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Capítulo 2 —Un ególatra

Capítulo 2 —Un ególatra

Narrador:

En el animado patio de la casa, el hermano mayor de Janina la llevó hacia un grupo de amigos, para presentárselos, luego de la intensa conversación sostenida con su padre minutos antes de que sus amigos llegaran. Los jóvenes del grupo, al ver a su amigo acercarse con ella se diluyó, quedando solo Sebastián, su mejor amigo, es que nunca le dejaba solo por peor que fuera la situación

—Janina, quiero que conozcas a Sebastián, es un buen amigo mío

—Hola Janina, ¿cómo estás? —le dijo Sebastián con una sonrisa superficial y  extendiéndole la mano

—Hola Sebastián, encantada de conocerte —respondió la joven tratando de ser amigable

—Ah, por fin conozco a la hermanita menor de la que tanto me ha hablado Max —dijo mirándola de arriba abajo —espero que no seas tan ruidosa como tu hermano —acotó con sarcasmo

Janina le sonrió de medio lado, mostrando así su enfado ante las palabras de Sebastián. Luego de la incómoda presentación, la joven se retira para reunirse nuevamente con sus amigas, quienes observaron todo desde un rincón del patio.

¡Janina, tienes que contarnos todo sobre el amigo de tu hermano! ¡Es tan apuesto y encantador! —le suplicó Rosalinda

¡Sí, tienes una suerte increíble! Deberías haber visto como nos miraba a todas – acotó Marisel

Chicas, no entiendo porque están tan emocionadas —respondió con expresión desconfiada – Sebastián es simplemente despreciable

—¿Despreciable? ¿Estamos hablando del mismo chico? ¿Viste esos ojos y ese cuerpo? —observó Carla

—Sí, lo vi —soltó cruzándose de brazos —pero es un ególatra y un cretino. No entiendo que encuentran de atractivo en él

—Janina, no puedes negar que es un sueño hecho realidad. ¡Incluso a mí me miró un par de veces! —continuó Marisel con un tono soñador

—Probablemente solo quiera alimentar su ego. Mi hermano me ha dicho que es un mujeriego. Chicas, no deberían ilusionarse ni caer en sus juegos de seducción —exclamó con desdén

—Pero es tan encantador… —dijo en un suspiro Rosalinda

—Pues no te dejes llevar por las apariencias Rosalinda —le interrumpió —hablé con él solo dos palabras y su actitud dejó mucho que desear. Es como un lobo con piel de cordero

Las amigas intercambiaron miradas divididas entre la admiración por Sebastián y la opinión crítica de Janina aunque las otras chicas suspiraban por él, Janina se mantenía firme en su percepción, consiente que la superficialidad de Sebastián superaba su apariencia atractiva.

—Anda, tienes que contarnos como convenciste a tu hermano de que te lo presentara, ¡es tan guapo y encantador! —continuó Rosalinda, ignorando el desprecio que demostraba Janina hacia Sebastián

—Deberías sentirte afortunada, todas estamos suspirando por él —se sumó Carla

—En serio, no entiendo porque están tan fascinadas con él, Sebastián es…es simplemente repulsivo

—¿Ahora también es repulsivo? —preguntó Marisel, pero no esperó respuesta de su amiga – ¿has visto esos músculos y esa sonrisa encantadora?

—Sí, sí que lo he visto, al igual que sus hermosos ojos azules —y redondeó los suyos —pero eso no cambia el hecho de que es un ególatra y un cínico. Intercambié dos palabras con él y eso bastó para que lo quiera lejos de mí, lindo y todo como es

—¡Oh, Janina!, no puedes estar hablando en serio. No todos los días conoces alguien como Sebastián

—No me importa lo guapo que sea —ahora ya un poco enojada —No quiero tener nada que ver con alguien tan vació y egoísta

—Bueno, cada quien con sus gustos —rezongó Rosalinda —pero sinceramente, creo que deberías reconsiderarlo ¡Sería tan emocionante salir con alguien como él!

Por el otro lado, Maximiliano, el hermano de Janina, se acerca a Sebastián esbozando una sonrisa curiosa

—Oye, Sebastián, ¿qué te pareció mi hermana Janina? ¿Hicieron buenas migas?

—Bueno Max —respondió Sebastián con una mueca de desinterés —es una chiquilla bastante rebelde y caprichosa. No le veo mucha gracia, ¿sabes?

—¿Rebelde?, ¿caprichosa? —preguntó sorprendido —¿de qué carajos estás hablando Sebastián? Janina es increíble, no puedo creer que no notaras su encanto

—¿Encanto? —agregó Sebastián —Lo siento Max —prosiguió encogiéndose de hombros —pero no veo ese encanto que mencionas. A demás no creo que tenga mucho potencial, honestamente

—No sé de qué estás hablando —respondió Maximiliano frunciendo el ceño —ella es inteligente, talentosa y tiene un carácter fuerte, eso es lo que la hace única

—Bueno, cada uno tiene sus opiniones, ¿no? Pero no sé si encajaría en nuestro círculo social. Es un poco…diferente —concluyó Sebastián con indiferencia

Maximiliano, visiblemente molesto, dejó claro que no compartía la perspectiva de Sebastián sobre su hermana, y el ambiente terminó tornándose tenso entre los dos. Antes de las presentaciones, en el elegante despacho de la mansión Sandoval, Maximiliano había tenido una conversación con su padre, donde le expresaba su resistencia cuando le planteó la necesidad de unir a Janina con Sebastián

—Maximiliano, la situación de las empresas es crítica. Necesitamos fusionarlas, y la única manera es a través del matrimonio de tu hermana con Sebastián. Necesito que me ayudes a que lo entiendan y acepten

—Pero papá —respondió frunciendo el ceño —no puedo simplemente entregar a Janina en matrimonio. No es justo para ella ni para Sebastián. No creo que tengamos el derecho de manipular sus vidas de esa forma

—Comprendo que no sea la situación ideal, Maximiliano, pero estamos hablando del futuro de nuestras empresas. Necesitamos esa fusión para evitar la ruina. Sé que es difícil, pero también sé que es necesario

—Sebastián es un cretino con las mujeres, él ama su libertad y por otro lado está Janina que siempre ha soñado con su príncipe azul, y convengamos que él no es precisamente eso. No puedo ser parte de algo que va en contra de su voluntad

—Entiendo tus preocupaciones, pero estamos hablando de la supervivencia, de todos, incluso de la de Janina. Sebastián tiene sus motivos para aceptar, créeme y, en última instancia, esto beneficiará a todos

—Está bien papá, haré lo que me pides, los convenceré de que lo hagan, pero quiero que sepas que no estoy de acuerdo con esto

—Lo sé, hijo, lo sé, a mí también me disgusta. Aun así, confío en que comprenderán la magnitud de la situación y tomarán la decisión correcta por el bien de las familias y las empresas

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