3 años atrás:
El maravilloso día, con el sol radiante de Moscú, ese día primaveral. Hoy había llegado el día para el ruso, hoy iba a dar el «si, quiero» después de años de relación con ella, después de haber vivido tantos momentos con ella, quería hacerla su esposa. Se miraba en el espejo de cuerpo entero, viendo su reflejo en el. Con su esmoquin negro, que le quedaba como anillo al dedo, marcando sus piernas y glúteos. La sonrisa no podía ocultarla, estaba feliz, por haber dado el paso.Dante podía ser despiadado, ruin e incluso ser destructivo. Pero con ella era un ángel, le daba todo lo que a ella se le encaprichaba.Unos toques en la puerta, hizo que el ruso dejará de mirarse en el espejo y centrarse en la puerta, que poco después fue abierta. Por ella entró una mujer de avanzada edad, de unos 55 años, rubia y muy elegantes. Dante sonrió al verla y era la mujer que le dió la vida, la mujer intentó no llorar por ver a su hijo mayor a punto de casarse.—Estas hermoso, hijo mío. — dijo, la mujer acercándose para abrazarle. —Aún no me creo que te cases.—Madre, aún te queda Dimitri. — respondió.—Ese es un caso perdido. — Dante, sonrió. —Quiero que me hagas abuela.—Eso más adelante, madre. — exclamó.—Vamos, que ya están los invitados y solo falta la novia. — Dante abrió la puerta y dejó que su madre saliera primero.Cuando llegaron al salón, los invitados estaban ahí, tomando una copa de champagne. Dante observaba el lugar y se sentía completo, aunque algo nervioso, pero es normal en un día como este, ¿No? El padre y el hermano de Dante se acercaron a él con una sonrisa.—Enhorabuena, hijo. — dijo, el padre y le dio un abrazo. —Te deseo lo mejor.—Gracias, padre. Aunque no negaré que estoy nervioso. — se sincero.—Eso es normal, son los nervios de la boda. — explicó su padre calmándole.—Hermanito, dentro de poco tiempo serás un hombre casado, se acabaron las mujeres. — bromeó, Dimitri.—Yo dejé las mujeres hace mucho tiempo, a ver cuándo te casas tú. — Dimitri, negó asustado, haciendo que el ruso sacará una pequeña carcajada. —¿Dónde está Sergey?—Esta en el despacho haciendo unas cosas. — Dante, asintió.Habían pasado 40 minutos y la novia no aparecía, ya estaban desesperados y Dante el que más. No paraba de mirar el reloj de su muñeca, se estaba preocupando.—¿Por qué no viene Danielle? — le susurró, a su amigo Sergey.—Tranquilo, las novias suelen retrasarse. — respondió.—No lo sé, esto es raro. — sentenció, preocupado. —Sé que se retrasan, pero no casi una hora.—Llámala. — Dante, hizo caso a su amigo y sacó su teléfono, marcó el número de la novia.—Danielle, ¿Dónde estás? — habló, cuando escuchó que descolgaban. —Te estamos esperando.—Lo siento, Dante, no iré. No estoy preparada para casarme. — Dante no daba crédito a lo que escuchaba. —Lo siento de verdad, espero que me perdones.—Danielle, no vuelvas a cruzarte en mi vida, porque de lo contrario, te mato. — colgó.La rabia, la ira, se apoderaron de él. Se sentía traicionado, engañado ahora iba a estar en la boca de todos, sabía que mañana todos saldría a la luz en las revistas y siendo portada. ¿Por qué le traicionó, si la dio todo? ¿Por qué hay mujeres tan miserables y malas? Dante se sentía así, utilizado.Su familia lo miraba con preocupación, Dante solo miraba el suelo.—¿Que pasa, Dante? — preguntó, Sergey.—Saca a todo el mundo, la boda se cancela. — salió de allí yendo a su despacho, cerró la puerta de un portazo y empezó a beberTenía ganas de llorar de la rabia, si eso era un castigo de Dios por todos los errores que él cometió, le habia dado un palo muy gordo. Definitivamente tendría que ser un castigo por lo que él hizo, pero así, de este modo, Dios o el karma, habían dado en la diana.En eses momento su vida se destruyó como un castillo de naipes, donde ahora todo lo que había planeado se había ido a la m****a y todo por una mujer que no le valoró.La puerta fue abierta y entró Sergey y su hermano pequeño, vieron a Dante beber copa tras copa.—¿Qué ha pasado Dante? — preguntó, Dimitri.—Ella se arrepintió y me dijo que no estaba preparada para casarse. — respondió. —La muy puta me dejó a minutos de la boda.—Dante, beber no te va a servir de nada. — exclamó, Sergey. —De esa mujer era de esperarse.—Dante Ivanov vuelve y esta vez el amor y los sentimientos están fuera de mi diccionario. — le dio un trago a la copa. —Dimitri tiene razón, las mujeres no se han acabado, ahora el sexo, será mi satisfacción.«Adiós al Dante romántico.» pensó.3 años habían pasado desde que Dante fue plantado en su boda, estuvo mal, destruido. La amaba, Pero ahora lo que sentía por esa mujer que alguna vez amó, es asco y odio. Jamás la iba a perdonar lo que le hizo, aunque suplicara. Dante se volvió malévolo, más frío y a las mujeres las usaba para satisfacer sus deseos sexuales. Desde aquel día, el ruso solo follaba, sin sentimientos de por medio.Con su traje color vino ajustado a sus piernas, camisa blanca y corbata negra, sentado en su escritorio, encerrado en su oficina mirando el ordenador. Era el dueño de los bancos más conocidos de Moscú, siendo el hombre más famoso y conocido de su ciudad.Dante tenía dos mundos, durante el día era el jefe de los bancos y por la noche era el líder de la mafia rusa. Sus manos ya estaban manchadas de sangre, torturaba de la peor manera a sus enemigos.Su hermano Dimitri, era un ángel caído, como todos le llamaban. Era un chico con unos gustos distintos a los de su hermano, era bisexual y no le impor
Nueva York3 días antes del viaje.La alarma de Elisabeth sonó, ella con pereza abrió sus ojos y lo apagó. Se levantó de la cama y fueron directa al baño, encendió la llave de la ducha y se desnudó, se adentró y el agua empezó a tocar su cuerpo.Eli desde que perdió a su hermano mayor, su corazón sufrió, se marchitó. Le lloró, le añoró y le sigue echando de menos. Aunque hayan pasado 3 años de su muerte, le sigue llorando.Cuando tenía 13 años la diagnósticaron problemas cardíacos, desde cada vez se sentía más débil, más agotada y desde hace exactamente una semana, que tenía desmayos continuamente, hoy tenía una cita. No podía ocultar su miedo, pero tenía que hacerse Chequeos cada cierto tiempo.Cuando acabó, enredó una toalla en su cuerpo y otra en su cabello, salió del baño y empezó a vestirse.Con un pantalón vaquero ajustado a sus piernas, una camisa y chaqueta de cuero. Salió de la habitación y cuando llegó al salón sus padres estaban sentados en la mesa.—Buenos días, padres. —
Dante despertó y fue al baño, encendió la llave de la ducha, se quitó el boxer y se metió en ella. El agua empezó a golpear su cuerpo desnudo, mojándole completamente. Cuando acabó, enredó una toalla en su cintura y salió del cuarto baño. Fue hasta su clóset y escogió un traje color gris oscuro y camisa negra. Cuando ya estaba arreglado salió de allí, al llegar al salón, su hermano estaba ya sentado tomándose un café.—Buenos días. — saludó el rubio. —¿Cuando te has despertado? — preguntó mirando su reloj.—Hace un rato, he bajado hace 10 minutos. — respondió. —Sergey, hoy no viene, está enfermo.—¿Enfermo? — dijo extrañado. —Vaya, estará enfermo de tanto follar.—Probablemente. — este asintió.Los hermanos, salieron de la mansión y montaron en el auto de Dante, el ruso arrancó y salió de allí. Rumbo al trabajo, Dante estaba concentrado en la carrera y Dimitri en su móvil. Cuando llegaron al edificio, los rusos salieron del coche y entraron al interior del lugar. Las chicas, al verlo
Un día más en Moscú y Eli iba conociendo cada rincón de la ciudad, aunque hiciera frío, ella no iba a dejar de conocerlo. Moscú era frío, pero bonito, la comida era riquísima. Desde que chocó con el ruso, no volvió a verle, había pasado solo un día, pero todas formas, Moscú era enorme y era poco probable que se volvieran a ver.Hoy saldrían de fiesta, Abby la había convencido de hacerlo y ella no tuvo otra que aceptar. Eran las seis de la tarde y juntas estaban tiradas en el sofá viendo una película.—Dentro de poco, hay que arreglarse. — habló Abby sacando a Eli de su trance.—Si, pero tampoco iremos muy destacadas, hace frío. — Abby sonrió.—En la discoteca sudaremos. — Eli negó divertida. —Entre alcohol y baile.—Y hombres. — terminó la americana.—No, hombres no, ya sabes que no. — Eli se puso seria y la miró. —Sabes que aún no estoy preparada.—Abby, tarde o temprano tendrán que conocer a alguien. — Abby negó, pasará el tiempo que pasará, Alexander jamás saldrá de su corazón.—No
En la mansión del ruso, Dante estaba en el despacho con Sergey y su hermano. Tomándose una Copa y fumando. Aún no le había llegado ninguna información de la americana y no podía saber nada de ella, solo su nombre. Su decisión de secuestrarla ya estaba tomada, Dante la mandó a vigilar y saber sus movimientos.—¿Saldremos hoy, putitas? — preguntó Sergey, los hermanos me miraron.—Por mi si. — respondió Dimitri. —Un poco de fiesta, no viene mal.—Yo también me apunto. — los chicos sonrieron.El teléfono de Dante sonó y vio un mensaje de su escolta, abrió el mensaje y vio una fotografía de Eli vestida saliendo de casa."Saldrá de fiesta."Leyó el mensaje de su escolta, Dante no respondió, directamente le llamó.—¿Sabés dónde saldrá? — preguntó yéndose al balcón.—No, señor, pero la seguiré y luego le informo. —Perfecto. — colgó.Entró al despacho guardando su teléfono.—Yo me voy a la ducha. — dijo saliendo de allí sin dejar responder a los chicos.Llegó a su dormitorio y se fue al baño.
Seis de la mañana y Dante sabía que seguramente sus hombres estaban haciendo su trabajo y volvió a mirar el reloj.Eli salía de la discoteca con su amiga entre risas, se alejaba del lugar. Hasta que un auto negro paró frente a ella, salieron varios hombres, ellas querían correr pero fue demasiado tarde. Un hombre cogió a Eli por detrás, las puso un trapo en la boca, ellas luchaba, pero quedaron dormidas y las metieron en la furgoneta.Uno de ellos escribió a Dante.El teléfono de Dante sonó y él lo miró."Ya las tenemos, señor.""Perfecto, no las hagan daño, no se tocan ninguna." le advirtió"Si, señor."Horas después, Eli abrió sus ojos algo aturdida. El dolor de cabeza que tenía, la hizo hacer una mueca de dolor. Cuando abrió sus ojos, se dio cuenta que no era su habitación, ni su cama. La habitación era demasiado grande, miró toda la habitación con atención. Era elegante, con toques beige y blancos. Con cuidado se levantó de la cama y fue hasta el balcón y vio un jardín enorme y mu
Eli se había quedado petrificada, la confesión del ruso la dejó en shock. No tenía pinta de mafioso, pero como dice el dicho: "las apariencias engañan." Pero el hombre que le gustaba era mafioso y eso no seria bueno, ella había escuchado mucho sobre la mafia y sabía que era peligro. No sabía si llorar o tranquilizarse, ¿Por qué le pasaba esto a ella? ¿Por qué el hombre que le gustaba, era mafioso? —¿Me matarás? ¿Me violaras? —preguntó. —¿Me venderás? — Dante negó, iba acercarse, pero ella retrocedió. —No te acerques, solo contéstame.—No te haré nada de eso. — respondió sincero. —No te haré daño, sé que tal vez cometí el error de secuestrarte, pero no sabía cómo conquistarte. — ella sonrió con ironía.—Esa excusa es muy mala. — exclamó. —Te hubieras acercado como todo el mundo, pidiéndome el número o invitándome a comer. —Eso no se cómo va, lo olvidé. — Siseó. —No te haré daño, Eli. Solo déjame acercarme a ti y conquistarte.—Eso es imposible. — él negó. —Si, yo solo te puedo ofrec
—¿Qué pasa? — preguntó cerrando la puerta.—Secuestraste a la chica, sin mirar su informe antes. — exclamó serio. —Solo recemos, para que no la dé un infarto.—¿Por qué dices eso? —preguntó ya furioso.—Léelo. — le lanzó el papel y Dante lo cogió.«Elisabeth Watson, nació en Nueva York. Su padre es el dueño de las empresas de arquitectura más famosa de la ciudad, hace 3 años su hermano murió en un accidente de tráfico. Eli fue diagnosticada con problemas de corazón, hace los 10 años, tiene una falla cardíaca, cada vez su salud empeora más y necesita un transplante de corazón. Al estar tanto tiempo en espera, desgraciadamente, Elisabeth tiene 6 meses de vida. La chica, disfruta de sus últimos meses de vida viajando.» Lo leyó para él.Dante releía el papel, ella estaba enferma, por eso ella le había dicho lo de la amistad, lo de envejecer juntos. ¡Dios! La había quitado su libertad. Llamadle egoísta, pero no quería dejarla.—¡¿Sabés lo qué has hecho?! —gritó Dimitri y Dante se impresio