—Rayos, que ruido tan horrible y fastidioso. —a largo la mano y apago mi odioso despertador—. Juro que compraré uno mejor. —murmuro.
¿Pero a quién diablos le gusta despertar a las seis de la mañana?, yo no. Odio madrugar. Arrastro mi pesado cuerpo al borde de la cama y me levanto. Hoy comenzaría mi nuevo empleo como secretaria del dueño de la empresa, aunque era jueves pero estaba bien, cualquier día es bueno para comenzar un nuevo trabajo.
Lo primero que hago es dirigirme a la cocina a preparar mi café, así que prendo la cafetera coloco el café y dejo que se haga mientras voy al baño: lavó mis dientes, regulo la calefacción en la ducha, me hago un moño alto en la cabeza, me quito la ropa y entro.
El sonido de la cafetera me indica que el café esta listo, así que salgo; enrollo mi cuerpo en una tualla y voy por mi dosis de cafeína diaria, se que hoy la necesitaré más que nunca.
Reviso mi closet por algo que ponerme; me decido por un vestido poliéster blanco con negro, elegante Hasta las rodillas, sin mangas. Dos tonos que siempre dan el toque elegante y seguro, nunca fallan... Dejo mi cabello suelto, maquillo mis ojos cafés de color ahumado, delineador negro y máscara. En los labios me coloco un tono más claro, Nude. Cojos los tacones negros del armario y busco mi cartera por todo el lugar, la encuentro en la isla de la encimera junto con mi celular. Me detengo ante esté, extrañada de verlo ahí, ¿Acaso no te lleve conmigo al dormitorio anoche?, Un tanto confundida, pero sin tiempo de ponerme a pensar mucho en eso, tomo la carpeta marrón donde llevo mi información personal.
Agarro las llaves lista para irme: bajo las escaleras y abro la puerta, lo primero que veo al otro lado de la calle hace que me tambalee un poco, la respiración se me corta. Me agarro al marco de la puerta para no perder el equilibrio y caer de culo.
«¿Es que acaso nunca me acostumbraré a verlo? No, claro que no.»
Will Reyes, tan perfectamente impecable con su traje gris de tres piezas, está apoyado en el capo de su auto negro luciendo increíblemente autoritario e implacable, oscuro y peligroso. Pero sobre todo tan inalcanzable.
Veo la hora en mi reloj de mano; siete y quince, aún es temprano, ¿Que hacía él aquí?.
Sus ojos grises me examinan. No sonríe, no hace nada, ningúna clase de indicio que me de confianza para moverme. Se aleja del auto y cruza la calle.
—¡Buen día, Carol!. —se acerca a mí, estiro la mano para estrechar la suya pero ignora mi gesto y besa mi mejilla. Mi corazón se detiene por un leve segundo. Su olor, Dios que rico huele, es una fantástica fragancia a menta y agua fresca con un toque dulce, me derrite.
—H-hola. ¿Que haces aquí?. —tal vez sonaba como una tonta pero esto no tenia sentido.
—Vine para llevarte a tu nuevo trabajo. —su voz es profunda al hablar, tanto que te hipnotiza.
—¡Oh!. Mmm... Pensaba tomar el metro, no debiste molestarte.
—Tú no eres ningúna molestia. —por la manera en la que me mira, y por cómo a pronunciado aquellas palabras, me hacen pensar en otra cosas... Sacudo la cabeza y termino de salir mientras tranco la puerta, guardo las llaves en mi cartera.
—Bien, vamos. No quiero que mi jefe piense que soy impuntual. —le digo camino a su auto, él abre la puerta del acompañante y subo. Segundos después: ya estábamos adentrandonos en la autopista, que comenzaba a llenarse con más autos que se dirigían deprisa a su destino.
—Seguro. No queremos causar una mala primera impresión. —miro su maravilloso perfil asombrada.
—Así que tienes sentido del humor. —le veo un atisbo de sonrisa pero dura muy poco, desaparece en seguida.
—¿Acaso crees que no la tengo?.
—Yo... No quise decir eso. —¡Joder! Mi intención no fue ofenderlo.
—Relajate, Carol. No pasa nada.
Suspiro y me relajo en el asiento, mientras veo pasar Londres a nuestro alrededor.
—Por cierto, estás muy bonita. —¿Que? Me ruborizo completamente. Y esta vez no lo puedo ocultar.
—Gracias. —él parece no darse cuenta, y cambia de tema.
—¿Sabías lo de Susan con Henry?.
—No más que tú... A decir verdad, no nos hemos visto mucho últimamente. Así que ayer nos pusimos al corriente de algunas cosas.
—Ya veo. —dice con aire pensativo—. ¿Te ha mencionado cuando se muda?.
¡Espera! !¿QUE?! Me giro hacía él.
—Will, si estas intentando sacarme información, temo desilucionarte. Pero no soy esa clase de persona, si quieres saber algo, ve y preguntaselo a ella, no a mí. —Ya estaba comenzando a molestarme—. Si solo accediste ha darme un empleo con esa intención, te equivocaste de persona, no... .
Soy interrumpida.
—¡Basta, Carol! ¡Estas hablando puras tonterías!. —su voz es fuerte, demandante, gira su rostro cuando nos detenemos en un semáforo—. No te contraté para que me des información de mi hija. Solo fue una pregunta, ya que me mencionó que esta semana te mudarías al apartamento con nosotros... Sabías que Susan había elegido bien su amistad contigo. Pero joder, tienes que calmarte.
«¡Increíble, ahora me sentía como una completa idiota!» Solo quería enterrar mi cabeza bajo el asiento. Cerré mi gran boca y no hable más durante todo el trayecto a la empresa.
Will estaciona el auto frente al edificio; abro la puerta apresurada por salir de aquel espacio, tan pequeño para los dos. En mi mente solo deseaba poder subir a horcajadas sobre él y quitarle ese ceño fruncido que yo había puesto ahí.—Espera. —su mano agarra la mía justo cuando mi pies toca la acera. Cómo una corriente eléctrica estalla donde nuestras manos están unidas recorriendo todo mi brazo hasta mi espalda, ambos miramos nuestras manos y por su mirada se que también lo a sentido. No me muevo—. Disculpa por a verte gritado, no fue mi intención —Dios, yo fui la culpable de todo y él se disculpa.—No hay nada que disculpar, Will. Fue mi culpa. Así que soy yo la que debe disculparse. Lo siento mucho. —sin más, salgo del auto completamente temblando. Nunca me habían gustado los maduritos, no antes de Will. Él llego para hacer que me retractara de ese hecho. Subo los escalones de la entrada y saludo a los guardias de seguridad, uno de ellos se acerca a mí en seguida.—Buenos días.
Puedo ver como, literalmente, los engranajes de su cabeza comienzan a trabajar de prisa, su expresión seria me dice que hay algo que no le gusta. Se acerca más a mí, demasiado cerca a decir verdad. Su Respiración roza mi mejilla para poder mirarlo tengo que levantar la vista. —¿Qué fue lo que pasó en tu anterior trabajo? —Confundida por lo que acaba de decir, tardo un poco en procesar la información. «Susan no le mencionó nada, ¿Por qué?» —No quiero hablar de eso. —¿No ? —Pregunta asombrado. —No. —Me pierdo en esas profundidades grises completamente ajena a todo lo que nos rodea. —¿Interrumpo algo?. —la voz de Susan me saca de mi ensimismamiento, y es justo en ese momento que me doy cuenta de lo cerca que estabamos, tan cerca que estaba apunto de besar a Will. «Mierda, necesitaba salir ya de aquí». Me alejo de Will, giro para ver a Susan con una tonta sonrisa en la cara, ¿Que rayos me perdí? No era lo que esperaba ver. —Yo... Yo ya me iba. —miro ha Will para encontrarlo o
—No sé que es lo que quería, y luego llego aquí y tu estas así... —señala mi ropa.«Rayos me había olvidado de lo que llevo puesto». Trato rápidamente de alejarme pero Will me lo impide. Toma mi cintura con sus manos apretandome fuerte para sostenerme en el sitio.—Will, esto está mal. Tú no deberías estar aquí...—Pero estoy... —Me interrumpe–. Carol. Y no pienso irme.—Oh, si. Claro, que te iras.—Oh, no. No lo creo. —y sin más, pega sus labios a los míos y es ahí donde me percato que ha estado bebiendo. Todo ésto es producto del alcohol, tengo que detenerlo, se que mañana se arrepentirá. Pero no puedo y no quiero, mis ganas de probar sus suaves y delgados labios me superan...Abro mi boca dandole la bienvenida a explorar la mía. Mi lengua sale a su encuentro con la de él; que se une a una dulce batalla de reconocimiento y exploración. Sus labios encajan a la perfección con los míos, era obvio que mis fantasías no le hacian justicia a lo bien que realmente besa. Un beso suave pero d
Capitulo 9Will.Lo primero que escucho al detenerse el ascensor en el ultimo piso del edificio donde vivía, fueron las voces de unas chicas un poco subidas de tono, acompañadas de unas suaves risas.Abro la puerta principal y observo la escena maravillado; ambas chicas, cómo cuales niñas, en el sofá con sus copas llenas de vino tinto, unos diminutos short de pijamas y camisetas de tirantes, ninguna reparo en mi llegada hasta que tranque la puerta de un punta pies.—¡Papá, llegaste!. —Susan levanta sus brazos en una invitación silenciosa para que me acerque a ellas. Era obvio por su voz, que ya había tenido suficiente de vino por esta noche.Camino directo hacia ellas para saludarlas.—¿Ya cenaron?. —me acerco y le doy un beso en la frente a Susan. Veo que Carol se remueve incomoda, giro y sin pensarlo mucho beso su frente. Su suave piel en mis labios me hace cosqui
Capitulo 10Carol.El fuego en mi interior crecía a gran velocidad y quemaba todo a su paso. Mi cuerpo respondía automáticamente a él, cómo si fueran imanes que se atraen por un campo de fuerza invisible. Estaba tan excitada que podía sentir la humedad en mi entrepierna mojando mis bragas. El roce de su miembro contra mí me tenia perdida, solo podía sentir el fuerte agarre que le proporcionaba a mi cintura. Mi vagina volvió a palpitar.«Relájate, inhala, exhala...» me repetía eso una y otra vez como un mantra.Era estúpida mi reacción hacía él, pero es que... Joder, nunca imagine que esto de verdad pudiera pasar y, si que estaba pasando.Tiro de Will por el cabello y lo pego más hacia mí. Muerdo su labio inferior y lo arrastro entre los míos ejerciendo un poquito de presión, se que le duele porque puedo verlo en sus ojos, puedo ver el gesto de dolor que hace al fruncir el
Capítulo 11Carol.El sábado paso increíblemente rápido entre la mudanza de Susan —Que por cierto tomo a Will por sorpresa y el hombre salió echo una furia, alegando que tenía cosas que hacer en Brighton. Desde entonces no volvimos a verlo—, al apartamento de Henry y en terminar de desempacar mi propia mudanza, acomodar todas mis cosas en la habitación de huéspedes. Luego recogí la sala de estar que estaba desordenada con cajas por todos lados; las apile una dentro de la otra, más unas bolsas negras de basuras. Las lleve fuera del apartamento al cuarto de aseo... Hice tres viajes para poder sacar todo. Para cuando terminé ya estaba cansada y muy sudada.Olí mi camiseta.—Necesito una ducha urgente. —me digo a mis misma en voz alta. Así que eso hago.El pequeño baño de mi habitación no tenía bañera y recuerdo que Susan me había mencionado que hay una. Voy al baño principal al o
Capítulo 12—¿Sabías que podemos quedarnos en casa y faltar hoy al trabajo? Esa es una de las ventajas de ser el jefe.—¿Y cual seria otra de esas ventajas?. —acarició su pecho por encima de su elegante chaleco negro—Pues... Que cómo tu jefe te ordeno que no vayas a trabajar.—Will, esa es una ventaja donde solo tu le sacas provecho y, ¿Yo que gano?.—A mí, por supuesto. —río por lo engreído que puede llegar a ser y por las locas ocurrencias de éste hombre. No podía creer que un tipo que se veía a simple vista tan oscuro, peligro, inalcanzable y autoritario con aire de superioridad, pudiera ser un hombre dulce y cariñoso—. Ey, ¿En que piensa? No te agrada la idea, ¿es eso?.—No, no eso. Claro que me gusta la idea, es solo que... Tenía cosas que hacer antes de ir a la ofici...—Tranquila, entiendo. —Will se aleja de mí cómo si yo quemara. Su estado de ani
capitulo 13La superficie del frío mármol estaba siendo empañado con mi sudor y respiración. Will hacia magia con esa ágil y experta lengua que tenía. ¡Me estaba follando con su boca! Mi hinchado clítoris palpitaba en busca de atención.Dos de sus dedos se unen al juego de Will y comienzan a torturarme; masajean ese pequeño botón de nervios que tenia entre mis labios, mientras su lengua entra y sale de mi sexo sin parar. Su otra mano juega con mi agujero pasándolo alrededor y aplicando presión, estoy delirando de placer, quiero correrme con él en mi interior...Paso mi lengua por mis labios resecos, siento como Will intenta meter su dedo en mi ano y me tenso automáticamente.—No creo estar preparada para esto. —mi ronca voz es apenas un susurro audible.—Yo decidiré cuando estarás lista. —quiero voltearme y darle de bofetada para que no sea tan gilipollas. Pero como si lo supiera, quita su lengua y mete los dedos que antes jugaban co