7.
Veo a mitad de la reunión a Alessandro Bacheli. Dios mío, qué hombre más guapo. Por más que intento no mirarlo mientras hago la presentación, es imposible, su presencia me llama.

Genéticamente tiene un cuerpo atlético, sé que es sumamente sano, pues lo conozco desde que era un niño y rara vez estuvo enfermo. Y su piel es blanca y limpia, de adolescente nunca sufrió de acné; lo contrario a mí que una vez el novio de mi hermana me preguntó que si tenía varicela (no salí de mi casa por una semana después de eso). Tiene un sedoso cabello negro y liso; sé que su familia no sufre de calvicie, porque su padre aún conserva su cabello; no como mi padre, que tiene amplias entradas y debe cambiarse periódicamente el peinado para que no se vea sus pelones.

Vaya, si sigo enumerando los pros y contras de la familia de Alessandro y la mía, a él es a quien no le conviene tener hijos conmigo…

Sacudo la cabeza e intento concentrarme en la reunión. Volteo a ver la presentación para recordar la línea de
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