Pasé mis dedos sobre los tatuajes de su mano que descansaba en las marchas. Llevaba callado un rato, y quería que volviera el ambiente juguetón que teníamos minutos atrás.
—Eres lista, seguro que ya te has dado cuenta de que Trent y yo tenemos cosas que hacer —me miró, y clavó sus ojos en la carretera cuando le devolví la mirada. Asentí con la cabeza, si Nora sabía en qué estaba metido Trent también lo hubiera averiguado —. En dos noches tenemos que salir a Queens, hay unos asuntos que tenemos que tratar y llegaremos tarde.
Cerré los ojos exhalando el humo pesadamente, y me dejé caer contra el respaldo del asiento.
— ¿Es con el italiano ese del que habló Ethan? No me entero de mucho de lo que haces, pero muy tonta sería si no encajara cosas. ¿Sois como un bando? —realmente me interesaba, era
Los labios de Jax recorrían la piel de mi abdomen limpiando el rastro de nata que había dejado desde mis tetas hasta mi ombligo. Se lo estaba pasando de puta madre, y yo llevaba ya diez minutos en una montaña de placer. Habíamos llegado a la cama de una habitación vacía —en la que durmió Sahar —de lo más excitados, y no habíamos tardado en desnudarnos y empezar a jugar con la nata como dos niños pequeños. No solo era algo sexual, Jax me había hecho reír varias veces cuando me manchaba la cara y me mordía las mejillas... nunca había pensado estar de aquella forma con alguien, pero Jax Jones me había nublado la vista tanto que me daba igual todo. Sus dedos gruesos y tatuados se paseaban por encima de mi clítoris haciéndome gemir, y una sensación extraña se colocó en aquella zona cuando dejé de sentirla caliente para senti
Rezaba por que cada momento con Jax fuera eterno, me enamoraba estar con él, llevábamos toda la noche hablando de nosotros, y había descubierto que no quería celebrar su cumpleaños, que todos los años sus amigos le felicitaban y e regalaban cosas pero que se quedaba encerrado en su casa y no salía en todo el día, aquello me hizo recordar que debía comprarle algo, algo grande y que le gustara, pero no me había pedido nunca nada, y no tenía ni puta idea de que regalarle. También me había dicho que aquel era el primer año que veía a su madre en Nueva York desde hacía tres años, que se hablaban con videollamadas, y hasta me contó el rollo ese de presentarle una chica a su madre.—Cuando Ethan, Trent y yo nos largamos de aquí para salir de toda la mierda nos fuimos solos... los tres, y solo teníamos quince años. Nuestras madres se
Su cariño calmó algo mis temblores, pero volvieron en cuanto sus brazos se aflojaron a mi alrededor.—No, no me sueltes Jax... por favor... no me sueltes.—No lo voy a hacer —consiguió juntar su frente con la mía, y limpió mis mejillas quitando mechones rubios de mi cara —. No te voy a soltar en mi jodida vida... ¿te ha hecho algo? ¿estás bien...?Asentía repetidas veces con la cabeza secándome las lágrimas. Había dejado de sollozar, pero seguía temblando de miedo. El chico seguía allí, detrás de nosotros mirándonos, y tenía tantas preguntas que lo que antes era un pequeño dolor se convirtió en un dolor persistente y continuo.— ¡Jax! Joder tío &iques
Mi relación con Nora volvió a ser lo que era antes de que en la mañana del lunes cogieran su vuelo de vuelta a California.—Cuidaros estos días —me susurró Trent en medio de nuestro abrazo —. Y quédate con él —los dos miramos a Jax medio despidiéndose de Nora. Últimamente Jax estaba de lo más estresado, y a penas pasábamos tiempo juntos porque se pasaba el día en no sabía dónde, pero el tiempo del domingo que estuvimos juntos fue de lo mejor sin siquiera salir de la cama —, está como loco buscando a los que quisieron hacerte daño. Agradéceselo bien...Sonreí poniendo los ojos en blanco. Se lo había agradecido suficiente el día anterior, literalmente le había dejado que me hiciera
Samay me escribió cuando ya estaban entrando en Nueva York, y me mandó una foto de Trent y Nora morreandose un asiento delante de ella en el avión. Los mensajes con mi hermana eran escasos, y quería que me contara sus cosas de California, aunque ansiaba escuchar que lo había dejado con Adán, lo sabía desde hacía días, Bryce me lo había contado en una videollamada, y me alegré de su "espionaje".Tres días ya llevaba sin saber de Jax, y no me había resistido a mandarle otros dos mensajes, uno por día tras la última llamada que le hice. Solo tuve una respuesta que me mantuvo calmada unas horas antes de volver al sentimiento de extrañeza que le tenía.Andra: Te quiero.Mi tatuado: Te quiero más. Espérame.Solo nos intercambiamos aquellos mensajes. Ni siquiera necesitaba que me dijera que le esperara; espe
Sterling dejó a Nora al pie de un edificio cerca de la NYU, de echo, la Universidad se veía desde allí. Mi mejor amiga se rehusó a que subieramos, quería darle su toque hogareño antes de que lo viera alguien, pero sabía que solo estaba esperando a que Trent volviera para crear un hogar de pareja.— ¿Queréis que vayamos a comer por ahí? —preguntó Sterling, una vez íbamos los tres solos en el coche de camino al Bronx.Miró a mi hermana por el retrovisor, y después a mí sonriendo casi de forma invisible. La verdad era que yo no tenía ganas de nada, desde que Jax se había ido me había pasado las noches pensando y comiéndome la cabeza, aunque también cotilleaba las conversaciones de Ryan, Chad y Sterling.—Prefiero volver al Bronx —dije, y giré la cabeza viendo cómo Samay es
—El que Jax llegue, según tus cálculos, en diez minutos, no quiere decir que no puedas salir de la habitación para recibirle —me decía Samay.Desde que Jax me había llamado había estado guardando la poca ropa que Ryan me había llevado en mi maleta, esperaba poder volver al ático una vez llegara. También rezaba por que Sterling no la liara...—Lo sé, pero quiero estar bien para cuando él llegue.Mi hermana me miró desde la cama, y rio. Me había estado poniendo un pijama de seda rosa que Jax me regaló y que a él le encantaba; con un escote perfecto para mis tetas y la talla perfecta de pantalón que se ajustaba a mi culo haciéndolo resaltar.—Me da cosa eso de saber que mi hermana pequeña hace... eso, con Jackson Jones. Bueno, a secas me da cosa saber que lo haces.Le miré
Los finos trazos del lápiz sobre el papel era lo único en lo que podía centrarme; me parecía que las diez de la mañana, sentada en la terraza con una buena taza de café y usado como luz los rayos del sol, eran una buena forma de acabar mi último diseño para el Institute.Samay estaba de compras con Nora —raro —, y Trent y Jax estaban viendo un partido de fútbol en el salón. Quedaban cuatro horas para que el avión en el que volaban mis padres aterrizara en el Kennedy, mi hermana y mi mejor amiga habían intentado sacarme de casa para ir a comprar un bonito vestido para la cena de esa noche con mis padres. Jax iba a ir con lo mismo que usó en nuestra cita del Asíate, Samay debía estar buscando su vestido y yo debía buscar entre la ropa de mi armario.— ¿Te queda mucho, rubia?Subí la vista del papel a Jax,