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La respiración se me cortó en cuando la palabra enamorado salió de sus labios. Vale, él ya había afrontado sus sentimientos y en una situación en la que aquellas palabras calmaron todo; yo dejé de llorar aunque seguía temblando. Aun así, ¿estaba yo enamorada de él? ¿realmente quería asumir que estaba enamorada de él y después... dejarle ir a California? 

— ¿Qué...? —me dolió la garganta al expulsar aquella palabra tan simple. 

Dejé de sentir el calor de sus brazos a mi alrededor; sígueme abrazando, por favor... Me sentía débil y de gelatina. Tenía el corazón descontrolado, y apostaba que él lo sentía contra su pecho. Agarró mis brazos, y me separó lo suficiente como para que le mirara y que nuestros alientos se mezclaran. Me reprochaba por sen tan tonta,

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