Después de mi registro, se me colocó una pulsera que me identificaba como parte del servicio de Viviana, de modo que como no usaba ningún tipo de uniforme, por suerte, esa era otra manera de identificarme.De igual modo no pretendía salir de aquí a ningún lado. ¡Jamás!Llegamos al recinto de los dormitorios, allí organicé todas las cosas de Viviana en la enorme habitación que teníamos, era como una casa, de hecho era por mucho más grande que la casa de mis padres, tenía mi propia habitación y era bastante amplia.Al menos había algo bueno en todo esto.Unas chicas habían tocado a la puerta hace un rato para presentarse, de paso invitar a Viviana a una fiesta, misma que ella me pidió que la acompañara, pero me negué. ¿Ir a una fiesta el primer día que llegábamos? Ni loca. Ni ahora, ni después. Me asustaba que Viviana no se diera cuenta de mi situación aquí, se olvidaba mi lugar, yo no formaba parte de ellos por más que Vivi me quisiera integrar.Aquello solo significaba peligro, y más
—¡Ayuda!—grité cuando ellos me conducían para uno de los edificios que estaban alrededor. ¡No podía dejar que ellos me llevaran a algún lado!—¡Ayuda!—si dejaba que me entraran a una de esas casas, entonces estaba perdida.—¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor! ¡Por favor, ayuda!—¡Cállate!—¡Cállala, Hernán!—le gritó otro, una mano se posó en mi boca y presionó con fuerza, ahogando mis gritos. Me dio un golpe detrás de la rodilla y yo caí al suelo, pero su mano tiró de mi cabello, volviendo a levantarme. Me dolía la cabeza de tantas veces que había tirado de mi cabello, algunos mechones ya me tenía que haber arrancando con lo fuerte que tiraba de ellos.—Ahora ya se quedará callada.El pasillo se tornó oscuro luego de que pasamos el portal, puertas y puertas, escaleras y ventanas. Esos dedos que olían a tabaco, se presionaban contra mi boca y rozaban mi nariz, respirando con dificultad. Me empujaron hacia las últimas escaleras, comenzamos a subir con rapidez, mi miedo iba en aumento y yo ya no sa
Hernán, de primer año, Kevin del mismo año y Leo, de segundo, mi compañero en algunas clases. Cubrían su boca, tomaban sus cosas y la mantenían en medio de ellos, como si ya no la hubiera visto.Era Lois.Este olor era de ella.Ella.¿Qué estaba pasando aquí? Y no me refiero a lo que hacían o intentarían hacer ellos. Digo, ¿qué estaba pasando aquí conmigo? Este olor, estas sensaciones, mis latidos, el sudor repentino en mi cuerpo y la desesperación al verla, es decir, ¡demonios! Nos gustaba Lois, pero lo que sentía ahora mismo era mucho más que eso, completamente superior a cualquier cosa que haya sentido antes. Sentía mis dedos sudar, mis latidos retumbaban en mis oídos y mis ojos buscaban su mirada, pero Lois estaba en medio de ellos.Necesitaba mirarla, la necesitaba.¡¿Qué mierda hacían ellos en medio?!¿Qué iban hacer con ella?¿A dónde pretendían llevarla?La cabeza se me llenó de ideas con cada paso que daba hacia ellos. Ideas de una masacre, todo bañado en sangre y cuerpos pul
No.Esto no puede ser. Es una trampa, un juego, algo hormonal, ¡alguna explicación tenía que haber para esto!Quizás un juego.Solo pedí…ser salvada, no sentirme irrevocablemente atraída hacia uno de los gemelos, hasta el punto de pensar que podía ser mi pareja, ¡cuando eso no era posible!Podía sentirlo, podía escucharlo, lo olía, sabía que estaba detrás de la maldita puerta, acechando. Y lo que era peor, esta era la habitación de Ezequiel donde me estaba quedando yo. Tenían otra habitación, pero estaba llena de no sé qué, en fin, que no estaba equipada y para el colmo de los males el tren ya se había ido.¡Demonios!Estaba atrapada aquí, con él.¡¿Qué es lo que pasa?!—¡Aléjate de la puerta, Emmanuel!—le grité, sé que no podía contenerse, pero yo tampoco quería sentir estos malditos impulsos y sé que podía ser más débil que él, él era quien tenía que resistirse, alejarse o me vería obligada a darle un rotundo rechazo, aún si ese no era mi deseo.No podía dejarme arrastrar por estos
La tristeza que sentí cuando fui rechaza y más el tener que afrontar el motivo del rechazo, me dejó destrozada durante mucho tiempo, casi todo un año, pero no solo era eso, saber que tu estatus era el motivo del rechazo, destrozaba mucho, pues era algo que no podía cambiar.No era el primer rechazo hacia una o un Omega, pero cuando tienes pocas o nulas oportunidades en la vida, al menos te permites soñar, porque eso no cuesta nada, soñar es gratis, eso lo sabía y pensar en el momento que encontrara a mi pareja era algo que me llenaba de una alegría inmensa, hasta que fui rechazada.Re-cha-za-da.Soñar era gratis, pero hacer los sueños realidad costaba realmente mucho, por lo que no sabía que precio tenía que pagar para que alguien como Emmanuel fuera mi pareja, no solo era un Alfa, también se notaba que era una persona increíble.¿Realmente era esto un error?Lo acepté y era lo más hermoso que había sentido en toda mi vida, el color de sus ojos cobrara otro significado, su olor, los r
EZEQUIELCuando hablé con Emmanuel y mi querido hermano me dijo que había encontrado a su pareja, no me pude sentir más feliz, ¡era eso una gran noticia! Pero cuando supe que se trataba de Lois…Sé que me sorprendí mucho, igual lo oculté.Pero él era feliz.Al poco tiempo después llamaron a mi padre desde la universidad Liberty, a tan solo un día para yo regresar.¡Emmanuel estaba enfermo!Mis padres casi se vuelven locos y en casa fue todo un caos. Él era o sería el siguiente Alfa que gobernaría toda la manada, su seguridad y salud era nuestra prioridad, nuestro mayor interés.A las pocas horas pudimos hablar con Emma, cuando él ya estaba consciente y nos dijo que era por ella.La causa era Lois, su pareja.Aquello provocó que mi padre, luego de saber de la existencia de Lois, enviara a buscarla de inmediato, pero yo me ofrecí o mi padre se iba a enterar que Lois había aceptado a Emmanuel, pero solo por no rechazarlo y entonces aquello formaría todo un caos, no solo contra Lois, sino
LOISLo primero que hice fue abrir los ojos, dándome cuenta que demasiadas personas me estaban mirando, rodeándome, era extraño, tener tanta atención era muy incómodo, sentí un huracán de dudas que me invadieron, pero no eran mías.La mirada más fuerte era la del Alfa Joseph. Me quemaba la piel.—Apártense. Si ya despertó, déjennos a solas.—Ese era Ezequiel.¡Estaban todos en mi habitación!No puedo creer, ¡qué vergüenza!El rostro asustado de papá se acercó a mí, dejando un beso en mi mano, toqué su rostro, separando mis labios para llamarle, pero a mitad de la frase decidí no hacerlo. No pretendía asustarlo más.Esta situación no solo me superaba a mí, también a ellos.—Estaremos fuera, cariño.—me aseguró mi madre, mostrándome una sonrisa tímida, pero alentadora.—¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien?—una máscara dura adornaba su cara, dejando en ella una expresión muy fuerte que jamás había visto en Ezequiel. Aunque creo que tenía una expresión similar la última vez que nos vimos en el
LOISLo último que recuerdo es haberme despedido de mis padres, ellos se marchaban hacia la manada de Ezequiel y Emmanuel, la cuál aún ni sabía el nombre.Otro recuerdo que venía a mi mente fue cuando pensé o dije que no lo rechazaría y…que podría ser como con Emmanuel, no teníamos nada, no éramos nada, simplemente algo que aceptamos para no sufrir, ni ser rechazados.Desde luego, Ezequiel no aceptó aquello a medias.Y ahora íbamos en el tren, ¿qué tiempo llevaba aquí? Solo sabía que tenía que llegar con Emmanuel, ponernos bien y pedirles que deshicieran todo esto, mis padres llevaban toda una vida en nuestra manada, ¿cómo iban a cambiar de lugar a estas alturas de juego? No se les podía hacer eso, claro que no.Los párpados me pesaban, sentía que mi cuerpo se mecía y aquella mano me acarició la frente por novena vez en el último minuto.Ezequiel me aliviaba, pero no hacía que el dolor desapareciera.Murmuraba algo, pero yo no llegaba a entender, lejos de ser una canción parecía como