Vivir en una realidad distorsionada es tener un pie hundido en lo difuso y el otro apoyado en lo alto, es cuando esperas avanzar sobre cimientos firmes, y en realidad todo lo que te sostiene resulta ser inconsistente.Es mi primer día como miembro de la familia Hikari, un momento que debería estar lleno de claridad y no de este caos borroso, con ambos pies hundidos hasta las rodillas en una realidad difusa. Mientras camino hacia el comedor, sostengo una batalla personal con mi propio equilibrio. ¡Qué vergüenza! He tenido que aceptar la ayuda de mi hermana mayor, quien me sostiene del brazo para evitar que me desplome. Debo verme patética.—Inocencia, solo trata de no hablar mucho durante el desayuno.—Pero si apenas hablo.—Lo digo por el tufo que sale de tu boca.«¡Oh, Jesucristo! ¿Cuándo sonarán las trompetas del apocalipsis?».De repente, una de las puertas del pasillo se abre. No logro distinguir lo que hay dentro, pero sí a quienes salen: la pequeña Marisol, de la mano de Ermac, q
—Inocencia... despierta —una voz suave sacude mi hombro, interrumpiendo el sueño más placentero que he tenido en días.Aún entre la somnolencia, parpadeo y trato de enfocar mi visión para reconocer al pecador que ha osado romper el sagrado descanso de una monja. Cabello rizado de un oscuro castaño y unos ojos grises que reconozco al instante...—¿Mamá?—Claro, hija. ¿Quién más podría ser? —me responde con una sonrisa—. Ahora levántate, que vas tarde al colegio.—Pero, mamá... si ya tengo treinta años.—Recuerda que la escuela llamó —dice en tono casual—. No encontraron algunas de tus calificaciones. Tienes que volver y dar esas clases, o el monasterio anulará tu profesión solemne.—Pe-Pero mamá, no tengo uniforme...—Sí lo tienes, hija —dice, señalando un sofá cercano—. Aún usas la misma talla que entonces, así que te quedará.Voy en un automóvil junto a mi madre, un coche de procedencia desconocida, detalle que, honestamente, no me importa en lo más mínimo. En este momento, todo lo qu
El simple hecho de tener un camino es una bendición, y si a lo largo de él te transformas en alguien bondadoso, verás el horizonte brillar como sol en el Edén.¿Por qué a las personas les resulta tan difícil hacer el bien sin esperar algo a cambio? Qué gratificante es saber que ayudaste a alguien, que hiciste lo correcto por el simple hecho de hacerlo; y más aún, dar sin que nadie tenga que pedirte nada.Mi hermano, sin embargo, es demasiado posesivo con sus propios intereses. Me molesta que haya ayudado al hermano de Antonella de esa manera; jamás pensé que Ermac llegara a tener tal nivel de soberbia... Es tan enfermizo que provoca rabia.Antonella y yo descendemos por las escaleras del vestíbulo, y justo frente a nosotras se alza el enorme árbol de Navidad, con la pequeña Marisol sentada bajo sus ramas.—¡Hola, princesita! —la saludo mientras bajo los últimos escalones—. ¿Qué estás haciendo?—¡Tita Ino! —Marisol responde emocionada mientras coloca algunas ramitas en la parte baja del
Narrado desde la perspectiva de Mya Diamond.Me despierto con una sonrisa dibujada en el rostro, sintiendo la suavidad envolvente de las sedosas sábanas de algodón que acarician mi piel. Me estiro con lentitud, disfrutando del confort del colchón bajo mí, hasta que me incorporo, sentada en el borde de la cama. A través de los cristales de la ventana, entreveo cómo los primeros rayos de sol luchan por colarse entre las gruesas cortinas grisáceas. Aunque la luz intenta bañar todo con su calidez, sé bien que allá afuera el frío sigue reinando; la nieve puede estar comenzando a derretirse, pero el gélido clima se niega a ceder.Sin embargo, ni el clima, ni mi padre, ni nadie podrán impedir que hoy salga a buscar a Alexis. Hoy no. Hoy será un gran día, después de todo, es víspera de Navidad.Hace días que no lo veo, y mi piel anhela volver a sentir su tacto. Desde nuestro último encuentro, todo se ha complicado. Ya ni siquiera puede venir en secreto, temiendo que mi padre, con su locura y s
¿Quién no se despierta feliz en una víspera de Navidad?Desde el momento en que abro los ojos, los cascabeles y los tambores de All I Want for Christmas is You de Mariah Carey comienzan a sonar en mi mente, llenando el aire de una alegría festiva. Me desperezo lentamente y al mirar por la ventana, me recibe un amanecer brillante y claro. Parece que hoy, las personas podrán hacer sus compras navideñas bajo un clima invernal perfecto. Imagino las calles abarrotadas durante toda la mañana, llenas de gente apresurándose a terminar sus compras antes de que las tiendas cierren, que creo, hoy cierran a las 2:00 pm.Después de darme una ducha cálida y revitalizante, salgo del baño envuelta en vapor, dirigiéndome al armario para escoger mi atuendo del día. Mi closet está repleto de prendas nuevas que compré hace unos días, y por primera vez en mucho tiempo, me tomo un buen rato en decidir qué ponerme.Finalmente, opto por un vestido de jean con botones al frente, ajustado en la cintura, sencill
Una Nochebuena en Inglaterra está destinada a celebrarse en familia; es parte de las costumbres, de esos momentos memorables que cada año se repiten y que uno guarda para siempre.No puedo evitar rememorar aquellas noches del 24 de diciembre que viví en el monasterio, donde los misterios de la Navidad se leían con devoción. Recuerdo la capilla, siempre decorada con flores de pascua y perfumada con el fresco aroma a pino que desprendía el árbol de Navidad, adornado cada año con las mismas luces multicolor. Nos sentábamos frente al altar, en fila, para escuchar con atención las lecturas de la madre superiora. Después de terminar con cada misterio, nos retirábamos en silencio a nuestras habitaciones, listas para dormir. Recuerdo cómo apretaba los ojos, intentando caer en el sueño lo más rápido posible, ansiosa por la llegada del 25. Ese día era especial, no por lo material, sino por la emoción de compartir los regalos que recibíamos con las demás niñas del monasterio, regalos que venían c
No hace falta ir en busca de los malos momentos, ellos siempre llegan por sí solos, tal como Dimitri Paussini, quien aparece en mi vida cada vez que intento salir de casa. Y no... no quiero tenerlo cerca. Odio la oscuridad que emana de él, los recuerdos de Brentford aún están frescos en mi mente. El rostro destrozado de Ermac es la prueba viva de su crueldad, y por eso lo desprecio profundamente. S Sé que en este momento puede parecer otra cosa, pero si no me agarro de su brazo, voy a estrellarme contra el hielo, y no estoy dispuesta a pasar vergüenza.—¿Sabes que puedo gritar por auxilio para que Alexis venga a rescatarme?—No lo harás.—¿Por qué tan seguro?—P Porque en este preciso instante, las cabezas de Delancis y Alexis están en la mira de cuatro sicarios. Un movimiento en falso de tu parte y... ¡Bang! Les doy de baja.«¡Oh, Jesucristo!».Le creo completamente, y eso me aterra. Siento cómo mi corazón se desboca, descontrolado, y una ansiedad profunda se apodera de mí. Todo en mi
—Los mataste —repito, como si decirlo en voz alta pudiera hacerlo menos real.—Te ves pálida —comenta, como si fuera un simple detalle, ajeno a la devastación que siento.—¡Eres un maldito asesino!—¡Sí! —grita, con una mezcla de exasperación y desafío—. Era obvio que no iban a venir con nosotros.—¡Pudiste buscar otra forma de librarte de ellos! —le reprocho, mi desesperación aumentando con cada palabra.—¡Mis demonios no están para estupideces! —su respuesta es feroz, cargada de una oscuridad que nunca antes había visto tan de cerca.—Asesino... ——mi voz se quiebra mientras las lágrimas se deslizan, un torrente incontenible de dolor.Mis manos tiemblan, mi corazón late con fuerza descontrolada, y el miedo es ahora mi única certeza.Durante el resto del camino, intento desesperadamente aferrarme a cualquier rastro de fortaleza, buscando algún rincón de mi mente que me permita controlar esta tristeza que me consume. Pero es inútil. Mi mente está empeñada en sumergirme en el llanto, una