Luke parece que está celoso y Artem anda bien galán, Alina, espero que no caigas en eso de las recaídas.
—¡Qué estás diciendo!—Hablaré con mi abogado, pelearé la custodia de Adler, no confío en ti para cuidarlo.—Eres un… ¡No te daré a mi hijo!—Bien, perfecto —intervino Artem—. Nos veremos en los tribunales, le encantará al juez saber que tenía una amante joven desde hace tres años; si hablamos de integridad moral, la de Alina está intacta.Luke balbuceó y Artem dio la estocada final.—Mis abogados se contactarán con el suyo para hablar del caso.Luke miró a Alina con sorpresa y dijo resuelto.—Veremos, entonces.Salió molesto como nunca lo vio en su vida.—No debiste decirle eso.—No puedes dejarte intimidar, lo que ese sujeto desea es quebrarte para que te sientas acorralada. Sé cómo es esto, lo viví.—Le dije a Adler que hablara con su padre y él está muy molesto.—Lo sé y debes de entenderlo, la vida que él tenía fue toda una mentira, eso duele.Alina se sentía incómoda, nunca vio a Luke fuera de sí.**Luke estaba ardido por la confrontación con el modelito millonario y decidió ir
Alina se miraba al espejo de la boutique del resort, le caía como un guante, hermoso y elegante, y la vendedora sonrió.—Se ve radiante, increíble.—Gracias por decirlo.—Es de mis presentadoras favoritas, me extrañó no verla de nuevo.—Estoy de vacaciones.—¡Espero que los disfrutes mucho!Salió con sendas fundas y pensando cómo estaba cambiando su vida. Adler jugaba en la piscina junto con Debra y ella estaba definiendo su vida.A la hora del almuerzo se reunió con Artem en el comedor.—¿La estás pasando bien?—Sí, hace tiempo que no salía de vacaciones y es relajante.—Conmigo vas a salir a muchas partes, deseo mostrarte algo —sacó una tablet ultramoderna y le mostró las portadas de los distintos proyectos que habían encargado—, espero que te gusten.Ella miraba fascinada todo y sonrió emocionada.—Se ven divinos.—Puedes cambiar lo que desees.Alina miraba emocionada las distintas propuestas.—Es como ver un sueño hecho realidad.—Así es.Sonrió conmovida. Artem pidió unos cocteles
IntroducciónTodo era perfecto, podía sentir la suavidad de la seda debajo de su piel, el puesto de Luke estaba tibio, su perfume a pinos de otoño perduraba, pasaba su mano con adoración. Su esposo lo era todo para ella.Escuchó la puerta abrirse y Luke entró sosteniendo una charola con un desayuno para dos, se irguió como una cobra en celo, lo miró detenidamente: no usaba camisa, era muy sexi, y la bragueta de sus jeanes estaba abierta. Alina se emocionó y dio palmadas en la cama.—Te quiero aquí, nene.—Ya me tienes, nena.Se sentaba junto a ella con esa sonrisa que podía derretir el mundo.—¿Y todo esto es para mí?Acariciaba su pecho firme. Dios, era todo un bizcocho sexi, siempre atlético y fuerte; sus 40 años los llevaba con dignidad.—Te ves divino, querido.—Divino para una diosa —besó sus labios—. Te amo, Alina.—¿Me amas como cuando nos conocimos?—Como hace miles de años.Se besaban, el desayuno olía divino y competía con su aroma. Alina solo deseaba tirarlo en la cama y de
La Cadena Global Capital había cerrado trato con el importante magnate de los medios, Artem Nader, un hombre poderoso que en sus inicios fue modelo para una perfumería famosa. Era un hombre de metro ochenta, fornido en su musculatura, mandíbula recta y con barba ligera que le daba un aspecto rudo.En ese momento recibió su nueva adquisición. Su secretario le explicaba las bondades del entorno.—La cadena tiene varios programas de éxito, en este momento se lleva a cabo uno de los más populares —consultó con su tableta—. El público objetivo es mujeres amas de casa.—Entiendo.Caminaban por las instalaciones y revisaban su tableta con atención.—Tiene una reunión con el departamento financiero y una propuesta de la agencia publicitaria sobre el relanzamiento de la cadena.Algunos programas se estaban realizando en esos momentos y varios tenían público. Eso le gustó mucho, le gustaban los negocios que marchaban y poder darles un toque más sofisticado.Su secretario le nombraba los program
Artem contempló el bello rostro pálido de Alina Dixon. Francis llegó a ellos y se volcó a atender a su amiga.—¿Alina?, ¿Alina responde?—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó.—Una mujer se presentó y…Su móvil sonó y molesta contestó.—¡Maldito, descarado! ¡Cómo pudiste hacerle eso el día de su cumpleaños!Artem no entendía nada, solo miraba a la bella mujer que yacía pálida e inconsciente en el mueble y escuchaba los reclamos de su colega.—¡Miserable! No pudiste hacerlo tú y enviaste a tu amante a hacer tu trabajo, ¡poco hombre!Cerraba molesta la llamada y veía a su amiga volver en sí, mirando al frente con terror.—Calma, amiga, calma.Miró a Francis y le dijo impactada.—Él me engañó. Me engañó —se agarró de su blusa—. Mi marido me engañó.Artem se apartó para preguntarle interesado a su secretario.—¿Quién es ella, Carl?Carl revisó su tableta y le señaló.—Es la presentadora estrella del programa de mujeres, Alina Dixon.Él la miró abrazada a su amiga, llorando desgarradoramente. S
Luke estaba sentado en la sala del departamento pensando en cómo lograría revertir todo lo pasado. De cuando en cuando soltaba pensamientos en voz alta.—Ella me va a exprimir y tiene pruebas para ello.Madison sabía que él tenía mucho dinero, solo deseaba tener un poco de ese dinero para ella y su bebe. Se acercó a él y le dio un beso en la boca.—Yo no estoy por tu dinero. Te amo y solo deseo que mi hijo nazca en bendición.Su hijo, ahora iba a tener otro hijo. Un descuido imperdonable para un hombre como él, pero ¿qué podía hacer, ya el daño estaba hecho, su matrimonio en la ruina?—Debo de ir a casa a hablar con ellos.—Querido, esta es tu casa —le señaló su vientre—. Tu hijo y yo somos todo lo que tienes.Entonces Luke con tono déspota, le dijo a su amante.—También tengo un hijo, ¿recuerdas?—Y ese hijo te mandó al carajo y con justa razón.No podía creer que ella hablase con tanta frialdad de su familia.—Hablaré con mi abogado, a ver si puedo salvar algo de mi patrimonio.Ella
Artem recibió esa mañana una llamada de su exesposa, literalmente le había gritado que su hija estaba fuera de control y que se fue de casa y no sabía de su paradero.Debra, así se llamaba la joven, siempre tuvo una personalidad compleja y explosiva. En ese momento, se estacionó frente a él un descapotable rosa chillón. Su hija llegó con su aire autosuficiente.—¡Qué hubo, Carl!—Señorita Nader.—Oh, dime Debra —le guiñó el ojo—, papá.Le dio un beso en la mejilla y él admiró a su preciosa hija de cabello rosa. Sí, usaba ese rosa pálida muy llamativa. Por cierto, la joven miró a todos lados y le preguntó.—¿Este es tu nuevo juguete?Observó ella mirando en torno con curiosidad.—Sí, lo acabo de comprar.—Vaya, ya sé de dónde saco la manía de comprar a lo grande —sonrió.—Yo compro activos para trabajarlos, no como entretención —admiró a su hija—, ¿sucede algo?El rostro de la joven se iluminó y entonces le anunció.—Te vine a dar una gran noticia.Artem no creía en las buenas noticias,
Alina se acercó al cuarto de su hijo y lo encontró con sus audífonos puestos y con semblante triste y le mostró galletas, oreo y leche.—Esto te va a animar.El chico se sacó los audífonos y sonrió emocionado.—Son mis favoritas.—Lo sé.Se sentó a mirar a su hijo comer.—¿Qué te dijo tu padre?—Ese marrano no es mi padre.Ella lo miró sorprendida y entonces lo retó.—Hijo, pese a todo, él es tu padre y te ama.—No lo considero de esa forma. Él no me ama, no te ama.—Hijo, aunque las cosas no funcionaron entre tu padre y yo, eso no te separa de él.Entonces Adler le preguntó.—¿Por qué no tuviste más hijos?Ella procedió a contarle.—Después de que naciste, tomamos esa decisión para dedicarnos completamente a tu cuidado.—Mamá, ¿de qué sirvió todo eso?—Hijo, no me arrepiento de nada, te amo.—Quiere que cene con él, habla como si no hubiera hecho nada.Alina fue clara con su hijo, después de todo siempre Luke sería su padre.—Cariño, él me dejó a mí, no a ti, y eso, grábatelo en la me