19. Reunión de ranitas

Es la primera vez que Madame Esther me da información de un cliente, con nombre y apellido; aún más importante, me da a entender que Yonel Hikari es una persona extremadamente peligrosa, me lo ha dicho sin basilar y con una seriedad absoluta, sembrando en mí un par de incógnitas que me carcomen por dentro: ¿Qué le hace ser tan peligroso?... ¿Será capaz de regresarme una noche de tortura peor que la que yo le di? No, no lo creo, el cliente no pareció salir molesto de la habitación… Es más, le he hecho un favor: la próxima vez que ese hombre tenga sexo con una mujer, esos espermatozoides van a salir como si el mismísimo Zeus los hubiese lanzado.

Solo espero no volver a encontrarme con Yonel Hikari, porque si realmente es una persona peligrosa, no me gustaría estar metida en su mundo.

La Madame saca del bolsillo de su camisa una caja de cigarros y, sin importarle que estamos en una habitación cerrada y sin ventilación, le enciende fuego y empieza a fumar. La pequeña habitación empieza a
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