Dame un pedazo de cielo y yo te lo transformaré en un trozo de infierno. Eso me decía su mirada. Pero a pesar de ello, caminé del brazo de mi padre hasta el altar.
Una vez a su lado. Cerré los ojos al sentir sus manos colocarse en mi espalda de manera protectora. Y esperé con paciencia sus labios posarse encima de los míos. Tantos sentimientos nuevos y algunos viejos. Un amor intenso que ardía con todo, como un jodido infierno. Eso es lo que tenía Terrance. Un amor profundo, fuerte, intenso y abrasador. Una manera de transmitir su amor de manera peculiar.A pesar de ser un bipolar a veces, malhumorado, violento y gruñón, alcohólico…Y muchas cosas más. Él me amaba de verdad, de esa manera que solo él podía amar. Siempre me lo ha demostrado. Siempre ha estado a mi lado. Siempre me ha brindado su amor incondicional.Siempre hemos estado juntos. Siempre. Nunca, nunca, nunca, me separaré de él. Y él menos de mi. Puede parecer algo loco, pero… ¿Qué es el amor sin locura?—Te amo. Te amo, Phoebe, nunca, nunca te decepcionará, porque decepcionarte sería como decepcionarme a mí mismo. Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida.—Sonríe de oreja a oreja provocando que hasta me llegue a olvidar mi nombre. Así era Terrance. Tan adorable. Tan fiel. Tan…Auténtico.—Yo también te amo. — Susurro volviendo a unir nuestros labios en un enorme beso lleno de sentimientos.Los invitados se levantan contentos, silbando, gritando, y aplaudiendo. Mientras Terrance se limitaba a observarme detenidamente, tanto, que no tardó en sonrojarme.—¿Qué haces?—Preguntó.—Parece mentira, Phoebe…Parece que no me conozcas. Mi mayor pasatiempo es observar a la creación más perfecta de este planeta, tú.—Y ahora es el quien me une a su cuerpo una vez más para rodearme con sus brazos y disponerse a besarme con tranquilidad, dulzura y calma.—Te amo, Terrance.De verdad lo hacía con cada parte de mi ser, este hombre se había convertido en todo para mi y no podría simplemente esconderlo de ninguna manera posible. Era simplemente mágico e inigualable. Nada podía compararse al amor que siento por este hombre.» » Tres meses más tarde.
—Cariño, ya estoy en casa —declaré con una sonrisa cansada, dejando caer mi cuerpo encima del sofá con pesadez, estaba muy cansada.
No obtuve respuesta.Y eso no hizo más que alarmarme.Terrance debía de estar en casa.Me lo prometió.Después de la boda, me dijo que lo abandonaría todo; toda su m*****a basura, el boxeo, el alcohol…Todo.No podría hacerme esto a mi, y menos hoy.Hoy, que le iba a contar que estaba embarazada de él.Que estábamos esperando un hijo…No podía hacernos esto…No.Podía soportar cualquier cosa excepto que me fallara de esta manera después de haberme prometido lo contrario.«Phoebe, tranquila, quizás no este en casa…Eso es todo, habrá salido a buscar trabajo.» Me obligo a pensar mientras paso una mano por mi pelo con nerviosismo, sabiendo que habían altas probabilidades de que no fuera asi y que mi pesadilla fuera algo mucho más real.Pero la angustia puede conmigo.Busco mi móvil con desesperación.Intento marcar su número pero el pulso me falla.Dios mío…Me levanto bruscamente del sofá y corro hacia el garaje, arranco el viejo audi negro y voy en dirección del antro donde solía asistir Terrance. Ese maldito antro.Y ojalá no hubiera decidido ir.Ojalá.Al llegar a ese especie de gimnasio mi corazón deja de latir.Terrance estaba en el ring, sangrando por cada milímetro de piel, su pelo estaba alborotado, y sus ojos estaban morados.Pero aún así seguía luchando con todas sus fuerzas. Y entonces me di cuenta de que Terrance simplemente era así.Sentí una punzada de dolor en el pecho. Él me había prometido con sus propias palabras que dejaría esta vida. Pero…Aquí estaba.Y entonces entre los gritos de la multitud, y los gritos del arbitro, Terrance consigue levantarse con una fuerza mágica. Derriba a su contrincante de un golpe. Quien le dobla de peso, altura y todo. Pero lo consigue, no puedo evitar sentir admiración ante tan noble hazaña después de todo, estaba hecho para esto.Entonces en medio del ring, aparece el arbitro, declarando a Terrance ganador.No me ve, yo en cambio sí.Una chica con unos shorts y un crop top negro, salta a sus brazos, atando sus esbeltas piernas a la cintura de mi Terrance , besándolo como si no hubiera mañana.Y él no se resiste.Él…No…Se…Resiste…Y esa imagen fue la última que pude soportar antes de que me dieran arcadas, y saliera corriendo de ese sitio con el corazón hecho a trizas. Sabía que nada bueno saldría de ese sitio, pero aún así fui, porque iría hasta el infierno por Terrance Black.No podía creerme lo que mis ojos habían presenciado, no podía creerme lo que segundos antes había visto sin poder decir palabra, sin poder llorar o gritarle.No lloré.¿Para que?Tan solo fui a casa reuniendo toda la energía que pude sacar de mis entrañas. No podía simplemente lidiar con esta realidad.Terrance y yo pronto seríamos extraños. Me dejó ir y yo ya no quería pensar en él, no quería aguantar ese dolor tan pesado en mi corazón.— ¿Sabes dónde anda Kenny? Su madre siempre me besa en la mejilla, casi en los labios mejor dicho, y me toca en el culo llamándome, mi lindo hijito, luego dice que se confunde pero yo se que a Kenny no le hace eso…— suelta Jared sonriéndome con sorna, mientras hace un par de señas con la mano a uno de sus compañeros de entrenamiento para tomarse un pequeño descanso, ya que estaban entrenando. De un salto baja poco después del ring quedando frente a frente conmigo. Ante sus palabras no puedo más que negar divertido.La madre adoptiva de Kendall, tenía una copia de las llaves y siempre entraba sin permiso al baño, sin importar que estuviéramos meando o en la ducha desnudos. A pesar de eso, la señora Martínez, es una buena mujer, está un poco salida, pero es una cocinera excelente, además de que hace un poco de limpieza cuando no estamos. — En la biblioteca, está estudiando, ya ha empezado un nuevo curso en la universidad, y este año tiene que subir su media un punto más, porque sino
Me encontraba en mi habitación, concretamente en la cama, tenía una foto de Luke en el pecho, mi más preciado tesoro desde que desapareció…Ni siquiera se que decir o qué pensar, estos últimos momentos se habían sentido como un jodido infierno.— Mamá te encontrará, bebé…Mamá lo hará…— sollozo cansada las pocas lagrimas que me quedan, mientras me abrazo a mi misma. Dios…Las lagrimas no tardan en nublarme la vista a pesar de que había estado llorando durante los últimos instantes.Siento que con cada recuerdo mi corazón se rompe…Pero es inevitable no querer recordar, es lo que nos hace humanos. Claro que eso no hace que nuestros sentimientos no nos puedan doler, porque si lo hacen, no hay peor dolor, que el dolor de una madre que siente que ha perdido a su hijo.La puerta de mi habitación se abre, entra Hannah de manera sigilosa, se acuesta a mi lado mientras llora conmigo en silencio. Ambas lloramos - de nuevo, en silencio - encima de la cama abrazadas. Y entonces me doy cuenta de
La cabeza me da vueltas, a penas puedo abrir los ojos, siento un dolor penetrante en la nuca, y hasta un poco de líquido en esa zona. El olor de moho invade mis fosas nasales. Y por un momento puedo notar un rayo de luz de neón roja, para luego darme cuenta de que me encontraba en la famosa sala de espera.Era como sentir de nuevo la misma pesadilla que sentí hace años. Toda la sala está oscura pero algo me dice que no ha cambiado nada. La misma salita oscura, con dos sofás de cuero viejos negros, un botiquín con condones, y algodón para las vírgenes, y con tan solo un foco, en mal estado, de luz neón roja alumbrando, dándole un toque de infierno. Que básicamente lo era. Al menos para todos las que hemos sufrido en este local, una auténtica tragedia se abre cada vez que una joven o niña entra en este antro porque al salir ya nada sería lo mismo, aquella dulce inocencia se convertirá en puro daño, sea para si misma, sea para los demás.La sala de espera era donde las más jóvenes
—Te lo suplico, por favor, de rodillas si hace falta, llorando, Terrance que no me abandones de nuevo, ayúdame a recuperar a mi hijo por lo que más quieras…—mi voz desgastada arrastra cada palabra con desesperación, me limpio las lagrimas como puedo mientras hago justo lo que dicen mis palabras—Por favor, si en tu memoria guardas un último sentimiento de amor hacia mi, por favor, úsalo, ayúdame—vuelvo a sollozar— Sabes que no volveré a ver a mi hijo, eso significa que no volveré a sentir a mi corazón latir de nuevo…¿Sabes qué es respirar y no sentir la sangre bombear por tus venas?¿Respirar sintiendo asfixia?— vuelvo a declarar con la voz rota, vuelvo a caer de rodillas frente a el, todos los hombres miran expectantes la escena. Mientras yo…Me limito a centrarme en Terrance, era mí única salida, mi única vía de escape. Seguía odiándolo con toda mi alma pero aún así, no podía simplemente no intentarlo sabiendo que su fuerza era mayor que la mía en este mundo. No quería preguntar nada
— ¿Dónde has estado? — pregunta seria Hannah al verme después de correr prácticamente hacia mi.Veo en su rostro la preocupación, mi estado probablemente era peor de lo que siquiera yo podía imaginarme. ¿Y cómo no? Acto seguido me derrumbo en la puerta tapando mi rostro con mis manos al caer, ella se arrodilla ante mi preocupada.Las lagrimas salieron y ya no eran pocas ni silenciosas. Estaba jodidamente rota.De nuevo. Era débil…Demasiado.Sin mi hijo no era capaz de continuar.Sin mi hijo nada valía la pena. Fue él el que me impulsó a salir adelante, a querer luchar, a poder hacer lo que estuviera en mis manos para sacarnos del agujero donde nos habíamos metido sin la ayuda ni protección de nadie excepto de mi amor por mi hijo.La necesidad de cuidar de lo único que daba sentido a mi existencia en momentos dónde todo el mundo iba mal. La verdad es que no se si voy a ser capaz de perdonarme.— Lo he tenido tan cerca que parece imposible que no lo vuelva a ver nunca… — susurro mie
—Fuera de aquí, Black —Declaro tajante mientras él me hace ojitos de oveja a punto de ser sacrificada.Lo miro de mala manera.—Me habéis quitado a mi hijo, sabéis que ni con toda la ley a mi lado, podré luchar con vuestro padre. Eso no se hace hombre. ¡Fuera de aquí, ahora mismo! O les diré a todos que apellido tienes. —Las palabras salen de mi garganta a toda mecha, asperas contra mi cuello.—Oh, vamos…Phoebe, por favor. Soy tu Kendall. El universitario inocente. El mejor de los Black. Tu cuñado favorito. Hazme este favor, y durante la cena te traeré a tu hijo. Solo una cena. Es todo lo que te pido. —Argumenta él con una sonrisa sincera al ver mi cara de dolor y rabia.—Maldito Kendall. Siempre te he querido como un hermano. Esa chica, Arabella, es importante para ti ¿cierto?—Pregunto arqueando ambas cejas con sorna.Él me da un golpe en el hombro.—Es mi mejor amiga.—Aclara él convencido, como si estuviese afirmandose la respuesta a si mismo también.—Ehem…Claro…Ahora señorito univ
TERRANCE—Oh, venga tío—gimotea molesto Jared.—Ni hablar. Ves tu solito. No pienso perder mi pasta y mi noche en una basura de club para streapers—refunfuño yo mientras le doy un golpe de nuevo, ahora en la nariz.Aún no me acostumbro con los guantes de la casa de George. Son tan cómodos. Parecen hechos a mi medida. Son grises y había bordado mi nombre con una tela fina. Todos mis hermanos tenían el suyo pero de colores diferentes. Jared los tenía color azul. Kendall, que nunca los usa ni los usará, rojo carmesí. Caleb, por su parte, negros. —Auch, hermano. Tu traición me duele—declara él mientras me intenta coger por el codo para hacerse con mi brazo y doblegarme así para caer rendido.Lo miro con sorna sabiendo sus intenciones.—Está bien…Veo que quieres hacerlo a la vieja usanza. Cuerpo a cuerpo. Hace tiempo que no lo hacemos.—Sonrío de nuevo mientras le cojo de la mano y tiro de ella hasta que queda en el suelo, una vez ahí le doy una patada en el estomago, el intenta defenderse
La noche en la que Kendall me pidió que finja ser un esposo feliz fue un desastre desde el principio. Phoebe y yo nos mantuvimos en personaje durante todo el tiempo, pero algo en mi interior no podía soportar la situación. Ver a Phoebe haciendo como si nada hubiera pasado entre nosotros fue más difícil de lo que esperaba.Mientras Luke y yo nos aburríamos en el salón, Phoebe se dedicaba a la cocina. Su voz dulce y melodiosa llenaba el apartamento mientras ella canturreaba junto a Beyoncé. No pude evitar sonreír al verla tan feliz, aunque sabía que no era gracias a mí.Cuando Kendall nos pidió ayuda, no pude negarme. A pesar de que habíamos pasado por momentos difíciles, siempre había un lugar especial en mi corazón para Phoebe y nuestro hijo. Pero el fingir que éramos una familia feliz y normal era un acto demasiado doloroso para mí.Luke, sin embargo, parecía estar disfrutando de la situación. El mocoso había heredado mi sentido del humor y se aseguraba de añadir comedia a la cena ca