Cuando escucho su nombre, solo pienso en esa progresiva e interminable obsesión que constantemente me persigue. Sí, porque su obsesión tiene patas, las he llamado: inseguridad y perturbación.Dimitri Paussini no dudó en amenazar con deshacerse de Richard tan pronto se enteró de nuestra cita. Solo él tenía razones para querer matarlo, solo él sería capaz de algo tan cruel. Él y su m*****a obsesión... Ahora, todo esto me carcome con una culpa insoportable, porque sé que es por mi causa que Richard está al borde de la muerte.Mientras caminamos por los alrededores de Bentall Center, la claridad del día me encandila, obligándome a ocultar el rostro bajo las palmas de mis manos. La imagen del cuerpo inerte de Peter se instala con crudeza en mi mente, mientras la expresión de agonía de Richard se convierte en una tortura que no puedo apartar. La ansiedad me consume, y cada paso se siente como una lucha contra mi propia fragilidad.—Señorita Inocencia, la dejaré en el portón de su casa. —¼ de
Narrado desde la perspectiva de Yonel Hikari.El futuro no es mañana, es cuando termine de pensar en esta frase.El futuro de mi familia es un enigma incómodo, un juego de piezas que se mueven con una lógica distorsionada por una profecía absurda. Inocencia, la sobrina que acabo de conocer, está destinada a ser la más grande mafiosa de nuestra era, superando incluso a Delancis. Nadie ha manejado nuestros negocios con tanta destreza como ella. Lo reconozco: Delancis siempre ha estado ahí, controlando, guiando, asegurándose de que cada movimiento sea perfecto. Ha sido una maestra en todo esto.Ahora, me encuentro enfrentando una realidad que no había anticipado. Inocencia..., ella, una joven sin el peso de la experiencia que Delancis ha acumulado durante años. Me resulta casi imposible concebir que ella sea capaz de manejar este mundo con la misma precisión. Pero hay algo en esa mirada decidida, algo que me obliga a reconocer que podría lograrlo si logra controlar esa oscuridad que lleva
El grisáceo humo de los cigarros se enreda en la tenue penumbra que domina la habitación, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Aquí, el aire pesa con una mezcla de tabaco y vodka, impregnando cada rincón. No hay ventanas ni señales del exterior; parece un refugio construido bajo tierra, aislado de cualquier interferencia del mundo superficial.Estoy aquí, en mi nuevo papel como «madrina de la mafia», sentada en la cabecera de una imponente mesa rectangular. Las paredes están decoradas con un macabro arsenal: armas de todo tipo y objetos diseñados para la extorsión. Alrededor de la mesa, los rostros de los líderes de los clanes que ahora están bajo mi control me observan con curiosidad, respeto y, quizás, algo de recelo.Sobre la mesa, los elementos hablan de nuestra dualidad: vasos medio llenos de licor, ceniceros rebosantes de cenizas, un antiguo teléfono de disco, pistolas que no necesitan presentación, y en el centro, irónicamente, un juego de Monopolio.—Alexis, te toc
El rubio de ojos azules.Cruzamos el portón del bar y abarcamos una tenue oscuridad violeta, en la entrada resalta un corto pasillo de paredes cubiertas con altos espejos, en ellos me veo reflejada mientras camino junto a Cosmo.Al llegar al centro del bar me percato de que este es un lugar sumamente elegante: el dorado mate de las superficies de las mesas combina a la perfección con los oscuros sofás morados que tienen forma de L; el mueble del bar y la parte baja de la pared es decorada por el mismo fino revestimiento dorado; el cielo raso está tapizado con un gamuzado negro que pareciera simular un cielo estrellado, el cual resplandece con cientos de pequeñas lucecitas plateadas; y en las orillas del techado una moldura cobriza permite que una luz neón en tonos morados emerja bajo ella. El sonido de la música electrónica es armoniosa y placentera, permite que las personas charlen entre ellas sin esforzar la voz y que disfruten del ambiente en compañía de una costosa bebida. Todos se
—Richard, soy inexperta en esto del noviazgo. Quiero aceptar ser tu novia, pero… no sé cómo debería responderte.—Ya lo hiciste.Antes de que pueda reaccionar, Richard vuelve a besarme. Es un beso apasionado, pero de pronto siento cómo su lengua invade mi boca, inesperadamente profunda. Una náusea inmediata se apodera de mí, pero trato de mantenerme serena. Aguanto como puedo, cerrando los ojos con fuerza y tratando de no apartarme. No quiero arruinar el momento; este debería ser hermoso e inolvidable… o al menos eso dicen los cuentos de amor.¿Por qué tiene que meter su lengua así? ¿Es esto normal? ¡¿Acaso está intentando borrar todas mis memorias con su lengua?! ¡Santo Padre!Jamás imaginé que un beso pudiera sentirse tan distinto al anterior. Si antes estaba asustada, ahora me siento atrapada en una espiral de ansiedad. Quiero salir corriendo de aquí, escapar de esta sensación que se enrosca en mi interior como una sombra sofocante. Algo no está bien; estoy segura de que un beso no
¿Debería esperar siempre lo peor?¿Dónde debo depositar mi orgullo?Me siento completamente decepcionada. Tenía la esperanza de que, al llegar a esta empresa, encontraría algo bueno en mi familia, pero todo parece estar podrido. Mi familia es el maldito cáncer de esta ciudad, sus acciones cada vez hacen más daño a los demás, y sus desalmados negocios siempre están impregnados de crueldad.—Es el mundo que nos tocó vivir, Inocencia. —Delancis cruza las piernas y se acomoda en la silla—. Es cierto que se puede nacer con alas de ángel en medio de un infierno, pero por más que intentes proteger esas alas, terminarán quemadas o chamuscadas.Me pongo de pie y me inclino hacia ella, mirándola directamente a los ojos.—Y aunque me quede sin alas, no me convertiré en un demonio.Delancis también se levanta, manteniendo una postura imponente y una sonrisa cínica que demuestra que no se dejará intimidar.—Lo dice la reina de la oscuridad.—No, Delancis. No pienso convertirme en una mala persona.
Me asusta tenerte cerca porque, cuando te paras frente a mí, haces que pierda el control de mi vida, y por un momento siento que conviertes mi futuro en algo aleatorio.Camino con rapidez por los alrededores del lago, rumbo a los baños públicos del parque. Necesito mantenerme lejos de ese "pecado con piernas" que ahora sigue mis pasos. Se trata de Dimitri Pausinni, el fugitivo más buscado de toda Inglaterra. Su disfraz, un elaborado traje árabe, no logra hacerlo pasar desapercibido. ¿Cómo podría? Es imposible ignorar la figura de ese hombre alto y barbudo, especialmente cuando corretea a una mujer en traje de oficina y tacones altos.Debo mantenerme alejada de él. No quiero convertirme en una novia infiel, pero tampoco puedo enfrentarlo y revelarle que tengo novio. Sería como firmar la sentencia de muerte de Richard. Por ahora, callar es mi única opción. Todo lo que me queda es rogarle a Dios que me dé la astucia necesaria para evitar futuros encuentros con él.«Santo cielo, ¿por qué t
El señor Jeremy se pregunta dónde estaba yo metida. «Señor, yo vivía en el refugio de unas hermosas aguas termales, como un cisne en un estanque florido, hasta que apareció un chacal de cuello blanco y me sacó de aquel edén».Mi primera clase de manejo de armas ha terminado por hoy. En ella aprendí a distinguir los distintos tipos de armas, su funcionamiento y hasta algo de historia. Por ejemplo, ahora sé que el arma que tengo guardada en casa es una semiautomática de nueve milímetros, la misma que pertenecía al difunto Peter... Que Dios lo tenga en su gloria.—Hasta mañana, señor Jeremy —me despido antes de salir de la armería.—Adiós, que tengas una buena noche, Inocencia.Me encuentro bajo una noche estrellada, con un frío que ya no arremete con tanta fuerza. Esto me permite esperar a mi hermano con algo más de comodidad, tranquila y juiciosa, parada frente a la puerta principal del local. Aun así, la soledad y el aburrimiento me rodean. Solo espero que no tarde mucho en llegar. Mie