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05// Últimas horas

En la mansión del ruso, Dante estaba en el despacho con Sergey y su hermano. Tomándose una Copa y fumando. Aún no le había llegado ninguna información de la americana y no podía saber nada de ella, solo su nombre. Su decisión de secuestrarla ya estaba tomada, Dante la mandó a vigilar y saber sus movimientos.

—¿Saldremos hoy, putitas? — preguntó Sergey, los hermanos me miraron.

—Por mi si. — respondió Dimitri. —Un poco de fiesta, no viene mal.

—Yo también me apunto. — los chicos sonrieron.

El teléfono de Dante sonó y vio un mensaje de su escolta, abrió el mensaje y vio una fotografía de Eli vestida saliendo de casa.

"Saldrá de fiesta."

Leyó el mensaje de su escolta, Dante no respondió, directamente le llamó.

—¿Sabés dónde saldrá? — preguntó yéndose al balcón.

—No, señor, pero la seguiré y luego le informo. 

—Perfecto. — colgó.

Entró al despacho guardando su teléfono.

—Yo me voy a la ducha. — dijo saliendo de allí sin dejar responder a los chicos.

Llegó a su dormitorio y se fue al baño. Hoy Eli sería secuestrada, ya estaba todo cómo él lo quería, Hoy ella estaría en su casa y sería suya.

Cuando acabó de ducharse, se fue al clóset y escogió un traje color gris de rayas finas y blancas, camisa blanca y zapatos italianos.

En el club las chicas estaban en la barra, sentadas. Eli pidió Jagger con Red Bulls y Abby lo mismo. Eli tenía que beber con cuidado y no pasarse de la raya, Abby la cogió de la mano y se la llevó a la pista. Con la canción de Jason Derulo, empezaron a bailar. Desde la zona VIP que estaba arriba, Dante la observaba. Se ponía duro, con solo ver que ese vestido marcaba sus glúteos y se notaba que llevaba tanga. Mordió su labio con lujuria, al imaginarla follandola.

No la quitaba la vista de encima, la vio adentrarse a los pasillos que daban al baño, Dante miró a su escolta y el chico entendió y se fue tras de ella. Dante miró su reloj y en pocas horas, Eli estaría en su casa.

Eli salió del baño y chocó con un cuerpo duro, miró y vio a un hombre moreno y por un momento recordó cuando chocó con el ruso.

—Disculpe. — se disculpo ella apenada.

—No se preocupe, esto está abarrotado. — respondió el joven.

—Si, pero no está mal salir un poco. — él sonrió y asintió.

—Estoy de acuerdo. — ella sonrió. —¿A qué hora te irás?

—Pues sobre las seis de la mañana. — él volvió asentir. —Ahora tengo que volver. — se alejó del joven y volvió son su amiga.

El joven caminó hasta dónde estaba Dante y se puso a su lado. Dante acercó su cabeza para escuchar lo que iba a decir su escolta.

—A las 6:00 saldrán de aquí. — Dante asintió.

—Quiero a todos en sus puestos y sin que nadie os vea cogerla. — el joven asintió.

—Señor, no está sola ¿Que hacemos con la amiga? — preguntó.

—Cogerla también, dormirlas y quiero a la castaña en mi habitación. — ordenó.

—Si señor, le diré a los demás. — se fue de allí y fue a informar a sus compañeros.

Dante estaba más que feliz, la tendría y de hoy no pasaría. Eli, era su veneno y la vez su antídoto, era como una droga para él. Ella se había metido en su cabeza, siendo la dueña de su tortura.

Dante colocó un poco de polvo blanco encima la mesa y esnifo la cocaína. Poco después, sus ojos estaban demasiados abierto y sus pupilas dilatadas.

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