Dante esperaba la llegada de los italianos, se habia puesto en contacto con ellos para que se llevarán a su padre. Miraba su reloj, con una copa de vino sobre sus manos. La puerta, se abrió y entraron tres hombres, parecían hermanos. Porque se parecían mucho, eran morenos, altos y con rostro serio. Dante caminó hasta ellos y les dio la mano. —Bienvenidos, supe que mi padre os debe dinero una cantidad alta. — habló el ruso, y los italianos les miró. —No os he llamado pagarles, eso es una deuda que mi padre tiene que pagar. —Yo solo quiero saber dónde está él. — habló uno de ellos. —Le tengo en el sótano, es vuestro. Lo que hagan con él, no es asunto mío. — asintieron los italianos.Dante les llevó hasta donde estaba su padre, los italianos al verle atado en una silla, sonrieron. El hombre al verles abrió sus ojos con terror, sabía que esos mafiosos italianos, iban a matarlo. Les debía mucho dinero y ellos no lo iban a dejar pasar. —Veo que estás muy cómodo. — hablo el italiano más
Dante se había metido en el despacho para mirar unas cosas del trabajo, había quedado para ir a cenar con su mujer. Quería que su relación avanzara un poco más, dar ese paso que muchas parejas hacían cuando estaban enamorados. Dimitri pasó al despacho de su hermano y este le miró con seriedad. —Necesito que te quedes con los mellizos está noche. — habló el ruso sin mirarle. —Nosotros encantados, ¿Pero donde vas? — preguntó Dimitri cruzándose de brazos.—A cenar con Eli y la pediré matrimonio. — el hermano menor, abrió sus ojos con asombro. Sonrió y fue hacia su hermano para abrazarlo.—¡Enhorabuena! Por fin das el paso. — ambos rieron. —Creia que jamás ibas a dar el paso.Dante sabía que iba a dar el paso, otra vez, pero sabía que esta vez no iba a ver ningún error. Que está vez si iba ser un hombre casado, Danielle estaba en su pasado. La habían alejado de él, pero ella ya tenía su vida hecha. No volvió a saber de ella desde aquella vez que apareció en su casa pidiendo perdón. L
Después de esa velada romántica, ellos estuvieron casi toda la noche teniendo relaciones sexuales, aprovechando que estaban solos y que les iban a interrumpir. Cuando tenía a los mellizos, no tenía tiempo para ellos y aprovechaban que estaban con Dimitri. Había tenido una noche movida entre sexo, pasión, gemidos y éxtasis. A la mañana siguiente, seguían pegados como lapas, desayunaban sin despegarse. Era como su estuvieran pegados, pero ellos eran asi. Dante tenía pensado dejar la mafia, darle el cargo a Dimitri o Alex y así pasar la vida con su familia y dejar los problemas y todo lo malo. Esa tranquilidad, fue interrumpida cuando Dimitri apareció por la puerta junto a Daniel y los niños. Los prometidoa miraron y les vieron, no tardaron en acercarse a sus hijos y abrazarles.—¿Cómo se han portado, mis bebés? — preguntó Eli, cogiendo a su hijo en brazos. —Bien, son buenos y comen como si no hubiera un mañana. — exclamó Dimitri y ellos rieron. —En cambio a vosotros os veo muy feli
Eli, Abby y Daniel, se habían vuelto inseparables. Pasaban mucho tiempo juntos cuando sus parejas, trabajaban. Eli junto a ellos, iban al centro comercial e iban a la tienda mas famosa de Rusia, para ver el vestido de novia. Eli no podía negar que estaba super nerviosa, que la fecha de su boda se acercaba aún más. Cuando llegaron, la dependienta se acercó a ellos con una sonrisa. -Buenos dias. - saludo la mujer. -¿desean que les ayude?-Hola, si, mire. Me caso y quiero ver los vestidos. - habló Eli y la mujer asintió. -Por supuesto, aqui tiene, el que mas le guste. Cuando vea el vestido que desea, yo le tomo las medidas. - dijo la mujer con una sonrisa. Eli, miraba cada vestido que habia, era como en un sueño. Toda clases de vestidos de novia, de manga larga de encaje, sin mangas, tipo corsé. Ajustados, sueltos, con cola y sin ellas. También había vestido de dama de honor, Abby miraba esos vestidos y Daniel, estaba mirando vestidos para darle consejos a Eli. Eli vio un vestido
Tras la decisión de Alex, de ser el Boss, a todos les dejó descolocados. Él ya sabía me mucho sobre cómo llevas la me mafia. Pero no podían dejar el miedo a un lado, Eli tras enterarse, de la decisión de su hermano mayor, la enfureció. Pero no podía reclamarle nada, él siempre se sacrificó por ellos, Exponiendo su vida.Faltaba poco para la reunión, le iban a nombrar líder de la Bratva.Eso significaba que todos los enemigos, iban a ir a por él y eso era peligroso. Se exponía a tener toda la Bratva, aún sabiendo todo lo que eso traería.Eli estaba metida en su habitación, mellizos estaban dormidos y ella aprovechó para descansar, el embarazo la tenía agotada. Con mucho sueño, aunque ella ya lo sabía, sabía lo que era un embarazo.Dante entró al cuarto y la vio tumbada, sonrió y fue hacía ella para acostarse a su lado y abrazarla. La dejó un beso en el cuello y Eli se giró para besarle los labios.—Por fin un poco de paz. — habló ella, acariciándole la mejilla.—Podemos aprovechar. — d
El Gran día había llegado, Elisabeth y Dante. Todo estaba organizado en su mansión, los empleados decoraban el jardín. El salón lleno de copas y bebidas, habían contratado camareros profesionales para su día, ya que iban a ser muchos invitados.Eli estaba feliz, emocionada. Iba a ser la esposa del hombre que amaba. Ella se arreglaba en la habitación, mientras Dante lo hacía en casa de su hermano. No se podían ver y cada uno lo hacía por separado. Pero estaban felices, porque iban a ser marido y mujer.Amanda se miraba en aquel espejo de su habitación, con su vestido de novia. Era de corpiño, qué provocaba un pequeño escote. De cintura para abajo, era suelto y con una gran cola. Un moño elegante, con su corona. Unos zapatos blancos altos de aguja y un maquillaje elegante.Dante llegó a la casa y todos los invitados le miraron, con una sonrisa. Él tenía un esmoquin negro con chaleco y camisa blanca, unos zapatos italianos negros. Alex y Dimitri, iban detrás de él, con sus parejas.Los s
3 años atrás:El maravilloso día, con el sol radiante de Moscú, ese día primaveral. Hoy había llegado el día para el ruso, hoy iba a dar el «si, quiero» después de años de relación con ella, después de haber vivido tantos momentos con ella, quería hacerla su esposa. Se miraba en el espejo de cuerpo entero, viendo su reflejo en el. Con su esmoquin negro, que le quedaba como anillo al dedo, marcando sus piernas y glúteos. La sonrisa no podía ocultarla, estaba feliz, por haber dado el paso.Dante podía ser despiadado, ruin e incluso ser destructivo. Pero con ella era un ángel, le daba todo lo que a ella se le encaprichaba.Unos toques en la puerta, hizo que el ruso dejará de mirarse en el espejo y centrarse en la puerta, que poco después fue abierta. Por ella entró una mujer de avanzada edad, de unos 55 años, rubia y muy elegantes. Dante sonrió al verla y era la mujer que le dió la vida, la mujer intentó no llorar por ver a su hijo mayor a punto de casarse.—Estas hermoso, hijo mío. — di
3 años habían pasado desde que Dante fue plantado en su boda, estuvo mal, destruido. La amaba, Pero ahora lo que sentía por esa mujer que alguna vez amó, es asco y odio. Jamás la iba a perdonar lo que le hizo, aunque suplicara. Dante se volvió malévolo, más frío y a las mujeres las usaba para satisfacer sus deseos sexuales. Desde aquel día, el ruso solo follaba, sin sentimientos de por medio.Con su traje color vino ajustado a sus piernas, camisa blanca y corbata negra, sentado en su escritorio, encerrado en su oficina mirando el ordenador. Era el dueño de los bancos más conocidos de Moscú, siendo el hombre más famoso y conocido de su ciudad.Dante tenía dos mundos, durante el día era el jefe de los bancos y por la noche era el líder de la mafia rusa. Sus manos ya estaban manchadas de sangre, torturaba de la peor manera a sus enemigos.Su hermano Dimitri, era un ángel caído, como todos le llamaban. Era un chico con unos gustos distintos a los de su hermano, era bisexual y no le impor