—¿Qué es tan gracioso? —me interroga enarcando una ceja con incredulidad, recargando su peso en el respaldo de su silla y obteniendo una postura de hijo de puta.
—Nada —borro mi sonrisa.
—Cuéntamelo.
Levanto la mirada y mis ojos se anclan en los suyos, blanqueo y cierro la carpeta.
—Me causa gracia el hecho de que pongas que tengo que serte fiel cuando tú no lo serás, no eres equitativo —encojo los hombros—. ¿Y qué pasa si me enamoro de alguien en estos seis meses?
Esta vez es Lenin quien ríe con gracia.
—¿Y de qui&ea
LENINMis ojos no dejan de admirar a la puta que baila sobre un tubo como si fuera una diosa inalcanzable, luego del encuentro con Anelys, necesitaba un respiro, en especial cuando en una hora tengo una conferencia con gente importante, había papeles que firmar y estos tres días estaría al tope con el trabajo, los tratados con España y los negocios petroleros con Canadá, estaban en su mejor apogeo, pero había que reforzar esos lazos de amistad.El vicepresidente me tiene hasta los huevos, todo el tiempo lo tengo detrás, esperando a que cometa un error, desde que subí a la presidencia su disgusto fue claro, no está de acuerdo que alguien tan joven según sus ojos, esté en la cima y no él, sus ojos me acusan de todo y mi instinto me grita q
Tenía razón, Anelys me está costando mucho, no solo en esfuerzo sino ahora en dinero, pero me alegra esa pequeña chispa maliciosa que ilumina mi plan, ya que esto es lo que necesito para que me abra las piernas con más rapidez y facilidad, le había comentado que me la tiraría durante estos seis meses, pero solo lo hice para asustarla, ver el miedo latente en sus abismales pupilas me excitaba, la realidad es que solo requería de su coño una noche.Incluso el contrato fue solo para reafirmar mi juego, pero poco me importaba si se enamoraba de alguien.—Está todo listo, el dinero, solo hace falta una llamada para que sea transferido —me indica Ryan.Las camionetas del estado mayor me siguen y doy la direcci&
Ella hace el intento por abrir la boca pero Jonathan le acerca a la cien la boquilla de su revólver y eso la paraliza. —¿Y eso a ti qué te importa? —replica él—. ¿Acaso te gusta como primera dama? Sería algo nefasto el hecho de que ella llegara a tu cama siendo una puta.Tiene el descaro de restregarle la verga en el trasero y eso me descoloca pero no lo demuestro, me mantengo firme, serio y en la misma postura de hijo de puta.—Te pregunté algo —refuto dirigiéndome a Anelys.Sus ojos redondos y rojos debido al llanto me suplican ayuda, y eso me prende, quiero ver esa misma carita llena de miedo cuando la esté follando.
La firma queda plasmada en cada una de las hojas que me han dado y siento que con cada una de ellas, le estoy vendiendo mi alma al diablo. Tras una larga y exhaustiva plática hemos llegado a una decisión final que nos favorecerá a ambas partes y que pese a que Lenin no parece estar de acuerdo con lo último que exigí, su abogado le aconsejó ceder para que ambas partes fueran igualatorias.Había pasado una semana en la que dejó de joderme solo porque tenía asuntos que atender, lo cierto es que aún no superaba la muerte de Jonathan, es decir, llevaba tantos años creyendo estar enamorada de él, y tenía tantos problemas con mi vida y la de mi padre en su momento, que nunca me percaté de que solo estábamos por estar, lo que teníamos era monótono.
—Lo siento —pido alzando la mirada.—Cuñada —arguye Isac entre dientes.No sé qué responder, en especial porque si Lenin me intimida en secreto cuando está en modo mafioso de mierda, este chico tiene un aura pesada que emana poder y lujuria, lo veo en si mirada, desde el primer momento que lo vi, supe que era de cuidado, cada poro de su piel grita peligro.—¿Acaso no hablas? —enarca una ceja con incredulidad.Me quedo muda un par de segundos más, sopesando su parentesco con su hermano.—Hola —musito en tono apenas audible.—Eso est&
Salimos de mi apartamento y la vergüenza me inunda, traía puestos unos sencillos shorts cortos como pijama color rosa pastel, una blusa blanca de tirantes sin sostén, y el cabello enmarañado, a más de que iba descalza.—¡Pero es que de qué hablas! —entro en pánico cuando veo que nos dirigimos al ascensor.—¿Acaso mi hermano no te lo dijo? Iremos a Italia, va a cerrar unos tratos importantes, el vicepresidente y la embajadora Karla Rosem ya están en el avión presidencial —me informa entrando al ascensor sin soltarme—. Ah, y aprovecharemos para que conozcas a nuestra familia.Terror, miedo, pánico multiplicado al mil, eso es lo que siento en esos momentos.
—¿Me estás escuchando?La voz atorada de Lenin me hace salir de mi ensimismamiento, salgo de mi ensueño y mis mejillas se encienden al darme cuenta que estaba fantaseando con un escenario demasiado pecaminoso.—¿Qué? —trago saliva agarrando las esquinas del lavabo con fuerza.—¿Qué estabas a punto de hacer con mi hermano? —pregunta levantando la barbilla.—Nada.—Eso no lo parecía, Anelys, en el contrato...—Lo sé, nada de sexo, no estábamos teniéndolo.Nos m
—Necesito escucharlo —musita y esta vez su voz no esconde la urgencia que siente.—No —gimo cuando sus labios se posan en mi pecho y muerde con voracidad por encima de la blusa.—Deberías Anelys, no soy el presidente que todos creen, he hecho cosas que si te las contara, saldrías corriendo —sus dedos se deslizan sobre mi short de lana y lo desliza.Recurro a levantar las caderas para que le sea fácil, y los baja con todo y pantaletas, la voz de la razón me grita que esto es un error, tarde o temprano iba a suceder, pero no tan de prisa, no de este modo cuando él está ebrio y yo indefensa, pero mi cuerpo una vez más me demuestra que es traicionero a mi mente cuando estoy con Lenin, debería temerl