Dante despertó y fue al baño, encendió la llave de la ducha, se quitó el boxer y se metió en ella. El agua empezó a golpear su cuerpo desnudo, mojándole completamente. Cuando acabó, enredó una toalla en su cintura y salió del cuarto baño. Fue hasta su clóset y escogió un traje color gris oscuro y camisa negra. Cuando ya estaba arreglado salió de allí, al llegar al salón, su hermano estaba ya sentado tomándose un café.
—Buenos días. — saludó el rubio. —¿Cuando te has despertado? — preguntó mirando su reloj.—Hace un rato, he bajado hace 10 minutos. — respondió. —Sergey, hoy no viene, está enfermo.—¿Enfermo? — dijo extrañado. —Vaya, estará enfermo de tanto follar.—Probablemente. — este asintió.Los hermanos, salieron de la mansión y montaron en el auto de Dante, el ruso arrancó y salió de allí. Rumbo al trabajo, Dante estaba concentrado en la carrera y Dimitri en su móvil. Cuando llegaron al edificio, los rusos salieron del coche y entraron al interior del lugar. Las chicas, al verlos babeaban por ellos, pero ni Dante, ni Dimitri las ponía atención. Subieron al ascensor y Dante pasó la tarjeta y el ascensor cerró sus puertas y subieron hasta la planta. Cuando el ascensor llegó, ambos bajaron de él.—Bueno, yo me voy a mi puesto de trabajo. — Dante asintió.Dante entró a su oficina sin ni siquiera saludar a su secretaria, se quitó la chaqueta y la puso en el perchero, encendió el ordenador y se sentó.Dante era demasiado serio, macabro y egocéntrico. No era amable con nadie, solo con su familia y amigos.Dos toques en la puerta, Dante miró y por ella entró su secretaria, la chica cerró la puerta y se acercó.—Señor, tiene dos reuniones. — Dante la puso atención. —A las 11:00, tiene una videoconferencia con Thomas Spears y a la 13:00, tiene una comida con el señor Antón Corleone.—Gracias, puedes retirarte. — dijo serio, la chica salió de allí, huyendo más bien.Dante, se había levantado con un humor de perros, siempre se levantaba así, desde que fue plantado. Había quedado con Antón, era su amigo, pero no podía decir nada. Ya que en su vida, todo es peligroso. Necesitaba hablar con él, tenía que saber algo de Danielle. Tal vez le dejó plantado, Pero él, realmente se preocupaba por ella y no sabía porque aún se preocupaba. Pero aunque Dante lo negara, seguía teniendo sentimientos por ella.Miró su reloj y puso el portátil en frente de él y lo encendió. En poco minutos tenía la videoconferencia con Thomas, un empresario rico de Eslovenia, un hombre que quería asociarse con el ruso. El ordenador, dio el aviso de la llamada y Dante contestó.—Buenos días, Thomas. — saludó el ruso, serio y responsable.—Buenos días, señor Ivanov. — Respondió. —No sé si mi oferta le interesó.—Leí su oferta y me gustó, acepto tener mis bancos en Eslovenia. — hombre sonrió.Durante la reunión hablaban de sus bancos, de cuánto iba a ganar, donde estaría ubicada. 2 horas de reunión y Dante estaba más que satisfecho. Para Dante, sus bancos eran importantes y quería que fueran reconocidos.Cogió su chaqueta y salió de allí, tenía que ir al restaurante donde había quedado con su amigo. Salió de su oficina sin decir nada, fue directo al ascensor, entró y las puertas se cerraron.En el restaurante, Dante esperaba sentado en la mesa a Antón, ya había pedido una botella de vino, se sirvió y bebió un sorbo.Antón poco después llegó, abrazó a Dante y se sentó frente a él.—¿Cómo estás? — preguntó el ruso. —¿Qué hay de tu vida? —Muy bien, ¿Y tú? — tomó un poco de vino.—Pues como siempre, trabajo y más trabajo. — respondió. —¿Tú mujer cómo está? —Cada vez más guapa, está embarazada. — Dante abrió sus ojos y sonrió.—¿¡Enserio!? No sabes cómo me alegro. — sonrió.—Si, ¿Quieres saberlo? — Dante arrugó su ceño y asintió. —Su último movimiento fue aquí, ella a regresado a Moscú, pero no sola. Regresó con un hombre. — Dante mordió su labio inferior.—Era de esperarse, ella me abandonó por otro. — dijo con los dientes apretados. —Sé que aún la amas. — Dante negó. —A mí no me puedes mentir, te conozco.—Me da rabia, que...¡Dios! — gruñó.—Tranquilo, ella le es infiel a ese hombre. — Dante sonrió sin gracia, Danielle para fácil de follar.—Anton deja de seguirla, Danielle quedará en el pasado, se acabó. — Antón asintió.—Como digas...***************************Eli y Abby, se arreglaban para ir a comer. Eli se puso un vaquero, botas altas hasta las rodillas, jersey de cuello alto, bufanda y abrigo. El restaurante no estaba muy lejos, como a unos 10 minutos caminando. Cuando estuvieron arreglada, salió de su habitación, Abby estaba bebiendo un vaso de agua.—Estaba sedienta. — Eli sonrió. —¿Te has tomado la pastilla? —Si, tranquila. Ahora vamos, muero de hambre. — cogieron su bolso y salieron del departamento.Abby puso la ubicación en G****e Maps, la dirección del local. Hacía frío y la nieve las impedía un poco caminar, pero lo hermoso que era la ciudad vestida de blanco.—¿A cuánto estamos? — preguntó mirando hacia el suelo. —5 minutos, según ésto. — respondió y la chica asintió.Después de 5 minutos, el restaurante en frente de ellas, tenían que cruzar la carretera. Abby guardó su móvil en el bolso. El restaurante era elegante y con toques dorados.Eli estaba sumergida mirando su móvil, que sin darse cuenta y de un momento a otro, chocó con un cuerpo duro y fuerte. Ella cayó al suelo y maldijo, se miró las manos y se limpió.El chico se quedó embobado, ella era castaña con el pelo largo y liso, de 1,65 y cuerpo con curvas. Era hermosa y eso ya lo sabía sin verla bien la cara.—Lo siento mucho. — dijo una voz ronca y varonil, ella levantó la mirada y de quedó petrificada. Un hombre rubio, de ojos azules como el cielo, fuerte, de un 1,80 de altura estaba frente a ella ofreciéndola la mano.—No se preocupe. — ella sujetó su mano y con la ayuda del hombre se levantó del suelo. —Suelo ser un poco patosa. — él sonrió.—Dante Ivanov. — ofreció su mano, pero está vez como presentación—Eli... Elisabeth Watson. — dijo tartamudeando y él mordió su labio.«Hermoso nombre.» pensó él ruso.—¿Eres americana? — ella asintió.—Vinimos de vacaciones, ella es Abby. — ellos estrecharon su mano.—Pues bienvenidas a Rusia. —Gracias. — ellas se fueron hasta el interior del restaurante y Dante fue hasta su auto.Su escolta estaba ahí y él se acercó.—Investigala. — ordenó.—Si, señor. — el ruso entró en su auto y salió de allí.—Seras mía, Eli, solamente mía...****************Las chicas, ya habían ordenado su comida y ya estaban comiendo. Eli estaba pensando en ese hombre con el que chocó, jamás imaginó que ese ruso fuera tan atractivo y hermoso. Esa carita varonil con un poco de barba y en esos ojos azules. —Era guapo, ¿Verdad? — dijo su amiga burlona. — Tal vez se crucen de nuevo.—Solo le ofrecería mi amistad, no podría tener nada Slserio con el, Abby, moriré. — Abby sintió su corazón romperse.—No digas eso...—Es la verdad, Abby. Jamás sabré que es el amor, jamás sabré lo que es embarazarte y sentir tu hijo crecer, tenerlo en tus brazos y que me llame mamá. — Abby soltó sus lágrimas. —Jamás sabré lo que es vestirse de blanco, nada de eso.—Tienes que sentir fe. — Eli negó.—La fe, ya la he perdido...**************En la mansión, el ruso estaba en su despacho con una copa en la mano. Caminaba por el cuarto pensando en ella. Después de lo de Danielle, no se volvió a interesar por una mujer, pero esa americana se le metió muy adentro.La puerta del despacho se abrió y Dante miró.—¿Qué haces dando vueltas como si fuieses un pato mareado? — Preguntó Dimitri mirando a su hermano.—Que mierdas que te importa. — gruñó y Dimitri arrugó su ceño. —Perdona, estoy algo confuso.—¿Tú confuso? No, eso es porque tienes fiebre. — ironizó y Dante le miró. —Es coña, ¿Por qué estás así?—Sali del restaurante y sin querer choque con una chica. — Dimitri levantó su ceja con una sonrisa en sus labios. —No me mires así, la chica no es de aquí, es americana —¿Y...? Como si es Latina, si te ha gustado a por ella. — Dante negó.—Es hermosa y la quiero en mi cama, que sea mía. — el hermano ya se puso serio, ya vio lo que planteaba la cabeza de su hermano. —La secuestrare.Un día más en Moscú y Eli iba conociendo cada rincón de la ciudad, aunque hiciera frío, ella no iba a dejar de conocerlo. Moscú era frío, pero bonito, la comida era riquísima. Desde que chocó con el ruso, no volvió a verle, había pasado solo un día, pero todas formas, Moscú era enorme y era poco probable que se volvieran a ver.Hoy saldrían de fiesta, Abby la había convencido de hacerlo y ella no tuvo otra que aceptar. Eran las seis de la tarde y juntas estaban tiradas en el sofá viendo una película.—Dentro de poco, hay que arreglarse. — habló Abby sacando a Eli de su trance.—Si, pero tampoco iremos muy destacadas, hace frío. — Abby sonrió.—En la discoteca sudaremos. — Eli negó divertida. —Entre alcohol y baile.—Y hombres. — terminó la americana.—No, hombres no, ya sabes que no. — Eli se puso seria y la miró. —Sabes que aún no estoy preparada.—Abby, tarde o temprano tendrán que conocer a alguien. — Abby negó, pasará el tiempo que pasará, Alexander jamás saldrá de su corazón.—No
En la mansión del ruso, Dante estaba en el despacho con Sergey y su hermano. Tomándose una Copa y fumando. Aún no le había llegado ninguna información de la americana y no podía saber nada de ella, solo su nombre. Su decisión de secuestrarla ya estaba tomada, Dante la mandó a vigilar y saber sus movimientos.—¿Saldremos hoy, putitas? — preguntó Sergey, los hermanos me miraron.—Por mi si. — respondió Dimitri. —Un poco de fiesta, no viene mal.—Yo también me apunto. — los chicos sonrieron.El teléfono de Dante sonó y vio un mensaje de su escolta, abrió el mensaje y vio una fotografía de Eli vestida saliendo de casa."Saldrá de fiesta."Leyó el mensaje de su escolta, Dante no respondió, directamente le llamó.—¿Sabés dónde saldrá? — preguntó yéndose al balcón.—No, señor, pero la seguiré y luego le informo. —Perfecto. — colgó.Entró al despacho guardando su teléfono.—Yo me voy a la ducha. — dijo saliendo de allí sin dejar responder a los chicos.Llegó a su dormitorio y se fue al baño.
Seis de la mañana y Dante sabía que seguramente sus hombres estaban haciendo su trabajo y volvió a mirar el reloj.Eli salía de la discoteca con su amiga entre risas, se alejaba del lugar. Hasta que un auto negro paró frente a ella, salieron varios hombres, ellas querían correr pero fue demasiado tarde. Un hombre cogió a Eli por detrás, las puso un trapo en la boca, ellas luchaba, pero quedaron dormidas y las metieron en la furgoneta.Uno de ellos escribió a Dante.El teléfono de Dante sonó y él lo miró."Ya las tenemos, señor.""Perfecto, no las hagan daño, no se tocan ninguna." le advirtió"Si, señor."Horas después, Eli abrió sus ojos algo aturdida. El dolor de cabeza que tenía, la hizo hacer una mueca de dolor. Cuando abrió sus ojos, se dio cuenta que no era su habitación, ni su cama. La habitación era demasiado grande, miró toda la habitación con atención. Era elegante, con toques beige y blancos. Con cuidado se levantó de la cama y fue hasta el balcón y vio un jardín enorme y mu
Eli se había quedado petrificada, la confesión del ruso la dejó en shock. No tenía pinta de mafioso, pero como dice el dicho: "las apariencias engañan." Pero el hombre que le gustaba era mafioso y eso no seria bueno, ella había escuchado mucho sobre la mafia y sabía que era peligro. No sabía si llorar o tranquilizarse, ¿Por qué le pasaba esto a ella? ¿Por qué el hombre que le gustaba, era mafioso? —¿Me matarás? ¿Me violaras? —preguntó. —¿Me venderás? — Dante negó, iba acercarse, pero ella retrocedió. —No te acerques, solo contéstame.—No te haré nada de eso. — respondió sincero. —No te haré daño, sé que tal vez cometí el error de secuestrarte, pero no sabía cómo conquistarte. — ella sonrió con ironía.—Esa excusa es muy mala. — exclamó. —Te hubieras acercado como todo el mundo, pidiéndome el número o invitándome a comer. —Eso no se cómo va, lo olvidé. — Siseó. —No te haré daño, Eli. Solo déjame acercarme a ti y conquistarte.—Eso es imposible. — él negó. —Si, yo solo te puedo ofrec
—¿Qué pasa? — preguntó cerrando la puerta.—Secuestraste a la chica, sin mirar su informe antes. — exclamó serio. —Solo recemos, para que no la dé un infarto.—¿Por qué dices eso? —preguntó ya furioso.—Léelo. — le lanzó el papel y Dante lo cogió.«Elisabeth Watson, nació en Nueva York. Su padre es el dueño de las empresas de arquitectura más famosa de la ciudad, hace 3 años su hermano murió en un accidente de tráfico. Eli fue diagnosticada con problemas de corazón, hace los 10 años, tiene una falla cardíaca, cada vez su salud empeora más y necesita un transplante de corazón. Al estar tanto tiempo en espera, desgraciadamente, Elisabeth tiene 6 meses de vida. La chica, disfruta de sus últimos meses de vida viajando.» Lo leyó para él.Dante releía el papel, ella estaba enferma, por eso ella le había dicho lo de la amistad, lo de envejecer juntos. ¡Dios! La había quitado su libertad. Llamadle egoísta, pero no quería dejarla.—¡¿Sabés lo qué has hecho?! —gritó Dimitri y Dante se impresio
Si en él, estaba en hacerla vivir, lo haría sin importarle el dinero, la quería en su vida.Se levantó del césped y se metió dentro. Caminó hasta su habitación, cuando entró vio a Eli en el balcón mirando la parcela. Se acercó a ella y cuando Eli se dió la vuelta, vio a Dante de rodillas con la mirada puesta en el suelo.—Dante, ¿qué haces? — preguntó, ella extrañada.—Perdóname, jamás imaginé que estuvieras enferma. —confesó, Eli se agachó a su alturas y le cogió de la ambas mejillas para que la mirará. Eli vio los ojos de Dante, cristalizados.—Dante cometiste un error, pero estoy bien. — él negó—No lo estás, tienes tus días contados. —exclamó. —No me digas que lo estás, cuando no es así, yo te quité tu libertad.—Dante, no me has quitado nada. — él asintió. —Estoy enferma, pero viviré al máximo.—No me digas eso. —él la miró y acarició su mejilla. —Yo conseguiré un corazón. —ella abrió sus ojos como platos, sus ojos se cristalizaron.—Dante, es imposible. — él sonrió de lado.—Ten
Dante llegó a su despacho y no había nadie, su amigo talvez se había ido y Dimitri aún seguiría enfadado. Pero tenía razón, el ruso se dejaba llevar por sus impulsos y no pensaba. Pero ella le había dado una oportunidad y no iba a desperdiciarlo.Poco después la puerta de su despacho fue abierta y Dante miró y abrió sus ojos como platos. Jamás esperaba esa visita, después de todo, volvió como si nada hubiera hecho. Ella volvió como si fuera la dueña de la casa y ese derecho lo perdió hace mucho y jamás lo recuperará, él no olvida ni perdona.—¿Qué haces aquí? ¿Cómo has estrado? — preguntó, con reproche y ella caminó hasta él.—Cariño, he vivido aqui durante años, conozco este lugar muy bien. — respondió con una sonrisa.—¿A qué has venido? — preguntó serio.—A recuperar a mi prometido y mi hogar. —Dante se carcajeo.—Exprometido y este hogar lo perdiste cuando decidiste plantarme. — ella tragó saliva. —Ahora Vete.—He venido a recuperarte y no me iré. — Siseó. —Tú eres mío, sé que aú
El plan de Eli había comenzado y rezaba para que saliera bien y no cometer un error. El plan lo había planeado muy bien, Dante era peligroso, un mafioso. Pero no un mafioso cualquiera, era el mismísimo líder. Ella tenía que fingir que no le importaba, que le aceptaba. El beso la gustó, aunque fuera los únicos Besos que haya probado. No podía negar que los besos del ruso, la encantó. Pero ella no se iba a quedar con un mafioso, no confiaba en él y sabiendo todo lo que leyó sobre ellos. Eli quería volver a su país, junto a sus padres.Cuando habló con Abby, ambas lo planearon y Dante la creyó. Su plan de huir, sería en el momento que ellas salieran y una buena excusa para salir.Talvez Dante de portó bien con ella, pero eso no quita que fuera secuestrada. La quitó su libertad y no iba a vivir lo que le quedaba de vida, con un mafioso encerrada en esa casa.Dante y Eli, metidos en el despacho. Después de que apareciera su ex prometida, el ruso no imaginó verla. Después de lo que le hizo