la puerta. Con un asentimiento de su parte, veo como Carlos se dirige al frente y sube. Por la ventanilla del auto observo ha Will; que se queda parado en la acera con las manos metidas en sus bolsillos y la mirada fija en mí, mientras nos alejamos. Por un nanosegundo nuestras miradas chocan y, juro, que lo que vi en esos grises y cansados ojos, fue deseo.
Con una fuerte bocanada de aire, me recuesto en el asiento todo el camino a casa. Dejando que mis pensamientos se vayan ha lo extraño que había sido nuestro encuentro.
¿Que hacia él, caminando a esa hora en la dirección contraria de su oficina?.
Pero entonces, que iba yo ha saber de él y su rutina diaria...
Después de llegar a mi pequeño departamento, que era más bien como un estudio de arte, me cambié de ropa colocándome algo más cómodo. No pasó mucho tiempo antes de que Susan llegara.—¡Humm!, Están deliciosas. —Si, tienes razón. Necesitaba algo dulce para endulzar mi día. Por cierto, hoy me crucé con tu padre. —Susan dejo de masticar, sus ceja perfectamente depiladas, se alzan con sorpresa.—Larga historia. Fue pura casualidad... —hice un aspavientos con la mano para quitarle importancia—. Me pidió que te dijera que lo llamaras. —Ella me observa un momento más antes de seguir comiéndose su dona de chocolate.—Juro que voy a terminar engordando, como siga así. —Me río. La chica tenía un cuerpo increíble y nunca engordaba.—¡Seguro!. —Susan era hermosa; Rubia natural, con un cuerpo de infarto, bellos ojos azules, iguales a los de su madre. O eso había visto yo en las fotografías que ella me había mostrado, aunque se parecía más a su padre.—¿Entonces que fue lo que sucedió?. —Susan me
Susan camina hacia la cocina, busca su cartera encima de la encimera y saca su celular.—¡Espera!, ¡¿Que haces?!.—Aguarda un momento. —me hace una seña con la mano, antes de verla salir de la sala de estar y dirijirse a la puerta principal, en la parte baja de la casa; oigo la puerta abrirse pero nunca se cierra.Ella siempre a sido una buena amiga, hermana y compañera. Todo el tiempo tratando de solucionar todo. La dejo en lo suyo mientras me dispongo a recoger el desorden que tengo en la sala. Pensar que pronto tendría que dejar mi lugar, me causaba nostalgia. Era un simple y cómodo departamento; solo contaba con un dormitorio, baño individual, sala y cocina junta. Y un pequeño taller en la parte de abajo, al lado de la puerta principal. Realmente extrañaría este lugar.Una vez organizado todo dejo las copas y los platos en el fregadero y me dispongo a lavarlos.—¡Listo!.Doy un salto del susto, no la oí entrar.—¿Qué cosa?. —pregunto con cautela al ver esa sonrisa lobuna en su pre
—Rayos, que ruido tan horrible y fastidioso. —a largo la mano y apago mi odioso despertador—. Juro que compraré uno mejor. —murmuro. ¿Pero a quién diablos le gusta despertar a las seis de la mañana?, yo no. Odio madrugar. Arrastro mi pesado cuerpo al borde de la cama y me levanto. Hoy comenzaría mi nuevo empleo como secretaria del dueño de la empresa, aunque era jueves pero estaba bien, cualquier día es bueno para comenzar un nuevo trabajo.Lo primero que hago es dirigirme a la cocina a preparar mi café, así que prendo la cafetera coloco el café y dejo que se haga mientras voy al baño: lavó mis dientes, regulo la calefacción en la ducha, me hago un moño alto en la cabeza, me quito la ropa y entro. El sonido de la cafetera me indica que el café esta listo, así que salgo; enrollo mi cuerpo en una tualla y voy por mi dosis de cafeína diaria, se que hoy la necesitaré más que nunca.Reviso mi closet por algo que ponerme; me decido por un vestido poliéster blanco con negro, elegante Hasta
Will estaciona el auto frente al edificio; abro la puerta apresurada por salir de aquel espacio, tan pequeño para los dos. En mi mente solo deseaba poder subir a horcajadas sobre él y quitarle ese ceño fruncido que yo había puesto ahí.—Espera. —su mano agarra la mía justo cuando mi pies toca la acera. Cómo una corriente eléctrica estalla donde nuestras manos están unidas recorriendo todo mi brazo hasta mi espalda, ambos miramos nuestras manos y por su mirada se que también lo a sentido. No me muevo—. Disculpa por a verte gritado, no fue mi intención —Dios, yo fui la culpable de todo y él se disculpa.—No hay nada que disculpar, Will. Fue mi culpa. Así que soy yo la que debe disculparse. Lo siento mucho. —sin más, salgo del auto completamente temblando. Nunca me habían gustado los maduritos, no antes de Will. Él llego para hacer que me retractara de ese hecho. Subo los escalones de la entrada y saludo a los guardias de seguridad, uno de ellos se acerca a mí en seguida.—Buenos días.
Puedo ver como, literalmente, los engranajes de su cabeza comienzan a trabajar de prisa, su expresión seria me dice que hay algo que no le gusta. Se acerca más a mí, demasiado cerca a decir verdad. Su Respiración roza mi mejilla para poder mirarlo tengo que levantar la vista. —¿Qué fue lo que pasó en tu anterior trabajo? —Confundida por lo que acaba de decir, tardo un poco en procesar la información. «Susan no le mencionó nada, ¿Por qué?» —No quiero hablar de eso. —¿No ? —Pregunta asombrado. —No. —Me pierdo en esas profundidades grises completamente ajena a todo lo que nos rodea. —¿Interrumpo algo?. —la voz de Susan me saca de mi ensimismamiento, y es justo en ese momento que me doy cuenta de lo cerca que estabamos, tan cerca que estaba apunto de besar a Will. «Mierda, necesitaba salir ya de aquí». Me alejo de Will, giro para ver a Susan con una tonta sonrisa en la cara, ¿Que rayos me perdí? No era lo que esperaba ver. —Yo... Yo ya me iba. —miro ha Will para encontrarlo o
—No sé que es lo que quería, y luego llego aquí y tu estas así... —señala mi ropa.«Rayos me había olvidado de lo que llevo puesto». Trato rápidamente de alejarme pero Will me lo impide. Toma mi cintura con sus manos apretandome fuerte para sostenerme en el sitio.—Will, esto está mal. Tú no deberías estar aquí...—Pero estoy... —Me interrumpe–. Carol. Y no pienso irme.—Oh, si. Claro, que te iras.—Oh, no. No lo creo. —y sin más, pega sus labios a los míos y es ahí donde me percato que ha estado bebiendo. Todo ésto es producto del alcohol, tengo que detenerlo, se que mañana se arrepentirá. Pero no puedo y no quiero, mis ganas de probar sus suaves y delgados labios me superan...Abro mi boca dandole la bienvenida a explorar la mía. Mi lengua sale a su encuentro con la de él; que se une a una dulce batalla de reconocimiento y exploración. Sus labios encajan a la perfección con los míos, era obvio que mis fantasías no le hacian justicia a lo bien que realmente besa. Un beso suave pero d
Capitulo 9Will.Lo primero que escucho al detenerse el ascensor en el ultimo piso del edificio donde vivía, fueron las voces de unas chicas un poco subidas de tono, acompañadas de unas suaves risas.Abro la puerta principal y observo la escena maravillado; ambas chicas, cómo cuales niñas, en el sofá con sus copas llenas de vino tinto, unos diminutos short de pijamas y camisetas de tirantes, ninguna reparo en mi llegada hasta que tranque la puerta de un punta pies.—¡Papá, llegaste!. —Susan levanta sus brazos en una invitación silenciosa para que me acerque a ellas. Era obvio por su voz, que ya había tenido suficiente de vino por esta noche.Camino directo hacia ellas para saludarlas.—¿Ya cenaron?. —me acerco y le doy un beso en la frente a Susan. Veo que Carol se remueve incomoda, giro y sin pensarlo mucho beso su frente. Su suave piel en mis labios me hace cosqui
Capitulo 10Carol.El fuego en mi interior crecía a gran velocidad y quemaba todo a su paso. Mi cuerpo respondía automáticamente a él, cómo si fueran imanes que se atraen por un campo de fuerza invisible. Estaba tan excitada que podía sentir la humedad en mi entrepierna mojando mis bragas. El roce de su miembro contra mí me tenia perdida, solo podía sentir el fuerte agarre que le proporcionaba a mi cintura. Mi vagina volvió a palpitar.«Relájate, inhala, exhala...» me repetía eso una y otra vez como un mantra.Era estúpida mi reacción hacía él, pero es que... Joder, nunca imagine que esto de verdad pudiera pasar y, si que estaba pasando.Tiro de Will por el cabello y lo pego más hacia mí. Muerdo su labio inferior y lo arrastro entre los míos ejerciendo un poquito de presión, se que le duele porque puedo verlo en sus ojos, puedo ver el gesto de dolor que hace al fruncir el