¿Debería esperar siempre lo peor?¿Dónde debo depositar mi orgullo?Me siento completamente decepcionada. Tenía la esperanza de que, al llegar a esta empresa, encontraría algo bueno en mi familia, pero todo parece estar podrido. Mi familia es el maldito cáncer de esta ciudad, sus acciones cada vez hacen más daño a los demás, y sus desalmados negocios siempre están impregnados de crueldad.—Es el mundo que nos tocó vivir, Inocencia. —Delancis cruza las piernas y se acomoda en la silla—. Es cierto que se puede nacer con alas de ángel en medio de un infierno, pero por más que intentes proteger esas alas, terminarán quemadas o chamuscadas.Me pongo de pie y me inclino hacia ella, mirándola directamente a los ojos.—Y aunque me quede sin alas, no me convertiré en un demonio.Delancis también se levanta, manteniendo una postura imponente y una sonrisa cínica que demuestra que no se dejará intimidar.—Lo dice la reina de la oscuridad.—No, Delancis. No pienso convertirme en una mala persona.
Me asusta tenerte cerca porque, cuando te paras frente a mí, haces que pierda el control de mi vida, y por un momento siento que conviertes mi futuro en algo aleatorio.Camino con rapidez por los alrededores del lago, rumbo a los baños públicos del parque. Necesito mantenerme lejos de ese "pecado con piernas" que ahora sigue mis pasos. Se trata de Dimitri Pausinni, el fugitivo más buscado de toda Inglaterra. Su disfraz, un elaborado traje árabe, no logra hacerlo pasar desapercibido. ¿Cómo podría? Es imposible ignorar la figura de ese hombre alto y barbudo, especialmente cuando corretea a una mujer en traje de oficina y tacones altos.Debo mantenerme alejada de él. No quiero convertirme en una novia infiel, pero tampoco puedo enfrentarlo y revelarle que tengo novio. Sería como firmar la sentencia de muerte de Richard. Por ahora, callar es mi única opción. Todo lo que me queda es rogarle a Dios que me dé la astucia necesaria para evitar futuros encuentros con él.«Santo cielo, ¿por qué t
El señor Jeremy se pregunta dónde estaba yo metida. «Señor, yo vivía en el refugio de unas hermosas aguas termales, como un cisne en un estanque florido, hasta que apareció un chacal de cuello blanco y me sacó de aquel edén».Mi primera clase de manejo de armas ha terminado por hoy. En ella aprendí a distinguir los distintos tipos de armas, su funcionamiento y hasta algo de historia. Por ejemplo, ahora sé que el arma que tengo guardada en casa es una semiautomática de nueve milímetros, la misma que pertenecía al difunto Peter... Que Dios lo tenga en su gloria.—Hasta mañana, señor Jeremy —me despido antes de salir de la armería.—Adiós, que tengas una buena noche, Inocencia.Me encuentro bajo una noche estrellada, con un frío que ya no arremete con tanta fuerza. Esto me permite esperar a mi hermano con algo más de comodidad, tranquila y juiciosa, parada frente a la puerta principal del local. Aun así, la soledad y el aburrimiento me rodean. Solo espero que no tarde mucho en llegar. Mie
Atravesamos el portón del bar y enseguida nos vemos rodeados por una atmósfera que nos termina bañando con una tenue luz violeta. La entrada es un corto pasillo cuyas paredes están cubiertas con altos espejos que reflejan cada paso que doy junto a Cosmo, proyectando un juego de imágenes que casi parece interminable.Al llegar al corazón del bar, no puedo evitar detenerme un momento para admirar el lugar. Es un espacio sumamente elegante, sofisticado y cuidadosamente diseñado. Las superficies de las mesas lucen un dorado mate que combina perfectamente con los detalles de los sofás de terciopelo morado que tienen forma de L. El mueble del bar y la parte baja de las paredes están adornados con el mismo revestimiento dorado, dándole un aire de exclusividad.El cielo raso es una obra de arte por sí mismo: tapizado con un gamuzado negro, simula un cielo estrellado gracias a cientos de pequeñas luces plateadas que brillan con delicadeza. La música electrónica es suave, relajante, lo justo par
Huele a leña, a café recién hecho y a tierra mojada. La suavidad de la sábana me envuelve, como si intentara seducirme a quedarme allí, entre esas sedas frías que me invitan a acurrucarme, a disfrutar de ese instante suspendido en el tiempo. «Cinco minutos más», me digo, mientras el grueso cobertor me acaricia y me susurra que duerma un poco más, que el mundo espere. Es un amanecer perfecto, fresco, sereno. No recuerdo haber dejado la ventana abierta, pero me encanta la brisa suave que acaricia mi rostro, el canto lejano de los pájaros, y el tenue golpeteo de la llovizna.Pero, ¿por qué huele a leña? Y ese montón de pájaros cantando... ¿Qué está pasando? ¡Dios, mi cabeza me duele!El sol comienza a brillar con fuerza, filtrándose entre las cortinas, y me obliga a abrir los ojos. ¿Ya salió el sol? ¡Oh, Dios! ¡¿Me quedé dormida en un día laboral?!Con rapidez, abro los ojos, trato de protegerme de la luz brillante, cubriéndome la cara con una mano. Y ahí, entre mis dedos, veo a un hombre
Este sentimiento desgarrador es completamente nuevo para mí, y no me gusta en absoluto. Hace que mi corazón se sienta frágil, blando y expuesto, como una lechuga a punto de deshojarse. Es una vulnerabilidad que jamás pensé experimentar, y me está consumiendo.Intento aferrarme a la fe, pero este presentimiento sombrío me empuja a temer lo peor. No debería sentirme así, lo sé, pero no puedo evitarlo. Es como si una parte de mí ya hubiese aceptado que he perdido algo invaluable, algo tan esencial que su ausencia me deja al borde de la desesperación. Es aterrador darme cuenta de cuánto significa él para mí, cuánto espacio ocupa en mi vida, y cuánto vacío deja ahora que no está aquí.La ansiedad me aprisiona, impidiéndome siquiera pedir a Dios por su bienestar. Quiero que esté bien, lo deseo con cada fibra de mi ser, pero mi mente, inquieta y paranoica, comienza a tejer posibles escenarios, cada cual más sombrío que el anterior: ¿Y si no murió ahogado? ¿Será que logró salir del río? Ningun
Que pueda amar tantas cosas en este mundo me ayuda a entender que, contigo, es diferente. El amor que llegué a conocer jamás se sintió así: tan intenso, desestabilizador, como si el armazón de mi alma se hubiese desprendido, dejándome así... tan vulnerable..Nuestra forma de besar es intensa y liberadora; nos separa de la realidad y nos transporta a un mundo donde solo existimos nosotros. Es como si cada uno intentara absorber el alma del otro, como si nuestros labios buscaran dejar una marca de pertenencia imborrable. Puedo sentirlo claramente en los míos: es como si sus labios escribieran su nombre sobre los míos.—Inocencia —su respiración suena entrecortada, y sus ojos me recorren con una intensidad arrolladora—. Que hayas venido corriendo desnuda hacia mí supera cualquiera de las fantasías que haya tenido en mi vida.¡¿Desnuda?! ¡Oh, por Dios! Fue tanta la emoción de verle que ni siquiera me percaté de ese detalle… Maldición, siento cómo el calor me sube hasta las mejillas mientr
Luego de aquel encuentro desenfrenado y pasional, nos quedamos sentados sobre las piedras lisas que se encuentran en fondo del agua de las termas naturales. La calidez de las aguas nos envuelve, mientras la brisa nocturna acaricia nuestra piel desnuda. Dimitri me tiene abrazada desde atrás, sus brazos rodeando mi cintura con un gesto protector, mientras su barbilla reposa cómodamente sobre mi hombro. De vez en cuando, desliza su barba contra mi cuello, provocando pequeñas cosquillas que me hacen reír. En respuesta, mis dedos juguetean bajo su rodilla, esa zona sensible que hace un rato descubrí como su punto débil, arrancándole suaves carcajadas.Me gusta este momento, esta calma. Me hace sentir completa, como si el mundo se redujera solo a nosotros dos y eso fuese suficiente.—Tengo que regresar con mi familia —murmuro con un tono bajo, casi temiendo romper el hechizo de nuestra burbuja.—Lo sé —responde, pero no hay prisa en su voz, solo resignación.—No solo mi familia está preocupa