— ¿Sabes dónde anda Kenny? Su madre siempre me besa en la mejilla, casi en los labios mejor dicho, y me toca en el culo llamándome, mi lindo hijito, luego dice que se confunde pero yo se que a Kenny no le hace eso…— suelta Jared sonriéndome con sorna, mientras hace un par de señas con la mano a uno de sus compañeros de entrenamiento para tomarse un pequeño descanso, ya que estaban entrenando.
De un salto baja poco después del ring quedando frente a frente conmigo. Ante sus palabras no puedo más que negar divertido.La madre adoptiva de Kendall, tenía una copia de las llaves y siempre entraba sin permiso al baño, sin importar que estuviéramos meando o en la ducha desnudos. A pesar de eso, la señora Martínez, es una buena mujer, está un poco salida, pero es una cocinera excelente, además de que hace un poco de limpieza cuando no estamos. — En la biblioteca, está estudiando, ya ha empezado un nuevo curso en la universidad, y este año tiene que subir su media un punto más, porque sino no le dan la beca más— aclaro con media sonrisa cuando veo a mi hermano blanquear los ojos divertido.Jared y yo siempre habíamos sido amigos, antes de saber que éramos hermanos de sangre, antes de saber que compartíamos una mismo pesadilla, nuestro pasado.En cambio Kendall, el más menor de nosotros cuatro, y Caleb, el mayor, de ellos nunca supimos nada, en el orfanato, o centro de menores, hasta que nuestro supuesto padre biológico vino a por nosotros, explicándonos la situación con la esperanza de que entráramos en la organización mafiosa familiar. Lo sé, suena taaaaan tentador. ¿Qué clase de padre quiere que sus hijos se hagan delincuentes profesionales?Ni Kendall, ni Jared, ni yo quisimos tener nada que ver con ese hombre, pero supongo que Caleb, al ser el más mayor, tenía las memorias del pasado más cercanas a él, ya que convivió con nuestros macabros padres adoptivos más tiempo, y tenía la absurda fantasía de que nuestro padre biológico pudiera reparar nuestras más turbias pesadillas de nuestra infancia, cosa absurda porque estoy seguro que no es nada así ese señor.Kendall, es de ese tipo de personas que a pesar de saber que la sociedad los tiene marcada como criminales y futuros reclusos, sigue estudiando para ser alguien porque realmente cree en el cambio, es todo un visionario. Es bastante noble y estúpido porque aunque estudie, solo puede aspirar a trabajar para uno de ellos, mientras que si pidiera ayuda a “papá” podría ser millonario, bueno de hecho todos podríamos serlo, pero no queremos tener nada que ver con ese hombre. — ¿Y Caleb? — Pregunta Jared, después de asentir divertido, al recordar que Kendall estudiando era peor que una mujer en sus días. — Ya lo conoces, ese cabezón no hace caso a nadie, ha ingresado en la mafia de “papá”. — digo mientras lo miro serio. No me lo podía creer, le habíamos dicho todos que acabaría mal, pero él nos desobedeció, con el más absurdo de los argumentos; la cárcel es donde me crié. Triste pero cierta realidad. Desde adolescentes hemos estado conviviendo con criminales y polis…¿Por qué cambiar eso? Desde que tenemos uso de memoria hemos sabido que nuestro padre biológico nos había abandonado, des de pequeños hemos sabido que nuestra madre biológica también lo hizo, de ella si que no sabemos nada…Todo lo que somos es gracias al orfanato más pobre de todo el país, y los asistentes sociales, que intentaron llevarnos por el buen camino. En el caso de Ken, de su madre biológica, de Caleb una asistenta social, con cáncer, que se obsesionó con él des de pequeño, en el de Jared y mío, de nosotros mismos, hemos sido nuestros propios padres, por eso estamos más unidos que nuestros demás hermanos.Aunque en mi caso, hubo una época en que creí haberme alejado de los problemas con la ley, me parecía en cierto modo a Ken, creí haberme alejado del boxeo clandestino, de la bebida, de las drogas, de todas las m****as de adicciones que me hacían olvidarme de la m****a de vida que tenía, porque encontré un antídoto que pudo aplacar esas adicciones, mi ex mujer, Phoebe, mi inocente y pequeña Phoebe, seguramente ya estará casada de nuevo, y con una vida estable. Seguro que ya me ha olvidado. Que pena que yo a ella no.La alejé de mi por miedo a que le pasará algo que yo no pudiese controlar, de lo que yo no pudiese salvarla, solo para protegerla, porque eso es lo que se hace por amor.Sin querer en mi mente aparece la chica de anoche, esa chica tan malcarada, tan bestia, tan poco Phoebe… Phoebe, antes de mi, era la viva imagen del amor, de la tranquilidad, odiaba la violencia, y odiaba que yo asistiera a antros donde la gente que iba no era precisamente parte de la ONU…De la chica de anoche había solo una cosa que me recordaba a Phoebe, ese aspecto de ángel herido, esa olor de inocencia, esos golpes limpios, esa sonrisa sarcástica…Cierro los ojos momentáneamente…¿Qué me pasa? ¿Por qué sigo pensando en esa desconocida? No es que tuviera algo que ver con mi Phoebe. — Oye, Terrance…¿Estás aquí? — pregunta con sorna Jared, mientras me sacude.Asiento mientras le doy un puñetazo en el pecho — ¿Quieres pelea…O qué te pasa? — me dice él en un susurro aguantándose el dolor. Sé que es demasiado orgulloso para admitir que estaba dolido. — Venga…Demuéstrame lo que puedes hacer, nenaza… — digo mientras le vuelvo a dar un puñetazo en su cara.Él no duda en quitarse los guantes para golpearme, me golpea sin piedad en el pecho, yo hago lo mismo pero en su cara. — ¡Porque siempre que vengo os encuentro peleando, parecéis niños de guardería! — la voz de mi hermano mayor hace que Jared y yo levantemos la vista al verlo ahí, detrás de él, había un niño. — ¿No me digas que una de tus putitas se ha quedado embarazada? ¿Somos tíos? — preguntó Jared con sorna limpiándome la sangre del labio inferior.Le encanta provocar.La expresión fría de mi hermano me advierte de que no estaba con ganas de seguirnos el rollo y unirse a nuestra pelea para darle una paliza a Jared por respondón. Así que me callo.Caleb mira al niño con ternura señalando le el ring, y haciendo una seña a Reachel, nuestra mejor amiga, para que se hiciera cargo de él, un momento.— Me parece que lo de tío en todo caso va para Jared, Ken, y para mi…Este niño es tú hijo…Se llama Luke, y lo estaban vendiendo como niño de compañía… No te voy a mentir, papá me había dicho que comprase esos cincuenta niños, para matarlos y vender sus órganos…Y al llevar al niño más rebelde al quirófano, sorpresa…Su sangre…Tenía nuestro adn, solo nosotros tenemos la marca. Después de este pequeño incidente, papá ha decidido devolver a los niños al colegio, de donde los secuestraron en un gesto de piedad — sus palabras calaron tan hondo de mi, que creí que no eran para mi, que no era verdad…No podía ser real. ¿Yo padre? ¡No puede ser! Des de Phoebe he estado con menos de dos mujeres y estoy seguro que usamos preservativos…A menos que…Sea de ella…No puede ser…Es imposible.Me encontraba en mi habitación, concretamente en la cama, tenía una foto de Luke en el pecho, mi más preciado tesoro desde que desapareció…Ni siquiera se que decir o qué pensar, estos últimos momentos se habían sentido como un jodido infierno.— Mamá te encontrará, bebé…Mamá lo hará…— sollozo cansada las pocas lagrimas que me quedan, mientras me abrazo a mi misma. Dios…Las lagrimas no tardan en nublarme la vista a pesar de que había estado llorando durante los últimos instantes.Siento que con cada recuerdo mi corazón se rompe…Pero es inevitable no querer recordar, es lo que nos hace humanos. Claro que eso no hace que nuestros sentimientos no nos puedan doler, porque si lo hacen, no hay peor dolor, que el dolor de una madre que siente que ha perdido a su hijo.La puerta de mi habitación se abre, entra Hannah de manera sigilosa, se acuesta a mi lado mientras llora conmigo en silencio. Ambas lloramos - de nuevo, en silencio - encima de la cama abrazadas. Y entonces me doy cuenta de
La cabeza me da vueltas, a penas puedo abrir los ojos, siento un dolor penetrante en la nuca, y hasta un poco de líquido en esa zona. El olor de moho invade mis fosas nasales. Y por un momento puedo notar un rayo de luz de neón roja, para luego darme cuenta de que me encontraba en la famosa sala de espera.Era como sentir de nuevo la misma pesadilla que sentí hace años. Toda la sala está oscura pero algo me dice que no ha cambiado nada. La misma salita oscura, con dos sofás de cuero viejos negros, un botiquín con condones, y algodón para las vírgenes, y con tan solo un foco, en mal estado, de luz neón roja alumbrando, dándole un toque de infierno. Que básicamente lo era. Al menos para todos las que hemos sufrido en este local, una auténtica tragedia se abre cada vez que una joven o niña entra en este antro porque al salir ya nada sería lo mismo, aquella dulce inocencia se convertirá en puro daño, sea para si misma, sea para los demás.La sala de espera era donde las más jóvenes
—Te lo suplico, por favor, de rodillas si hace falta, llorando, Terrance que no me abandones de nuevo, ayúdame a recuperar a mi hijo por lo que más quieras…—mi voz desgastada arrastra cada palabra con desesperación, me limpio las lagrimas como puedo mientras hago justo lo que dicen mis palabras—Por favor, si en tu memoria guardas un último sentimiento de amor hacia mi, por favor, úsalo, ayúdame—vuelvo a sollozar— Sabes que no volveré a ver a mi hijo, eso significa que no volveré a sentir a mi corazón latir de nuevo…¿Sabes qué es respirar y no sentir la sangre bombear por tus venas?¿Respirar sintiendo asfixia?— vuelvo a declarar con la voz rota, vuelvo a caer de rodillas frente a el, todos los hombres miran expectantes la escena. Mientras yo…Me limito a centrarme en Terrance, era mí única salida, mi única vía de escape. Seguía odiándolo con toda mi alma pero aún así, no podía simplemente no intentarlo sabiendo que su fuerza era mayor que la mía en este mundo. No quería preguntar nada
— ¿Dónde has estado? — pregunta seria Hannah al verme después de correr prácticamente hacia mi.Veo en su rostro la preocupación, mi estado probablemente era peor de lo que siquiera yo podía imaginarme. ¿Y cómo no? Acto seguido me derrumbo en la puerta tapando mi rostro con mis manos al caer, ella se arrodilla ante mi preocupada.Las lagrimas salieron y ya no eran pocas ni silenciosas. Estaba jodidamente rota.De nuevo. Era débil…Demasiado.Sin mi hijo no era capaz de continuar.Sin mi hijo nada valía la pena. Fue él el que me impulsó a salir adelante, a querer luchar, a poder hacer lo que estuviera en mis manos para sacarnos del agujero donde nos habíamos metido sin la ayuda ni protección de nadie excepto de mi amor por mi hijo.La necesidad de cuidar de lo único que daba sentido a mi existencia en momentos dónde todo el mundo iba mal. La verdad es que no se si voy a ser capaz de perdonarme.— Lo he tenido tan cerca que parece imposible que no lo vuelva a ver nunca… — susurro mie
—Fuera de aquí, Black —Declaro tajante mientras él me hace ojitos de oveja a punto de ser sacrificada.Lo miro de mala manera.—Me habéis quitado a mi hijo, sabéis que ni con toda la ley a mi lado, podré luchar con vuestro padre. Eso no se hace hombre. ¡Fuera de aquí, ahora mismo! O les diré a todos que apellido tienes. —Las palabras salen de mi garganta a toda mecha, asperas contra mi cuello.—Oh, vamos…Phoebe, por favor. Soy tu Kendall. El universitario inocente. El mejor de los Black. Tu cuñado favorito. Hazme este favor, y durante la cena te traeré a tu hijo. Solo una cena. Es todo lo que te pido. —Argumenta él con una sonrisa sincera al ver mi cara de dolor y rabia.—Maldito Kendall. Siempre te he querido como un hermano. Esa chica, Arabella, es importante para ti ¿cierto?—Pregunto arqueando ambas cejas con sorna.Él me da un golpe en el hombro.—Es mi mejor amiga.—Aclara él convencido, como si estuviese afirmandose la respuesta a si mismo también.—Ehem…Claro…Ahora señorito univ
TERRANCE—Oh, venga tío—gimotea molesto Jared.—Ni hablar. Ves tu solito. No pienso perder mi pasta y mi noche en una basura de club para streapers—refunfuño yo mientras le doy un golpe de nuevo, ahora en la nariz.Aún no me acostumbro con los guantes de la casa de George. Son tan cómodos. Parecen hechos a mi medida. Son grises y había bordado mi nombre con una tela fina. Todos mis hermanos tenían el suyo pero de colores diferentes. Jared los tenía color azul. Kendall, que nunca los usa ni los usará, rojo carmesí. Caleb, por su parte, negros. —Auch, hermano. Tu traición me duele—declara él mientras me intenta coger por el codo para hacerse con mi brazo y doblegarme así para caer rendido.Lo miro con sorna sabiendo sus intenciones.—Está bien…Veo que quieres hacerlo a la vieja usanza. Cuerpo a cuerpo. Hace tiempo que no lo hacemos.—Sonrío de nuevo mientras le cojo de la mano y tiro de ella hasta que queda en el suelo, una vez ahí le doy una patada en el estomago, el intenta defenderse
La noche en la que Kendall me pidió que finja ser un esposo feliz fue un desastre desde el principio. Phoebe y yo nos mantuvimos en personaje durante todo el tiempo, pero algo en mi interior no podía soportar la situación. Ver a Phoebe haciendo como si nada hubiera pasado entre nosotros fue más difícil de lo que esperaba.Mientras Luke y yo nos aburríamos en el salón, Phoebe se dedicaba a la cocina. Su voz dulce y melodiosa llenaba el apartamento mientras ella canturreaba junto a Beyoncé. No pude evitar sonreír al verla tan feliz, aunque sabía que no era gracias a mí.Cuando Kendall nos pidió ayuda, no pude negarme. A pesar de que habíamos pasado por momentos difíciles, siempre había un lugar especial en mi corazón para Phoebe y nuestro hijo. Pero el fingir que éramos una familia feliz y normal era un acto demasiado doloroso para mí.Luke, sin embargo, parecía estar disfrutando de la situación. El mocoso había heredado mi sentido del humor y se aseguraba de añadir comedia a la cena ca
De repente, me di cuenta de que había echado a Terrance justo antes de que los atacantes aparecieran en mi departamento. Me quedé sin aliento al verlos entrar.Uno de ellos me agarró por detrás, cubriendo mi boca para evitar que gritara. Me retorcí y luché, tratando de liberarme de su agarre.Terrance apareció de repente, enfrentándose a los atacantes. Escuché el sonido de los golpes y los gritos mientras luchaban. Estaba aterrorizada, pero al mismo tiempo me sentía agradecida por tener a Terrance allí para protegerme.—¡Sal de aquí, Phoebe! —gritó Terrance mientras luchaba contra los agresores.—¡Llama a la policía y no te preocupes por mí!Corrí hacia la puerta y salí corriendo al pasillo, tratando de encontrar a alguien que pudiera ayudarme. Mis manos temblaban mientras marcaba el número de emergencia de la policía.Finalmente, escuché sirenas de la policía en la distancia. Sabía que Terrance estaba peleando por su vida, pero confiaba en que podría defenderse.Después de unos minu