El señor Jeremy se pregunta: que dónde yo estaba metida; «señor, yo vivía metida dentro de unas hermosas aguas termales, tal cual cisne en estanque floral, hasta que llegó asechando un chacal de cuello blanco y me sacó de aquel lugar».Mi primera clase de manejo de arma ha terminado por hoy, en ella me enseñaron a diferenciar los diferentes tipos de armas, sus funcionamientos y hasta algo de historia. Por ejemplo, ahora sé que el arma que tengo guardada en casa es una semiautomática de 9mm, es la que le pertenecía al difunto Peter… Que Dios lo tenga en su gloria.—Hasta mañana, señor Jeremy —me despido antes de salir de la armería.—Adiós, que tengas una buena noche, Inocencia.Me encuentro bajo una estrellada noche, el frio ya no arremete con tanta fuerza, esto me permite esperar a mi hermano, tranquilita y juiciosa, parada frente a la puerta principal del local, sola y algo aburrida… Solo espero que mi hermano no demore en llegar; mientras tanto, me pongo a pensar en mi nueva relaci
El rubio de ojos azules.Cruzamos el portón del bar y abarcamos una tenue oscuridad violeta, en la entrada resalta un corto pasillo de paredes cubiertas con altos espejos, en ellos me veo reflejada mientras camino junto a Cosmo.Al llegar al centro del bar me percato de que este es un lugar sumamente elegante: el dorado mate de las superficies de las mesas combina a la perfección con los oscuros sofás morados que tienen forma de L; el mueble del bar y la parte baja de la pared es decorada por el mismo fino revestimiento dorado; el cielo raso está tapizado con un gamuzado negro que pareciera simular un cielo estrellado, el cual resplandece con cientos de pequeñas lucecitas plateadas; y en las orillas del techado una moldura cobriza permite que una luz neón en tonos morados emerja bajo ella. El sonido de la música electrónica es armoniosa y placentera, permite que las personas charlen entre ellas sin esforzar la voz y que disfruten del ambiente en compañía de una costosa bebida. Todos s
Huele a leña, a café y a tierra mojada. Es como si la suavidad de la sábana intentara convencerme de quedarme sobre ella, en aquellas sedas de frialdad agradable, me provoca acurrucarme entre el grueso cobertor de la cama y dormir un rato más, cinco minutos más y después me levanto para ir a trabajar. Es que amo amanecer así, en una mañana fresca; no recuerdo haber dejado la ventana abierta, pero me gusta sentir la brisa sobre mi rostro, el cantar de los pájaros y el inconsistente sonido de la llovizna.Después de todo, ¿Por qué huele a leña?… ¿Y ese montón de pájaros cantando?... Maldición, ¿por qué me duele tanto la cabeza?El sol ha llegado resplandeciendo sobre mis parpados y me obliga a abrirlos… ¿Ya salió el sol?... ¡Oh, dios mío, ¿Me quede dormida?!Rápidamente abro los ojos y trato de cubrir la claridad del sol con mi mano, y entre mis dedos veo a un hombre de cabello oscuro y espalda maciza, en una mano sostiene una taza que emana vapor, y con la otra ajusta las cortinas.—¡O
Este sentimiento desgarrador es algo nuevo en mí, y no me gusta, hace que mi corazón se sienta tan blando y deshojante, como una lechuga.Trato de sostener mi fe, pero este presentimiento me hace temer lo peor, aun cuando no debería, no puedo suprimir este sentimiento de haber perdido algo, como si gran parte de mí ya hubiese aceptado que él es alguien sumamente importante en mi vida, y que ya no esté me deja al borde de la desquicie. Esta ansiedad no me da chance de pedir a Dios por su bienestar; es que quiero que esté bien, pero mi cabeza paranoica ha empezado a inventarse tantos posibles escenarios: o murió ahogado, o logro salir vivo de aquel accidente; y ahora mismo, para mí esas dos posibilidades son casi nada.«¿Si no estás… ahora a quien esperaré encontrarme en el camino?».Ya me había acostumbrado a que me sorprendiera como solo él sabes hacerlo; incluso, aún creo escucharle decir mi nombre, como si me llamara a la distancia.—¡Inocencia! —Marco me grita y así me trae de vuel
Que pueda amar tantas cosas en este mundo me ayuda a entender que contigo es diferente, pues el amor que llegué a conocer jamás se sintió así, tan intenso, desestabilizador, como si el armazón de mi alma se hubiese desprendido, dejándome así…, tan vulnerable.Nuestra forma de besar es intensa y liberal, nos separa de la realidad y nos lleva a un mundo donde solo existimos ambos, es como si cada uno intentara succionar el alma del otro, como si nuestros labios intentaran dejar una marca de propiedad imborrable; puedo leerlo claramente en mis labios, es como si sus labios escribieran su nombre sobre los míos.—Inocencia —su respiración se escucha agitada—, que vinieras corriendo desnuda hacia mí supera cualquiera de las fantasías sexuales que he tenido.¡¿Desnuda?!...¡Oh, por Dios!... Fue tanta la emoción de verle que hasta olvide ese detalle… Maldición, me estoy sonrojando horriblemente.—¡Qué pena!... Debería vestirme —digo sintiéndome súper avergonzada.—¡No, no, no! —reacciona a la
Luego de aquel encuentro desenfrenado y pasional, hemos quedado sentados sobre las piedras que están dentro de las aguas termales. Estamos desnudos y acurrucados, Dimitri me tiene abrazada tras mi espalda, con sus manos rodean mi cintura mientras su barbilla reposa sobre mi hombro, en ciertos momentos juega a hacerme cosquillas rozando su barba sobre mi cuello y yo respondo tocando bajo su rodilla, ya que hace un rato descubrí que esa es una de sus zonas cosquillosas. Me gusta estar así con él, porque me hace sentir completa, como si esto fuese lo único que necesitara en la vida. —Tengo que regresar con mi familia —le digo con un tono suave y bajo—, de seguro están preocupados por mí. —Lo sé. —No solo mi familia está preocupada, tu papá también lo está. Él te está esperando, fue el único en estar seguro de que aún seguías con vida; sin embargo, eso no le quita el hecho de que tu padre siga preocupado… Todos deben estar preocupados por nosotros, Dimitri. —Y nosotros aquí divirtiénd
«Maldición… ¿Por qué me duele la pompi derecha?»Me voy despertando con la claridad del día allanando sobre mis párpados, y también algo asqueada al sentir un mechón de cabellos dentro de mi boca, empiezo a sacar todo ese pelo a punta de escupitajos y, mientras me voy levantando lentamente de la cama, con mis ojos entrecerrados intento distinguir a la chica que está acostada a un lado mío.—Lottie, despierta —mi voz aún es soñolienta—… Lottie —la llamo mientras aparto el ondulado y desordenado cabello que cae sobre su rostro.Empiezo a hamaquear su hombro, pero la mujer tiene el sueño muy pesado.—¡Lottie, despierta!Lottie abre los ojos notándose muy espantada, sus ojos rojos encuentran los míos e inmediatamente queda sentada sobre las almohadas.—¡Ino, ¿Cómo te sientes?! —Mi hermanita me toma de la mano—. ¿Estás bien?—Pues…, no sé. Me duele la pompi derecha. ¿Qué fue lo que me pasó?—Anoche te desmayaste y tuvimos que llamar a un doctor para que te atendiera, nos dijo que tenías fi
Narrado desde la perspectiva de Richard Kross. —Por cierto, ¿por qué me has llamado desde ese número? ¿Qué paso con el que yo te regalé? —le pregunto a la mujer más testaruda que he conocido: Inocencia Trevejes. Ya no sé qué hacer para que siga usando el maldito celular que le regalé. —Es que el celular se me quedó en el auto, y, bueno…, Ermac se fue esta mañana en él y se lo llevó. El pececito a mordido el anzuelo. —Oh, ya veo —digo en un falso tono deprimente. —Sí. —Bueno, te dejo para que descanses. Te llamo más tarde, ¿Ok? No creo que haga falta llamarle, no después de lo que voy a hacer. —Ok, que tengas buen día. Rápidamente cierro la llamada y salgo de mi oficina a pasos rápidos, rumbo a la oficina del jefe de policías: el sargento Jones. Abro la puerta de la oficina y, al entrar, la tranco al instante. Me encuentro al sargento sentado frente a su escritorio, estaba escribiendo en su computadora, pero al verme entrar ha detenido su escritura; el sargento desvía sus ojos