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Capitulo 4: Él aún continua devorando mis...

Susan camina hacia la cocina, busca su cartera encima de la encimera y saca su celular.

—¡Espera!, ¡¿Que haces?!.

—Aguarda un momento. —me hace una seña con la mano, antes de verla salir de la sala de estar y dirijirse a la puerta principal, en la parte baja de la casa; oigo la puerta abrirse pero nunca se cierra.

Ella siempre a sido una buena amiga, hermana y compañera. Todo el tiempo tratando de solucionar todo. La dejo en lo suyo mientras me dispongo a recoger el desorden que tengo en la sala. Pensar que pronto tendría que dejar mi lugar, me causaba nostalgia. Era un simple y cómodo departamento; solo contaba con un dormitorio, baño individual, sala y cocina junta. Y un pequeño taller en la parte de abajo, al lado de la puerta principal. Realmente extrañaría este lugar.

Una vez organizado todo dejo las copas y los platos en el fregadero y me dispongo a lavarlos.

—¡Listo!.

Doy un salto del susto, no la oí entrar.

—¿Qué cosa?. —pregunto con cautela al ver esa sonrisa lobuna en su preciosa cara.

—Trabajaras con mi padre. —pongo los ojos en blanco.

—¡Oh, No, de eso nada! Ya lo hemos hablado, Susan. No trabajaré para él. Tu padre apenas y me dirige media palabra, no puedo hacer esto.

—¿Entonces, prefieres irte?. —Mmm, tenia buen punto.

—¡Por todos los santos bebés!, sabes que no. Claro que no. Pero...

—Pero, nada. Ya hable con él. Al principio no le pareció, pero luego le recordé que no tiene una secretaria ni tú un empleo y ha aceptado de inmediato.

—¡Susan!.

—Y eso no es todo. —dice emocionada 

—¿Ah, no?. —murmuro dandole la espalda, lo peor ya había pasado. Él no quiere trabajar conmigo, solo acepto porque su hija se lo ha tenido que rogar. Que tonta soy al permitirme fantasiar con él.

—No. Esta misma semana te mudaras con él a la casa. Bueno, él aún no sabe que me pienso ir... pero da igual. Vivirías ahí el tiempo que necesites, mientras te estabilizas económicamente y consigues para donde irte.

«¿Acaso escuche bien?.»

Termino lo que estoy haciendo y giro para encontrar ha una Susan observandome. 

«Cante victoria muy rápido. Lo peor aún recién comienza.»

La mujer esta lista, para dar la pelea en caso de que me niegue ha algo de lo que ella está sugiriendo. Apoyándose en la isla de la cocina con su mentón en alto y mira retadora, Susan espera.

—No te pongas en ese plan conmigo, sabes que no funciona.

—En este caso, si. Tú lo necesitas y, de paso papá también lo necesitará, solo que aún no lo sabe. Pero una vez que me haya ido, sé que se sentirá muy solo en casa. Contigo, ambos podrán hacerse compañía.

Abrí la boca un par de veces sin nada inteligente que decir, al final la cerré.

Ella realmente no sabe lo que estaba haciendo. Will y yo bajo el mismo techo, era una "dulce tentación".

—¡Hay tienes, yo gano!. —da un gritito de victoria mientras recoge sus cosas; rodea la isla y me abraza—. Tengo que irme, ya es tarde.

—¿Que?. —miro la hora en el reloj del microondas, Seis y treinta. Que rápido pasan las hora—. ¿Ya te marchas?

—Cena en casa, ¿lo recuerdas?. —me da una sonrisa antes de salir de la cocina. La sigo hasta el borde de las escalera mientras la veo descenderlas, al llegar al ultimo escalón se detiene para mirarme.

—Mañana, ocho en punto en la oficina de papá. Piso 15. Marta, la recepcionista sabe que irás. Diles a los guardias de seguridad que el Señor Reyes te espera. ¡Adiós, bombón!. —me guiña un ojo lanzandome un beso. Abre la puerta y se marcha, no antes de que pueda escuchar cómo la muy zorra le pasa seguro a la puerta.

Me quedo estupefacta en el mismo lugar pensando.

—Esto será un infierno de tentación.

                                                                                      (####)

Despues de darme una larga ducha, busco en mi closet algo cómodo que ponerme: al final me decido por unas bragas negras y una camiseta holgada de la Universidad de Warren street. Termino de peinar mi largo cabello oscuro, para ir a la cocina por algo de comida. Me preparo un rápido emparedado de atún con jugo de naranja y me lo llevo al cuarto junto con mi celular.

Mientras cenaba, miro la hora en la pantalla del celular, nueve y quince. Decido mandale un mensaje de texto a Susan para saber que tal salieron las cosas.

Yo:

¿Que tal va la cena?.

La respuesta llego casi que de inmediato.

Susan:

Aún estoy en eso. Mañana paso por la oficina y te cuento. Besos.

Me quedo mirando la pantalla completamente atónita.

«Mañana comienzo mi nuevo empleo». 

Derrepente el hambre se me quita y es sustituida por unas ansias horribles de ver a Will. Dejo todo en la mesita de noche y me acuesto. Cierro los ojos dejando que el recuerdo de mi casual encuentro se apodere de mi mente, y de rienda suelta a mi caliente imaginación...

Paso las palmas de mis manos por mis sensibles senos, acariciando la punta de mis abandonados y apretados pezones, dandome así un poco de placer. Imagino que son las manos de Will las que tiran de ellos, mientras me mira fijamente a los ojos. Veo ese fuego en su mirada que tanto me gusta... Un deseo ardiente apunto de estallar. Baja su cara y la entierra en mi cuello, sus labios recorren mi clavícula chupando y mordiendo todo el camino hasta mis senos apretados, solo el simple roce de su lengua me hace gemir de placer. Me retuerso bajo el toque suave y caliente de su boca, estoy que grito de exquisito éxtasis...

Una de sus manos baja hasta mi entrepierna, apartando a un lado mis bragas para poder buscar ese punto exacto que sabe que me volvera loca. 

Estoy completamente mojada, muy mojada. Solo deseo que ese hombre mayor me haga suya y, como si me leyera el pensamiento, pasa dos de sus dedos por toda mi endidura jugando con la humedad de mi vagina, burlandose de mí.

Abro los ojos y él esta observandome, con una mirada burlona y una medio sonrisa engreida en su hermoso rostro. Sin previo aviso introduce dos dedos en mi interior y me da el placer que tanto quiero, gimo, me arqueo en la cama mientras busco ese orgasmo tan desesperadamente. Él sabe lo que quiero y me lo da. Frota su pulgar en mi clítoris y eso es todo. el orgasmo explota en suaves ondas por todo mi cuerpo.

Él aún continua devorando mis pezones.

Sin darme cuenta me quedo dormida, deseando que todo sea real...

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