24.

Los tres nos quedamos prácticamente paralizados en la entrada de la puerta. La mujer nos observó uno a uno.

— ¿Se van a quedar ahí parados todo el día o van a entrar? — dijo después de un gemido.

Entró a la casa y Sirius fue el primero en entrar. Lo primero que percibí al cruzar el umbral de la puerta fue el olor a incienso y canela, algo que me extrañó. La casa estaba bien ordenada, aunque no era extraño que hubiera cosas esotéricas en el lugar: atrapasueños, imágenes un poco demoníacas colgando de los cuadros en las paredes. Pero al fin de cuentas, no parecía una casa tan "de bruja". Supongo que mi pensamiento fue muy prejuicioso.

Pero Ariadna tampoco parecía ser una mujer de ese estilo. Era escalofriantemente joven para lo que yo me había imaginado. Fácilmente podrías pensar que tenía unos 40 años pero aparentaba al menos 30. Se veía aseada y limpia, con unos vibrantes ojos verdes como esmeraldas. Pero me extrañó no ver su cabello blanco como la mayoría de la gente de la manada
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