14. Ojos Traviesos

No me doy cuenta, o es que ando muy distraída, cuando estamos en un aparcamiento subterráneo. Se estaciona, le quita el seguro a la portezuela y me deshago del cinturón, al fin puedo bajar. Sobre el parquet duro, el asombro radica en mis ojos, miro apantallada a mi alrededor. Él, llega a mi lado y alardea ser el dueño de cada auto, de cada máquina potente, deportivos y convertibles lujosos que se le parece a la colección de un niño, pero a tamaño real. Al rato me suelto del desconcierto, y ya él ha obtenido la impresión mía que desea cualquier egocéntrico.

El ascensor nos lleva directo a un piso. Me obligo a mantener la quijada en su lugar, la boca cerrada y los ojos sin desmesura. Es que el ático, desprende demasiada irrealidad. Es grande, lujoso... y desencanjo ahí.

Mis ojos admiran el techo abovedado y se pierden por poco, ya Silvain empieza a parlar.

Me explica sobre el lugar, dándome un tour que bien no podía ahorrarse viniendo de él. La mitad del piso ático con terraza de 176
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP