Habían sido un par de días dolorosos, y me sentía terriblemente abrumado, pero sobre todo enojado. Enojado por lo que había pasado, enojado por haber sido tan ingenuo y descuidado. Pero ya las cosas habían pasado, y no tenía más remedio que afrontar las consecuencias de los actos que nos habían llevado a donde estábamos.Elisa seguía teniendo en su poder a Evangeline. Y aunque nosotros ya sabíamos dónde estaban, no era fácil ingresar al lugar. Habíamos montado un pequeño campamento en las afueras del lago del Sismo, y desde donde estaba, a lo lejos, podía ver el sendero que nos conducía hacia la casa de campo que había construido Elisa, donde se escondía y donde muy seguramente tenían secuestrada a Evangeline.Apreté los ojos mientras terminaba de ajustar el arnés a mi cuerpo, que sostenía las armas. Me sentía inútil. Me imaginé todas las torturas a las que aquella mujer habría sometido a Evangeline: imaginé su dolor, sus lágrimas, sus gritos de ayuda. Yo no había llegado. No había po
Descender la montaña fue más difícil de lo que imaginaba. Ascender era más agotador, pero descender era más riesgoso. Las piedras eran resbaladizas; el frío y la humedad del lugar hacían que todo fuera mucho más complicado. La tierra se quedaba pegada a mis zapatos. Pero tenía que seguir haciéndolo. Tenía que hacerlo en silencio. Tenía que acostumbrarme a la luz verdosa de las gafas nocturnas, porque tenía que salvar la vida de Evangeline.No sabía cuáles eran los planes que tenía Elisa con ella, pero sabía que su muerte era inminente si nosotros no lográbamos llegar a tiempo. Incluso en ese momento, pensamientos terribles me asaltaban: pensamientos en los que yo llegaba demasiado tarde y ya no era capaz de salvarla, pensamientos intrusivos donde encontraba su cadáver y donde tenía que llorarle a su cuerpo. Pero entonces, una fuerte mano se apretó a mi hombro. Era Luis.El hombre me miró y susurró: — Todo va a estar bien. Sea para lo que sea que Elisa necesite a Evangeline, estoy seg
La habilidad que tenía Elisa para ser maquiavélica y sangrienta era proporcional a su nula habilidad para desplumar. La pequeña ave pasó casi 40 minutos arrancando pluma por pluma mientras yo terminaba de encender el fuego que se había apagado durante la noche. Al final, logramos hacer un pequeño asado con el ave y luego comimos de las bayas. No era mucho, pero al menos servía para calmar un poco el hambre mientras encontrábamos la forma de salir de aquel lugar. — Lo mejor es regresar hacia donde está el oso — le dije — . No sé mucho de supervivencia, pero si logramos encontrar alguna ruta que nos lleve hacia el lago, podremos salir fácilmente. Estando en el lago, podemos encontrar las rutas que utilizan los turistas para conocerlo.Elisa lo pensó por un largo minuto. — Tal vez... Pero si encontramos una zona alta, podemos hacer algún tipo de señal de humo. Mis hombres van a encontrarnos. Estoy segura de que deben estarnos buscando en este momento. Solo necesitamos algo que los llev
Intenté alejarme, dar un paso atrás y correr, pero ¿qué podía hacer? Ya nos habían atrapado. O al menos eso parecía. Cuando volteé a mirar hacia atrás, pude ver la sonrisa de Elisa en su rostro. Nada había cambiado. A pesar de que habíamos escapado de los osos, a pesar de que habíamos pasado todo ese tiempo juntas, nada había cambiado. Estaba segura de eso.Elisa sonrió con alegría al verme atrapada. Yo ya no tenía más opción que enfrentar mi destino. Tal vez encontrar otra forma de escapar, pero solo tal vez. No creía tener las fuerzas, o de plano la oportunidad. Estaba segura de que Elisa, después de ver todo lo que yo era capaz de hacer, no me daría otra oportunidad para escapar nuevamente. Mi encierro sería ahora más crudo y permanente.Pensé en Nicolás. ¿Qué estaría haciendo en ese momento? ¿Estaría buscándome? Ellos tenían una leve idea de dónde me encontraba. La abuela de Elisa nos había dejado muy claro donde estaba posiblemente su escondite. Yo estaba segura de que si Nicolás
Con el corazón acelerado, completamente muerta del miedo, empezamos la marcha hacia la casa. No supe expresar en palabras el pánico que me generó eso, porque yo sabía muy bien lo que significaba: eso significaba que habría un enfrentamiento. Inevitablemente habría un enfrentamiento, y eso me asustó.Tal vez murieran muchas personas. Tal vez muriera Nicolás si estaba con Luis o Kevin. Esperé que ninguno estuviera. Esperé que simplemente fuera una coincidencia que aquel hombre tuviera una voz parecida a la de Luis. Solo porque era una coincidencia.En el fondo, claro que quería que terminara aquella tortura, que me rescataran. Pero ¿a qué costo? Los hombres de Elisa estaban armados, fuertemente armados. Parecía que tenían muchísima seguridad. Era su escondite principal, imaginaba que tendrían más protección que en cualquier otro lugar que hubiésemos visto.Mi cuerpo se me llenó de tanta tensión que incluso Elisa lo notó. — Camina — dijo mientras me empujaba por la espalda — . Avanza. T
Elisa se abalanzó sobre mí para cubrirme la boca. No quería que hiciera ningún ruido, no quería que nos encontrara, pero yo sabía que ya era tarde. Sabía que, aunque nadie escuchara mi grito, sabían que yo estaba ahí. **Al fin me rescatarían.**Peleé con Elisa, aunque mis brazos esposados detrás de mi espalda me lo impedían, pero ella logró subirse sobre mí y apretar sus manos con fuerza alrededor de mi cara. — Cállate, estúpida — me dijo — . ¿Crees que es tu ridículo amante? ¿Crees que Nicolás está aquí? Nicolás no sería capaz de atacarme, y aunque yo le diera esa oportunidad, este tiene que ser otro de mis enemigos que me encontró. Así que cállate ahora mismo si no quieres que nos muramos las dos, porque créeme, si ellos vienen a matarme a mí, no duran un segundo en matarte a ti, aunque no sepan quién eres. Aunque, si es de los enemigos que tienen tu fotografía en vez de la mía, eso podría convenirme. Tal vez mi plan de hacerte pasar por mí pueda cumplirse esta misma mañana.Entonc
— ¡Nicolás! — murmuré.Mis ojos se llenaron tanto de lágrimas que tuve que parpadear un par de veces para que mi vista se aclarara, pero, en efecto, era él. Estaba ahí, de pie, delante de mí. Tenía un uniforme oscuro, como si fuese un militar sexy que había venido a rescatarme. Sostenía con fuerza un arma en la mano.Le apuntó a Elisa y ella le apuntó de vuelta.Entonces, toda la alegría que sentí en ese momento se transformó en pánico. No podía suceder eso. Estaba segura de que Elisa le dispararía y lo mataría en cualquier instante, porque a él no lo necesitaba con vida.Pero entonces, cuando pude ver en los ojos de la mafiosa que estaba a punto de jalar el gatillo, dos hombres más aparecieron por los costados. A estos no los reconocí, pero le apuntaron directamente a Elisa, a la cara. — Suelta esa arma ahora o te volaremos la cabeza — le dijo uno de los hombres.Tenía un tono de voz grueso y firme. Elisa parpadeó, confundida, y miró alrededor para ver si encontraba a alguno de sus
Me aferré al cuerpo de Nicolás mientras salíamos del bosque. Había contratado un grupo experimentado que había logrado mi rescate. De hecho, fue más fácil de lo que imaginamos. El hombre comenzó a cortar las ataduras mientras salíamos del lugar. — Está claro y es evidente que Elisa ya no cuenta con el mismo poder que antes — dijo Nicolás — . Al menos no en este país. Fue fácil someter a todos sus hombres.Yo volteé a mirar hacia atrás, donde un par de hombres traían prácticamente arrastrada a Elisa. Podía ver su cara de completa y absoluta decepción. Seguramente se sentía abandonada, sentía ultrajada, sucia y derrotada. Así de bien sabía sentirse, porque así estaba yo.Nunca me imaginé que las cosas podrían llegar a resultar de esa forma, pero ahí estábamos. Creyéndome que la pesadilla ya se había acabado. Podía ver ahora a Elisa como lo que en realidad era: solo una mujer ambiciosa y poderosa con mucha determinación. Y eso era todo. No era un ser inmortal, poderoso e indetenible. Ah