Las cartas de Andrew que alguna vez me escribía y obsequiaba, dejé de recibirlas. Por alguna razón que jamás llegué a entender, me parecía un poco extraño en todo el sentido anglosajón de la palabra. A veces, incluso algunos días, ya no obtenía respuesta de él. Sólo podía estar pensando en qué estaría ocurriendo con él.
Pero jamás llegué a saberlo. Nunca supe que le pasó. Al final del día, y después de que empezamos el último semestre. Noté a Andrew caminar solo por uno de los pasillos de la universidad, algo le ocurría, con su grupo con el que una vez estuvo ya no había nadie a su alrededor. Probablemente signifique algo, por supuesto que nunca me atreví a preguntarle si estaba bien. Fue un error que más tarde acepté y que debí haber tomado acción en el momento.
—Relájate. —escuché la voz de Loui acercarse a mi oído y acarició mis cabellos.
—Ve al baño… —escuché el susurro estar casi directamente en mi oído. —te esperaré allí. —escuché que se levantaba de la silla y se iba alejando lentamente. El impulso me ganó, y claro, ¿a qué tipo de ser humano se le ocurriría la incompetente idea de estar allí en un baño en el día más importante de su vida? Sí, a mí. Pedí permiso para levantarme y entre la multitud de los estudiantes logré salir de aquel enorme espacio donde estaba, ya que era donde la graduación tuvo lugar y busco con la mirada donde se encontraban los baños. Y veo una luz parpadeando precisamente donde estaban estos anteriormente mencionados. Escuchaba la voz de Andrew llamarme, y no podía dudarlo ni por un segundo; pensaba que me estaría pidiendo algo, tal vez estaba pidiendo ayuda. Aún así, corrí y veo que entre los faroles habían algunas mariposas monarca volando alrededo
Siete meses después… El silencio llegó a mi vida de una manera tan veloz, que me lo tomé como si aquello fuera lo que me estaba dando la bienvenida de alguna u otra forma. No había nada más que eso, silencio en una habitación donde antes dormía plácidamente, y ya no tendría que salir de allí hasta por lo menos, un par de meses después. Los objetos que les obsequiaron a los graduados, incluyéndome, estaban guardados en una parte secreta de mi armario. Las fotografías grupales no podían faltar. Era bonito el tener que recordar aquello. Habían pasado unos seis o siete meses desde que ocurrió la famosa graduación, y fue el momento más difícil de olvidar para mí. Andrew me había hecho sentir en el cielo en ese preciso momento. Nunca me había sentido tan contento desde ese día, pero como todo lo bueno que vivimos, ya suponía que al
Durante la temporada de inscripciones de la temporada de otoño, estaba claro de que todo iba a ser menos divertido para mí. Era una nueva etapa de mi vida, mis padres estaban contentos después de haber aceptado mi decisión de querer estudiar en una de las universidades de “alto renombre”. Era una universidad reconocida por sus reglas estrictas y donde el uniforme era el más "cool" de todos. El simple pero poco favorable hecho de usar el uniforme clásico ya para todos parecía una molestia difícil de tolerar. De seguro nos querían humillar si lo llegábamos a usar de las formas más inapropiadas e incorrectas.Me sentía como un niño a pesar de que ya tenía mis veinte años, en las inscripciones siempre hacían filas largas y mi padre, como toda buena persona que es, me pidió que esperara en el auto. No quise hacerlo, porque él no iba a aguantar quedarse solo por horas. Detrás de mis quejas, habían una y varias razones para no dejar a mi padre solo en esa larga fila. Me bajé del auto y fui a
Por fin llegó el primer día de vacaciones y en cuanto anunciaron que no volveríamos a ver clases hasta los próximos seis meses no pude evitar sentir un alivio. Seis meses eran más que suficientes para disfrutar de muchas formas diferentes. Loui estaba celebrando como si no hubiera un mañana, y eso explica porque la mitad de nuestros compañeros de clases lo miraron y se rieron porque, era más que obvio, también compartían su misma felicidad.—¡Me muero por ir a beber mi primer trago de cerveza! —exclamó Loui de manera eufórica después de abandonar el salón de clases.—Loui. —le llamó Francis, otro de nuestros compañeros de clases que estudiaba en nuestro mismo salón. —Ya que lo mencionas, podemos ir a mi casa y celebrarlo allá. —le susurró. —Trae a Gregory, estoy seguro que no dejaría pasar la oportunidad. —le guiñó un ojo de forma disimulada.Por supuesto que ya sabía mediante sus expresiones y gestos faciales que deseaban que fuera a participar en una de esas “rondas” donde haríamos
Ante la idea de que fuera una pregunta para sacarme una respuesta inteligente, estaba por responder pero otros mensajes comenzaron a llegar. Claramente se trataba de alguien que posiblemente me conocía de alguna forma.Pero al esperar un poco más, ahora entendía porque los mensajes eran como códigos.La fiesta empezó entre las siete y ocho de la noche, todos se estaban divirtiendo en el departamento. Era un claro indicio de que todos iban a hacer lo que todo el mundo haría, yo quisiera unirmeles pero por el tema de la ansiedad social ya era un problema. Demasiado grave era, y Amelia sólo pudo hacerme compañía en las primeras dos horas. Pero en cuanto su grupo de amigos llegó, hizo lo mismo que Loui, me dejó solo.No estaba seguro de que tan mala idea o buena iba a ser, pero de todos modos; ya estaba acostumbrado a estar solo.Las canciones que Loui escogió para que todos bailaran eran pegajosas y muy rítmicas. Y en ese momento, como si fuera una especie de sueño lúcido, observé que ah
Y en ese momento, escuché un fragmento de aquella canción que hizo que mis cejas se alzaran hacia arriba por no poder creer que de inmediato, comenzara a creer en aquello y que eso me lo haya generado dicha canción. El ritmo era tan atrayente que me hacía querer correr a los brazos de él, pero iba a ser demasiado imprudente. Mantuve la calma pero el ritmo de la canción no ayudaba para nada. Y como si fuera una especie de baile o juego entretenido, él vuelve con un vaso de vidrio bien sujetado entre sus dedos. Bebió un sorbo de la bebida mientras se iba acercando a mí. Sus ojos azules penetraron mi alma y ya me era difícil quitarla para mirar a otro lado.Amelia y Loui se hicieron los que no entendían que pasaba algo entre él y yo, así que decidieron dejarme a solas. El resto se los demás, estaban ocupados ahora bebiendo y hablando al ritmo de la música. Era un buen momento como para que me acercara a aquel ser humano que era de una altura mucho mayor que la mía.No soy un enano, pero
—Menuda locura hiciste con él, —replicó Loui después de dejar su teléfono sobre la mesa. —por el simple hecho de mirarlo y no decir nada, ya haces que piense muchas cosas sobre ti. —dijo de forma sincera.No había hecho nada de lo que Loui dijo hacia Andrew. Estábamos profundamente dormidos y era poco probable que hiciera algo malintencionado contra mí. Pero Loui seguía desconfiado, porque no le creyó a Amelia cuando ésta le estaba explicando lo sucedido. Andrew ya estaba intentando despertar de su profundo sueño y me miró extrañado. Como si no supiera o entendiera lo que había pasado hace un par de horas. Y yo, estaba más nervioso que antes. Loui miraba la situación con un ceño ligeramente fruncido y al entender de que no tenía las manos ni la mitad del cuerpo cerca, ni siquiera lo estaba tocando, de Andrew, ya por lo menos sabía que se había tranquilizado.Al menos, así ocurrió por un rato. Porque él todavía no me creía cuando le explicaba, mediante mis gestos, lo que estaba ocurrie
—Tal vez estoy exagerando, ¿sabes? —escuché cómo rápidamente la voz de Loui se trababa con cada palabra que salía por su boca.—Trata de calmarte y tomarlo con calma. —Amelia estaba a nuestro lado, apoyándonos en un momento cuanto menos, delicado.—Dios… —se llevó la mano a la frente y me miró por un momento. —Es que, imagínate que le ocurra algo así… —cubrió su boca con su otra mano.El contexto de la situación era simplemente vergonzoso, Loui no podía lidiar con la situación de que aceptar su homosexualidad haya sido un duro golpe que él mismo tuvo que darse solo. Al haberlo aceptado, de alguna manera, sufrió bastantes burlas y abucheos que, de cierta forma, comenzaron a hacer sentir mal a Loui después de que reconociera aquello. No obstante, me costaba creer que mucho antes de conocerme; le haya ocurrido semejante atrocidad.El simple hecho de ser una víctima de burlas y abucheos solo porque estás reconociendo tu orientación sexual, debe de ser una completa mierda. Ya que te insult