Bridget logró su objetivo y se embarazó de Jeremith la noche que él la buscó embriagado. Cuando el Alfa regresó del templo los Harrison fueron a la mansión con ella para exigirle que respondiera por su hija.
—Usted es el padre y debe responder de manera correcta, Bridget no se merece tener un hijo fuera del matrimonio. —Jeremith la miró.
—Está bien señor Petter, cumpliré mi responsabilidad, pero antes necesito hablar a solas con Bridget. —Ella se puso nerviosa, creyó que él le iba a reprochar su embarazo.
Fueron al estudio a hablar a solas. Jeremith con un tono frio le dijo:
—Siéntate.
—Gracias —ella obedeció, luego él se sentó a su lado.
—¿Por qué te embarazaste? Sabes que no pretendía esto.
—No es mi culpa, tú me llamaste de madrugada, yo estaba desprevenida.
—Si claro, te funcionó esa antigua táctica para amarrarme.
—No fue táctica te lo juro, fue la voluntad de la diosa, te daré el hijo que siempre soñaste.<
Gracias por acompañarme hasta aquí. Una vez más les pido disculpas por el atraso, el ómicron no perdona, pero ya estoy un poco mejor.
Rous tenía puesto un sencillo atuendo de color negro, no usaba maquillaje y las pecas de su blanco rostro resaltaban junto con el verde de sus ojos. Su cabello rojo lo tenía amarrado en una cola baja un poco descuidada y dejaba escapar algunos mechones que bailaban alrededor de su cara. Cualquiera que la viera podía pensar que se había levantado después de una noche de copas y había salido a la farmacia a comprar algún medicamento para la resaca. Pero era todo lo contrario; Rous no iba a la farmacia, tampoco había pasado una noche de copas; pero si la había pasado en vela sin poder dormir; no solo la noche anterior, sino varias noches, desde que su esposo fue raptado días atrás; en ese momento ya todos conocían su paradero, pero eso no eximió a Rous de sus penurias, pues su esposo fue hallado muerto. DÍAS ATRÁS (El día de la boda) El alfa muy enojado le dijo a su ni
Rous tenía una inocencia que se reflejaba en su rostro; sin ningún rastro de maquillaje y sin algún indicio de ser la esposa del heredero del Alfa y de una gran fortuna se asomó a la sala fúnebre donde tenían a Jeremith. Su corazón se encogió cuando percibió el aroma de las flores que había en cada rincón; al observar el ataúd en el fondo de la sala sintió que un gran abismo se abría en su estómago. Un sentimiento de negación se alzó en su ser con mucha fuerza. “Jeremith no puede estar muerto” Sus ojos se llenaron de lágrimas y sus pies se petrificaron, ella se paralizó y no pudo continuar su marcha. El señor Rémington, quien era el abuelo de Jeremith y el Alfa de la manada Hochfinster, tenía una gran aflicción en su rostro; su nieto favorito y su heredero había muerto, él estaba desbastado. Elisa la hermana de Jeremith se percató de la presencia de Rous en la puerta y le dijo su abuelo: —Mira quien se atrevió a aparecerse. —El viejo volteó
Los días siguientes días Rous fue en repetidas ocasiones a visitar la tumba de Jeremith, allí renovaba las flores que se habían marchitado; después permanecía un rato contemplando la lápida donde estaba grabado el nombre de su mate en letras doradas. Sus sentidos agudizados por la depresión percibían el reinante silencio y soledad que rodeaba el entorno, tal y como se encontraba su alma. En los ojos de Rous se podía apreciar una gran tristeza, éstos ya no tenían lágrimas para llorar. *** El abuelo que rechazó rotundamente a Rous desde que se enteró que su nieto se iba a casar con ella, se encargó de hacerles la vida imposible a la muchacha y a toda su familia. No estaba conforme con que Jeremith y Rous hubieran hecho la división de bienes antes de contraer matrimonio. Estaba muy enojado y Elisa con veneno en sus parrabas se encargó de alimentar su ira contra la joven viuda. A Rous no le importaba el dinero de su esposo, pero nunca se imaginó la persec
Después del incidente con Elisa cargaron las pocas pertenencias que ella tenía en la casa de donde se suponía viviría con su esposo. El abuelo y su tía se fueron afuera. Ella quería pasar un momento a solas en la casa que estaba cargada de muchos recuerdos. Fue al salón de piano de Jeremith, entró allí caminado despacio como si necesitara permiso para a hacerlo. La habitación se sentía tan sola y silenciosa, triste como estaba el corazón de Rous en ese momento. Encima del piano había un portarretrato donde estaba Jeremith tocando su adorado piano. La foto la había tomado Rous días antes de él morir, Jeremith estaba tan sonriente ese día. Aquella alegría reflejada en la imagen contrastaba con la tristeza en la que Rous estaba sumida en ese momento. Con sus ojos puestos sobre esa foto sus lágrimas sin pedir permiso comenzaron a bajar por su rostro, sintió un duro golpe en el pecho al pensar que nunca más volvería a oír su risa, su voz, sus bromas,
El alfa se encargó de despedir a todos los empleados que eran familia de Rous, no solo los que trabajaban en esa región, sino los que tenían algunos puestos dentro de las empresas en distintos estados del país, lo cual atrajo hacia la joven problemas extras con su propia familia que la culpaban por sus desgracias económicas y laborales. Rous que sufría fuertemente la muerte de su esposo, no recibió el consuelo de su familia, solo recibió de ellos reproches. ‹‹Eres una inconsciente, por tu vanidad ahora todos estamos pagando" ‹‹¿Si Jeremith te quería por qué te dejó tan desprotegida?›› Decían sus primos reprochándole la situación en la que se encontraban para entonces, ella no les respondía, parecía no oír sus duras afirmaciones. Pasaron algunos días; Loren, la hija de Sabrina fue la última en ser despedida de las empresas Remington, ella no vivía en casa de su familia, pero enojada fue a quejarse con el abuelo y el res
2 MESES DESPUÉS La abuela Vera oyó comentarios desagradables en contra del Alfa, Estos se debían a la persecución que el viejo Jeremith estaba contra de Rous y su familia y supo que los miembros de la manada estaban haciendo comentarios poco favorables acerca de su líder, catalogándolo como un ser injusto y autoritario. Siendo ella la Luna de la manada no podía permitir que su esposo cometiera semejante tontería dañando la reputación de su familia. Como el Alfa siempre estaba ocupado dirigiendo los asuntos de la manada o las empresas, ella decidió desayunar a solas con él en el jardín y hablar del asunto mientras comían. Primero desayunaron, después ella le dijo: —Quiero que hablemos un asunto antes que te vayas a trabajar. —Él tomó la servilleta y la pasó por su boca. —¿De qué se trata? —Se trata de lo que estás haciéndole a la familia de Rous, ¿Cómo has podido dejarlos sin sus empleo? ya todos en la manada comentan que eres muy injus
La vida de Jeremith era una gran alegría para todos en casa, pero esta fue opacada por la muerte del abuelo. Sin embargo para algunos miembros había más preocupaciones por los asuntos de la herencia y el futuro de la dirección de las empresas, ya que era obvio que estas quedarían en manos de Jeremith Reymond, además del liderazgo de la manada. El joven había regresado para dominar. Eso no era secreto para nadie, aunque muchos de los miembros de la familia no estaban de acuerdo en que el caprichoso Jeremith tomara el control de la fortuna y las empresas; sobre todo sus tíos que creían que por derecho propio de ser hijos debían ser ellos los que tomaran el control, y no el nieto favorito del viejo. Pero Jeremith no era un turroncito de azúcar al que ellos pudieran hacerle oposición, el tipo solo contaba con 29 años de edad, pero era una roca contra la que muchos se habían estrellado; y los que habían intentado oponerse en su camino habían salido mu
Por algunos días Jeremith prefirió no conocer a su supuesta esposa, sin embargo no podía evitar sentir curiosidad y ganas de saber cómo era ella. Días después de su regreso mando a buscarla. Rous se encontraba en la granja de su familia a varias horas de distancia. Habían transcurrido tres meses desde la muerte de Jeremith. Ella ya no estaba tan afligida, pero lo extrañaba mucho y lo tenía en sus pensamientos a toda hora y en todo momento; incluso dormida soñaba con él. Una tarde muy asoleada se animó de ir al arroyo. Le avisó a la tía Loren. —Iré al arroyo tía. —¿Pero vas sola? ¿No es mejor que esperes que tus primos estén aquí y te acompañen? —No te preocupes tía, me vendrá bien estar a solas un rato. —Te pondrás triste. —Siempre lo estoy, pero estar a solas con mis pensamientos me ayuda a reconfortante. Me iré en el cabello de Carl. Se puso un vestido fresco, unas sandalias y amarró su cabello de manera descuidada. S