Luke estaba sentado en la sala del departamento pensando en cómo lograría revertir todo lo pasado. De cuando en cuando soltaba pensamientos en voz alta.
—Ella me va a exprimir y tiene pruebas para ello.
Madison sabía que él tenía mucho dinero, solo deseaba tener un poco de ese dinero para ella y su bebe. Se acercó a él y le dio un beso en la boca.
—Yo no estoy por tu dinero. Te amo y solo deseo que mi hijo nazca en bendición.
Su hijo, ahora iba a tener otro hijo. Un descuido imperdonable para un hombre como él, pero ¿qué podía hacer, ya el daño estaba hecho, su matrimonio en la ruina?
—Debo de ir a casa a hablar con ellos.
—Querido, esta es tu casa —le señaló su vientre—. Tu hijo y yo somos todo lo que tienes.
Entonces Luke con tono déspota, le dijo a su amante.
—También tengo un hijo, ¿recuerdas?
—Y ese hijo te mandó al carajo y con justa razón.
No podía creer que ella hablase con tanta frialdad de su familia.
—Hablaré con mi abogado, a ver si puedo salvar algo de mi patrimonio.
Ella sonrió, pues estaba logrando su objetivo: sería la esposa, ya no más la amante.
**
Alina estaba a oscuras, toda su luz se había apagado, no podía siquiera considerar que su Luke se estuviera yendo de su vida y de esa forma.
Francis entró en ese momento y la vio tan amargada y desolada entonces a modo de orden.
—Es hora de despertar, ese desgraciado no merece tus lágrimas.
—No ha vuelto a casa. Ya no va a volver a casa.
Sería un descarado si lo hiciese, entonces con infinita paciencia le explicó.
—Amiga, te entiendo, he pasado por esas situaciones tres veces, parece que uno nunca va a salir adelante y el tiempo te demuestra lo contrario.
—¡No quiero! ¡No puedo!
Estaba mal, su amiga abrió el armario y comenzó a sacar la ropa de Luke y le preguntó.
—¿Piensas perdonarlo? —se dio la vuelta para mirarla—, ¿se puede perdonar a alguien que ya tiene otra familia formada?
Alina solo deseaba que el tiempo retrocediera y todo volviera a ser como antes. Francis, como si leyera la mente, le recalcó.
—El tiempo no regresa, solo va hacia adelante. Como tendrás que hacerlo tú en su momento.
Tiraba la ropa de Luke en el piso y le comentó a su amiga.
—Debe de dar gracias a que no sacas su ropa como lo hice yo con mi ex.
—¿Qué le hiciste?
—Le entregué su ropa, pero todas hechas trizas —se rio—, el desgraciado tuvo que comprarse calzones nuevos.
Ella no quería hacer eso, solo deseaba que todo pasara, que ese dolor se fuera de su vida. Ver a los armadores, que un día tuvieron ropa de su esposo, vacíos, le dio un dolor grande. Ahora estaba sola.
Francis, después de sacar la ropa de Luke, se sentó a su lado y le recordó:
—Tienes un trabajo que retomar, un hijo que apoyar, una vida que vivir.Asintió con pesar, su hijo la necesitaba y ella debía ser fuerte ante todos. Arrastras, salió de la cama y fue al baño a ducharse.
Cuántos recuerdos de baños tomados juntos y la pasión encendida en cada uno, como tallaba su espalda para que siempre estuviera limpia, ya no sabía si se bañaba con agua o con lágrimas.
Francis la esperaba con una bata limpia y una cálida sonrisa.
—Vamos a tomar un capuchino, ¿te parece?
Ella asintió y bajaron a la cocina en donde había de todo y muchos recuerdos de desayunos, almuerzos y cenas en familia también.
Francis preparaba todo y veía como la mirada de su amiga estaba ida y, cuando le colocó la bebida caliente delante de ella y percibió el dulce aroma, se dio cuenta de que no había comido en días.
—Siempre digo que me voy a comprar una máquina de estas y no lo hago.
Alina le contó lo que sabía de ella:
—Es italiana, la pidió por encargo cuando supo de sus bondades —dijo recordando ese momento—, estaba tan ansioso de que llegara que llamaba cada media hora a la empresa de envíos preguntando por ella.
—Valió la pena, cada ansiedad, es divina.
Francis dejó su taza a un lado y le comentó entonces.
—El nuevo jefe desea entrevistarse contigo, sabe qué estás pasando por un mal momento y desea que te recuperes primero.
—Yo también lo deseo.
—Somos mujeres, podemos con todo.
Cuando quedó sola, se recostó en el mueble de la sala a mirar el techo: una mujer más joven la había desbancado, solo ahí se percató de que su esposo se había ido hace tres años y no se dio cuenta de nada.
Escuchó llegar a su hijo, entonces se animó.
—Adler.
—Mamá —se acercó a besarla—, ¿estás bien?
—Sí —mintió—, ¿cómo vas tú?
—Bien, ¿quieres que te prepare algo?
—No, tomé un capuchino.
—Eso no es comida.
—Lo sé.
—Vamos, arriba, arriba —la puso de pie—, vamos a comer algo rico.
Su hijo, tan entusiasta, verlo cocinar era admirable y comentó.
—¿Cuándo te me creciste tanto?
Él respiró hondo y le dijo a su madre.
—Él llamó —vio su interés—. Quiere que hables con su abogado.
—¿Abogado?
—Por lo del divorcio.
¡Divorcio! ¡Dios, sonaba tan cruel esa palabra!
—Pensé que vendría a hablar.
—Y si viniera no lo recibiría, se pasó de la raya.
—Hijo.
—Nos dejó mamá, nos dejó hace tiempo.
Era cierto y no se dio cuenta de nada, tan acostumbrada estaba con esa relación que le daba igual sus silencios y lejanías. Su hijo entonces le indicó.
—Trata de desplumarlo.
Ella miró a su hijo y él lo comentó.
—Sácale dinero, el maldito te engañó.
—¡No maldigas a tu padre!
Adler se quedó callado y su madre se puso a sollozar sobre el mesón de la cocina.
—Mamá, sabes que te amo, pero debes ser fuerte.
Ella asintió y le dijo a su hijo.
—Lo seré, lo prometo.
Observó las rosas tan fragantes que adornaban la mesa de estar.
—¿Y eso?
—No sé, llegaron, no tienen remitente, pero son bonitas para alegrar la casa.
Para ese momento todo el asunto estaba en los medios de comunicación social. Alina Dixon, la hermosa presentadora, se separaba de su esposo y ponían la imagen de la modelo causante Madison Caín.
**
Alina leía el papel que el abogado de Luke le había proporcionado para que leyera los términos.
—Puede conservar la casa en la que viven y la casa en la playa, además de los autos.
» El señor Dixon le dará una pensión considerable y una cuenta a su nombre con una cantidad de dinero como compensación. A su hijo le dará una pensión aparte, por compensación destinada a sus estudios universitarios.
Al menos pensaba en compensarlos de lo pasado. Su hijo revisó el documento y le dijo a su madre.
—Nos deja la casa en la playa, los 4 autos, al menos es algo decente.
Supuso que su esposo quería rehacer su vida junto a esa mujer y al bebe que iban a tener. Entonces todo acababa de forma en que un papel medía lo que habían hecho hasta ese momento. Era doloroso, pero se lo debía a Adler. Así que firmó.
—Firmaste.
—Sí, fue lo mejor, así tu padre puede rehacer su vida cuanto antes.
Adler se dijo dolido.
—Mi padre ya rehizo su vida y no nos dimos cuenta.
Alina abrazó a su hijo con fuerza y entonces le comentó.
—Ya todo terminó, lo mejor es poder seguir con nuestra vida.
—Al menos pasaremos temporadas en la casa de la playa.
Francis la llamó en ese momento:
—Hola, querida, ¿todo terminó?
—Así parece.
—Tenemos una reunión con la nueva directiva.
—¿Ahora?
—Sí, lamentablemente.
—Me cambio y voy.
No estaba para lucir nada alegre, así que tomó un vestido negro y se duchó y cambió. Estado civil: oficialmente divorciada.
Artem recibió esa mañana una llamada de su exesposa, literalmente le había gritado que su hija estaba fuera de control y que se fue de casa y no sabía de su paradero.Debra, así se llamaba la joven, siempre tuvo una personalidad compleja y explosiva. En ese momento, se estacionó frente a él un descapotable rosa chillón. Su hija llegó con su aire autosuficiente.—¡Qué hubo, Carl!—Señorita Nader.—Oh, dime Debra —le guiñó el ojo—, papá.Le dio un beso en la mejilla y él admiró a su preciosa hija de cabello rosa. Sí, usaba ese rosa pálida muy llamativa. Por cierto, la joven miró a todos lados y le preguntó.—¿Este es tu nuevo juguete?Observó ella mirando en torno con curiosidad.—Sí, lo acabo de comprar.—Vaya, ya sé de dónde saco la manía de comprar a lo grande —sonrió.—Yo compro activos para trabajarlos, no como entretención —admiró a su hija—, ¿sucede algo?El rostro de la joven se iluminó y entonces le anunció.—Te vine a dar una gran noticia.Artem no creía en las buenas noticias,
Alina se acercó al cuarto de su hijo y lo encontró con sus audífonos puestos y con semblante triste y le mostró galletas, oreo y leche.—Esto te va a animar.El chico se sacó los audífonos y sonrió emocionado.—Son mis favoritas.—Lo sé.Se sentó a mirar a su hijo comer.—¿Qué te dijo tu padre?—Ese marrano no es mi padre.Ella lo miró sorprendida y entonces lo retó.—Hijo, pese a todo, él es tu padre y te ama.—No lo considero de esa forma. Él no me ama, no te ama.—Hijo, aunque las cosas no funcionaron entre tu padre y yo, eso no te separa de él.Entonces Adler le preguntó.—¿Por qué no tuviste más hijos?Ella procedió a contarle.—Después de que naciste, tomamos esa decisión para dedicarnos completamente a tu cuidado.—Mamá, ¿de qué sirvió todo eso?—Hijo, no me arrepiento de nada, te amo.—Quiere que cene con él, habla como si no hubiera hecho nada.Alina fue clara con su hijo, después de todo siempre Luke sería su padre.—Cariño, él me dejó a mí, no a ti, y eso, grábatelo en la me
Debra era una joven con mucha personalidad, nunca se amilanaba ante nada y en su primer día de clase debía arrasar. Entró al curso y dio una mirada rápida, vio al chico taciturno y guapo leyendo un libro y se acercó a él.—Hola.Adler la miró, le pareció bastante pedante esa chica.—Hola.—¿Cuál es tu rollo?Adler no entendió su jerga y ella continuó.—Pareces deprimido o tienes cara de lamento, no sé.—Tengo problemas.—Wow, como todo el mundo —entonces como si se tratara de nada—, mira, se me rompió una uña y no hago drama.Adler la miraba con asombro, ¿se estaba burlando de su dolor? Y le dijo:—Escucha, no me caes bien.Oh, ese chico era un estúpido y ella una loca irracional.—Dramático.—Bruja.—¡Te hechizo! —movió sus manos.—¿Qué es eso?—Un hechizo, estás hechizado o ¿qué piensas que hacen las brujas?, nene.Adler, fastidiado, le respondió.—Idiota.Ella se fue molesta y se sentó en su puesto, entonces iniciaron las clases, hasta que…Entraron unos chicos con disfraces y tambo
Adler sintió que era una reverenda locura haber seguido a la chica del cabello rosa, por lo menos sus compañeros se divirtieron un tanto. Él, por contrario, se sintió más solo y terminó hasta maltratado.Cuando vio su casa, se sintió bastante triste, se quedó viendo el jardín en donde corrió junto a su padre de chico. Sentía que vivió por mucho tiempo en una mentira, se recostó en el volante a recordar a su padre tan totalitario y recto para ciertas cosas y tan torcidas para otras.Revisó su móvil y vio varias llamadas y mensajes de su padre.«Hijo, tu hermana ya nació».«Deseo hablar contigo, por favor».«¿Podemos cenar? Hijo, por favor».Y así había muchos textos, no quería llorar, pero en verdad se sentía decepcionado y se lo puso en un texto.«No quiero verte, me has decepcionado. Ya nada va a ser igual y no sabes cómo me afecta. Siento que te has llevado nuestra paz mental y espiritual».Se lo envió, se cogió la cabeza y le llegaron las fotos de la fiesta de la loca del cabello ro
Francis, era una mujer muy picante, siempre decía lo que pensaba, pero sus frustraciones en el plano personal le dieron cierta maldad. Esa noche había citado a Luke en un restaurante, lo encontró más delgado y ojeroso, pero con ese aire de quien no le importa nada más que su persona.—No sé qué vio Alina en ti.—Vio que soy un hombre viril e inteligente. ¿Cómo lo viste tú en su momento?—Es cierto que tuvimos nuestra aventura, siempre deseé una relación con el marido de una amiga.—Y te jugó el número conmigo.—Me diste chance fácilmente —entonces le preguntó—. ¿Qué tal tu nueva paternidad?Hizo un gesto de fastidio y respondió.—Apenas si duermo.—Fuiste tan descuidado, siempre hiciste las cosas bien y ahora te dejas engañar por una mujercita, Madison es una piraña.Era cierto, Madison lo envolvió y le hizo esa pasada; tenía que reconocer que había bajado la guardia. Preguntó preocupado.—¿Cómo está, Alina?—Mal, la suspendieron.—¿Suspendida?—Sí.—¿Por qué?—Un malentendido, ahora n
La voz de Luke se escuchó alterada.—¡Qué!—Esa mujer le está haciendo un escándalo a mi mamá.Cerró molesto y Alina miró sorprendida a la joven mujer.—¿Qué quieres aquí?—Vine a decirte, Alina West, que no me vas a quitar a mi marido.Adler se le fue encima.—¡Destructora de hogares!—Salvé a tu padre de esta mujer.—¡Falsa, hipócrita!—¡Tengo una hija con tu padre y voy a defender mi hogar!Alina no daba crédito de lo que le estaba pasando y le ordenó.—¡Sal de mi casa!Madison vio todo y entonces le dijo muy segura.—Pronto será mi casa, quiero todo lo que tienes.Adler, fuera de sí, le gritó.—Fuera de aquí, bruja.Ella reía y les dijo molesta.—Solo deseaba que supieras que no te dejaré a Luke, se acabó todo eso, ¿entiendes o estás senil?Alina miraba a esa mujer con horror, nunca esperó ser perturbada por la amante de su exesposo.**Artem tenía un problema de cabello rosa. Su hija bajaba en esos momentos pavoneándose como la princesa del mundo.—Tenemos que hablar, Debra.—Papi
Alina llegó a la oficina de su ex y la secretaria se puso nerviosa.—Señora Dixon.—Ya no soy Dixon, soy Alina West.—El señor… él llegó muy nervioso y no desea que lo molesten.—No me importa cómo llegó, tengo un asunto que tratar con él.Entró en la oficina y Luke al verla, se emocionó y se levantó a recibirla.—Alina.Ella le dio una bofetada que lo hizo tambalear y le dijo a su ex.—¡Cómo te atreves a permitir que esa mujer altere la vida de tu hijo!—Espera… Calma, mujer.—Está bien, lo nuestro terminó, pero no te permito que esa mujer invada mi casa insultándome y alterando a mi hijo.Luke se sobó el rostro, tenía mano dura a Alina.—Lo siento, lamento que Madison hiciera ese escándalo, es joven e impulsiva.—No me importa lo que sea, defiendo a mi hijo y sus intereses.—Lo siento, hablaré con ella… —Al verla así de alterada, le preguntó—. ¿Cómo estás tú?—Eso no es relevante, no te debe interesar.Giró en redondo y él le dijo.—Siempre me importarás.—No te creo, solo mantén a e
—¿Esa es Alina?—No… Bueno, se parece, pero no lo creo —se negaba a creer que su exesposa estuviera sentada con otro hombre almorzando—. Debe ser alguien parecido.—Vamos a ver.Tuvo que ir de mala gana y Alina degustaba un delicioso plato junto a Artem, pues los chicos se habían empeñado en traerles postres.—Háblame de tu proyecto, Alina.Ella, un poco tímida, le respondió.—Es algo muy personal, es más, no sé por dónde comenzar.—Siempre es bueno comenzar por el principio, tal vez pueda ayudarte.Ella le dijo resuelta.—No necesito ayuda, voy a realizar este proyecto por mi cuenta.—Loable, pero si me necesitas estaré dispuesto a darte la mano.En ese instante, la voz de Luke se escuchó.—¡Alina!Alina no esperó verlo de nuevo tan pronto.—Luke.Luke miró al sujeto que la acompañaba y este era muy buen mozo, se veía muy fiero.—¿Qué estás haciendo aquí?—Almuerzo con Artem…—¿Con quién?Artem se presentó en ese instante.—Artem Nader.El amigo de Luke se dijo impresionado.—El dueño