Dante esperaba en la sala de espera mientras a ella la atendían. Tenía miedo que aquel golpe que recibió, provocará algo horrible. No quería pasar por la misma situación de hace unos años, también temia por la vida de su pequeño bebé. Miedo que hubiera tenido un aborto espontáneo, que lo perdieran. Mientras él se encontraba sentado en la sala de espera, esperando a que le dijeran algo. Elisabeth estaba tumbada en aquella camilla, mientras un doctor le hacía una eco de pecho. Ella no podía negar que tenía miedo, estaba sintiendo el mismo miedo del principio. Soltaba lágrimas son cesar, miedo, mucho miedo enteraban por cada poro de su piel. —¿Esta todo bien? — preguntó la joven con esa voz rota. El médico la miró y la sonrió.—Esta todo bien, Elisabeth. — ella cerró sus ojos aliviada. —No hay de que preocuparse, no hay ningún desgarro. El latido del corazón, va como tiene que ir. —El bebé, ¿Se puede saber si está bien? — el médico asintió.—Si, pero eso lo tiene que hacer una ginecó
Dante dormía como un niño, junto a sus mellizos. Ellos tres sobre aquella cama, mientras Eli estaba en la ducha. Eli tenía una familia, esa familia que tanto añoraba tener. Esa ilusión que tenía y que pensaba que jamás iba a tener. Era feliz y no podía pedir más, porqué ya lo tenía todo. Sin hacer mucho ruido, Eli salió del baño y fue hacia el clóset. Sonrió como una boba cuando vio aquella imagen. Se fue vistiendo y salió de la habitación para dejarles dormir. Al llegar al salón, paró en seco cuando vio a su suegro frente a ella con una copa en la mano y mirando el fuego de la chimenea. Cuando el hombre la sintió, se giró y la sonrió.—Hola, Elisabeth. Soy...—Se quién es. — le interrumpió. —Dante sigue durmiendo, será mejor que venga más tarde. —No quiero hablar con mi hijo, si no contigo. — ella arrugó su ceño, no se fiaba de ese hombre.—¿Y de que quiere hablar conmigo? — preguntó intrigada.—Sobre algo que necesito que hagas por mí. — ella sonrió levemente. —Necesito que conve
Dante esperaba la llegada de los italianos, se habia puesto en contacto con ellos para que se llevarán a su padre. Miraba su reloj, con una copa de vino sobre sus manos. La puerta, se abrió y entraron tres hombres, parecían hermanos. Porque se parecían mucho, eran morenos, altos y con rostro serio. Dante caminó hasta ellos y les dio la mano. —Bienvenidos, supe que mi padre os debe dinero una cantidad alta. — habló el ruso, y los italianos les miró. —No os he llamado pagarles, eso es una deuda que mi padre tiene que pagar. —Yo solo quiero saber dónde está él. — habló uno de ellos. —Le tengo en el sótano, es vuestro. Lo que hagan con él, no es asunto mío. — asintieron los italianos.Dante les llevó hasta donde estaba su padre, los italianos al verle atado en una silla, sonrieron. El hombre al verles abrió sus ojos con terror, sabía que esos mafiosos italianos, iban a matarlo. Les debía mucho dinero y ellos no lo iban a dejar pasar. —Veo que estás muy cómodo. — hablo el italiano más
Dante se había metido en el despacho para mirar unas cosas del trabajo, había quedado para ir a cenar con su mujer. Quería que su relación avanzara un poco más, dar ese paso que muchas parejas hacían cuando estaban enamorados. Dimitri pasó al despacho de su hermano y este le miró con seriedad. —Necesito que te quedes con los mellizos está noche. — habló el ruso sin mirarle. —Nosotros encantados, ¿Pero donde vas? — preguntó Dimitri cruzándose de brazos.—A cenar con Eli y la pediré matrimonio. — el hermano menor, abrió sus ojos con asombro. Sonrió y fue hacia su hermano para abrazarlo.—¡Enhorabuena! Por fin das el paso. — ambos rieron. —Creia que jamás ibas a dar el paso.Dante sabía que iba a dar el paso, otra vez, pero sabía que esta vez no iba a ver ningún error. Que está vez si iba ser un hombre casado, Danielle estaba en su pasado. La habían alejado de él, pero ella ya tenía su vida hecha. No volvió a saber de ella desde aquella vez que apareció en su casa pidiendo perdón. L
Después de esa velada romántica, ellos estuvieron casi toda la noche teniendo relaciones sexuales, aprovechando que estaban solos y que les iban a interrumpir. Cuando tenía a los mellizos, no tenía tiempo para ellos y aprovechaban que estaban con Dimitri. Había tenido una noche movida entre sexo, pasión, gemidos y éxtasis. A la mañana siguiente, seguían pegados como lapas, desayunaban sin despegarse. Era como su estuvieran pegados, pero ellos eran asi. Dante tenía pensado dejar la mafia, darle el cargo a Dimitri o Alex y así pasar la vida con su familia y dejar los problemas y todo lo malo. Esa tranquilidad, fue interrumpida cuando Dimitri apareció por la puerta junto a Daniel y los niños. Los prometidoa miraron y les vieron, no tardaron en acercarse a sus hijos y abrazarles.—¿Cómo se han portado, mis bebés? — preguntó Eli, cogiendo a su hijo en brazos. —Bien, son buenos y comen como si no hubiera un mañana. — exclamó Dimitri y ellos rieron. —En cambio a vosotros os veo muy feli
Eli, Abby y Daniel, se habían vuelto inseparables. Pasaban mucho tiempo juntos cuando sus parejas, trabajaban. Eli junto a ellos, iban al centro comercial e iban a la tienda mas famosa de Rusia, para ver el vestido de novia. Eli no podía negar que estaba super nerviosa, que la fecha de su boda se acercaba aún más. Cuando llegaron, la dependienta se acercó a ellos con una sonrisa. -Buenos dias. - saludo la mujer. -¿desean que les ayude?-Hola, si, mire. Me caso y quiero ver los vestidos. - habló Eli y la mujer asintió. -Por supuesto, aqui tiene, el que mas le guste. Cuando vea el vestido que desea, yo le tomo las medidas. - dijo la mujer con una sonrisa. Eli, miraba cada vestido que habia, era como en un sueño. Toda clases de vestidos de novia, de manga larga de encaje, sin mangas, tipo corsé. Ajustados, sueltos, con cola y sin ellas. También había vestido de dama de honor, Abby miraba esos vestidos y Daniel, estaba mirando vestidos para darle consejos a Eli. Eli vio un vestido
Tras la decisión de Alex, de ser el Boss, a todos les dejó descolocados. Él ya sabía me mucho sobre cómo llevas la me mafia. Pero no podían dejar el miedo a un lado, Eli tras enterarse, de la decisión de su hermano mayor, la enfureció. Pero no podía reclamarle nada, él siempre se sacrificó por ellos, Exponiendo su vida.Faltaba poco para la reunión, le iban a nombrar líder de la Bratva.Eso significaba que todos los enemigos, iban a ir a por él y eso era peligroso. Se exponía a tener toda la Bratva, aún sabiendo todo lo que eso traería.Eli estaba metida en su habitación, mellizos estaban dormidos y ella aprovechó para descansar, el embarazo la tenía agotada. Con mucho sueño, aunque ella ya lo sabía, sabía lo que era un embarazo.Dante entró al cuarto y la vio tumbada, sonrió y fue hacía ella para acostarse a su lado y abrazarla. La dejó un beso en el cuello y Eli se giró para besarle los labios.—Por fin un poco de paz. — habló ella, acariciándole la mejilla.—Podemos aprovechar. — d
El Gran día había llegado, Elisabeth y Dante. Todo estaba organizado en su mansión, los empleados decoraban el jardín. El salón lleno de copas y bebidas, habían contratado camareros profesionales para su día, ya que iban a ser muchos invitados.Eli estaba feliz, emocionada. Iba a ser la esposa del hombre que amaba. Ella se arreglaba en la habitación, mientras Dante lo hacía en casa de su hermano. No se podían ver y cada uno lo hacía por separado. Pero estaban felices, porque iban a ser marido y mujer.Amanda se miraba en aquel espejo de su habitación, con su vestido de novia. Era de corpiño, qué provocaba un pequeño escote. De cintura para abajo, era suelto y con una gran cola. Un moño elegante, con su corona. Unos zapatos blancos altos de aguja y un maquillaje elegante.Dante llegó a la casa y todos los invitados le miraron, con una sonrisa. Él tenía un esmoquin negro con chaleco y camisa blanca, unos zapatos italianos negros. Alex y Dimitri, iban detrás de él, con sus parejas.Los s