Cap. 4 Confusiones

Artem recibió esa mañana una llamada de su exesposa, literalmente le había gritado que su hija estaba fuera de control y que se fue de casa y no sabía de su paradero.

Debra, así se llamaba la joven, siempre tuvo una personalidad compleja y explosiva. En ese momento, se estacionó frente a él un descapotable rosa chillón. Su hija llegó con su aire autosuficiente.

—¡Qué hubo, Carl!

—Señorita Nader.

—Oh, dime Debra —le guiñó el ojo—, papá.

Le dio un beso en la mejilla y él admiró a su preciosa hija de cabello rosa. Sí, usaba ese rosa pálida muy llamativa. Por cierto, la joven miró a todos lados y le preguntó.

—¿Este es tu nuevo juguete?

Observó ella mirando en torno con curiosidad.

—Sí, lo acabo de comprar.

—Vaya, ya sé de dónde saco la manía de comprar a lo grande —sonrió.

—Yo compro activos para trabajarlos, no como entretención —admiró a su hija—, ¿sucede algo?

El rostro de la joven se iluminó y entonces le anunció.

—Te vine a dar una gran noticia.

Artem no creía en las buenas noticias, muy aparte de sus éxitos laborales, pero cuando su hija decía una GRAN NOTICIA, era algo que lo afectaría y mucho.

Ella acariciaba la corbata de su padre, era de seda y de un color fuerte que le daba un toque sobrio y elegante.

—Te ves genial.

—¿Puedes decirme ya la noticia?

—Oh, la gran noticia —entonces anunció—. ¡Voy a vivir contigo!

Eso no se lo esperó y su hija sonreía emocionada.

—¿Vivir conmigo?

—Claro, me matriculé en la escuela de aquí y pienso que vivir juntos es lo mejor.

Tenía que estar muy listo con su hija enseñada a hacer lo que quisiese.

—¿Qué dice tu madre?

—Ella tiene novio nuevo y está entretenida con él.

—Ah.

La chica se empinó a besarlo con cariño en la punta de la nariz.

—Anda, papi, anda.

Artem no podía dejarse seducir por los cariños de su voluntariosa hija.

**

Alina llegó en ese momento y vio la escena con horror: ¡un hombre maduro seduciendo a una criatura y a plena luz del día! Se acercó molesta y lo encaró.

—¿Acaso no tiene vergüenza?

Artem vio a la bella dama con mirada de furia.

—¡Es solo una niña y usted podría ser su padre!

Debra miró a su padre, que estaba sorprendido ante la confusión de la bella dama, pero en vez de desmentir el asunto, de pronto comentó.

—Ya lo saben, querido —le guiñó el ojo—, saben que tú eres mi amor eterno.

Alina, escandalizada, le dijo a la chica.

—¡Niña por Dios! Si este hombre te orilló a algo malo, puedes dejarlo, no vale la pena.

—Dejar su dinero, jamás.

Alina estaba sorprendida con su respuesta, no se lo esperó y le dijo a la pareja.

—Dios tenga misericordia de usted y tú, niña, agarra juicio.

Alina se fue a la reunión.

**

Ellos se miraron sorprendidos y su hija comenzó a reír a pierna suelta divertida con lo pasado.

—Ella creyó que tú eras mi suggar daddy, ¡qué risa!

—No debiste decir eso, ahora piensa mal de mí.

—Vamos —le guiñó el ojo y le dijo a su padre—, ya lo sabrá luego, ahora, dime, papito, ¿puedo vivir contigo?

—Debra. Tengo una reunión importante, luego hablamos. Tu madre dijo muchas cosas, más bien las gritó.

—No me dejes sola en esto, además ya me inscribí en una preparatoria de aquí.

—¡Qué!

—Sabía que accederías y además necesito dinero.

—¿Para qué?

—Vida nueva, ropero renovado.

Sacó de su billetera una de las tarjetas y Debra, aplaudió emocionada, riendo de sus travesuras.

**

Artem estaba avergonzado y de alguna forma debía aclarar ese malentendido que su hija había causado. Entró sofocado a la reunión con el personal, vio la mirada censora de la bella mujer que no dejaba de verlo directamente a los ojos. Cielos era la situación más incómoda que había pasado en su vida.

Entonces comenzó la reunión y se presentó.

—Buenas tardes a todos, soy Artem Nader, nuevo dueño de la Cadena Global Capital, ahora Nader Global.

Francis se acomodó en su puesto, estaba muy interesante el sujeto.

—Quiero decirles que el trabajo que han hecho para la cadena ha sido muy gratificante.

Alina entonces lo interrumpió.

—¿Nos va a despedir?

—No, me siento satisfecho con todo lo que han hecho. Revisamos sus desempeños en los diferentes programas, él pegue del ranking en cada uno de ellos y sus redes sociales.

—¿Por qué todo eso? —preguntó Emmet.

—Para ver cómo su presencia y acciones influyen en los televidentes.

—Muchos de ustedes son bastante mediáticos y eso me agrada, porque para mí la imagen lo es todo.

Alina hizo una mueca, para ser alguien que andaba con muchachitas y a plena luz no cuidaba su imagen. Artem continuó con su presentación.

—Mi objetivo es crecer y hacer brillar la cadena televisiva.

—Para que gane más dinero —soltó Alina.

Artem respondió con tono afable.

—Para que todos ganemos más dinero.

—¿Entonces no habrá despidos? —preguntó ella y añadió—. Pero entendería si eso es así, como dicen nuevo dueño, todo nuevo.

—Ese no es mi objetivo… señora…

—West, Alina West.

Francis la miró sorprendida, se había sacado el apellido de casada.

—Señora West, mi objetivo es optimizar la Cadena, así que estoy presto a escuchar sugerencias para aumentar el rating esta temporada.

—Podemos hablar sobre la pederastia y la explotación sexual.

Francis miraba sorprendida a Alina.

—Es un buen tema —dijo un poco incómodo.

Todos se miraron y Alina dijo en voz baja.

—Maldito, pervertido.

Francis la escuchó y le preguntó.

—¿Qué tienes contra el tipo?

—Es un pederasta que seduce a los adolescentes, ni más ni menos.

Eso le pareció a Francis toda una ganga y en un descuido tecleó unas cosas en su móvil.

El secretario de Nader les indicó.

—La próxima reunión para el programa Mujeres en Alto, será el viernes dos de la tarde.

Artem sonrió, se notaba incómodo y salió con su personal privado. Francis le preguntó a su amiga.

—¿Qué fue todo eso?

—Uno ve cada cosa, ahora a pensar en ideas, no se me ocurre ninguna.

—¿Lo viste con una niña?

Alina miró a su amiga con sorpresa.

—¿A Nader? —la vio asentir y le confío—. Sí, el tipo le daba a esa niña su tarjeta y la pobre criatura. Una nena tan linda, fascinada con él.

—Eso es de grueso calibre, pensé que un tipo como Artem Nader no necesitaba incentivos extras.

Alina molesta le comentó.

—Hombre es hombre.

Entonces le contó lo que sabía de él.

—Es divorciado de una actriz, la bella Dexla Blas, duraron como 10 años hasta el escándalo —agarró aire para contarle—. La descubrió teniendo sexo con un joven artista, el que ya no es tan joven, Peter Rolex.

Toda una piraña, sin duda, era el héroe de la franquicia de superhéroes del momento.

—Se ha mantenido solo desde entonces, alguna que otra vez se lo ve con mujeres maduras, pero nada concreto.

Alina le comentó lo visto.

—Creo que optó por un mercado más joven y difícil de exhibir en público; en fin, este mundo está loco.

Estaba molesta, fastidiada por todo lo pasado en su vida. Siempre ser dejada por alguien más es ya penoso, pero cuando es más joven se vuelve más doloroso.

Se miró al espejo, ni arrugas se le notaban, su cabello era sedoso, su cuerpo esbelto. Dios, se sentía como modelo anticuado y no debía ser así.

**

Cuando Adler llegó a casa, encontró a su madre tomando un té y sonrió.

—Hola, ¿todo bien?

—Sí, tengo que hacer una propuesta para el próximo programa y no sé de qué tratar.

Su hijo entonces le comentó.

—Habla sobre el divorcio.

—Es un tema bastante triste para mí y reciente.

—Pero es un buen tema, ¿podrías decir cómo te sientes, apuesto que hay muchas mujeres en tu situación?

—Lamentablemente sí.

Sonó su móvil y vio que era su padre e hizo una mueca y le contestó.

—¿Qué quieres?

—¿Qué forma de hablarme es esa, Adler?

—¿Qué quieres? —volvió a repetir.

—Quiero verte, te invito a comer en tu restaurante preferido.

—No tengo hambre.

—Tenemos que hablar —dijo con firmeza.

—Creo que ya lo has dicho todo con tus actos —le cerró.

Alina miró a su hijo tan dolido y no sabía cómo ayudarlo, pues ella también sufría con todo lo pasado.

**

Luke miró el móvil con suma atención y molesto maldijo. Madison salió y se plantó molesta frente a él.

—¿Y ahora qué?

—Mi hijo no quiere verme —tiró el teléfono al suelo—, ¿ves lo que ocasionaste?

Madison le dijo entonces.

—No tengo la culpa de que tu hijo sea un malcriado resentido.

—Adler es un buen chico.

Entonces pensó.

—Tal vez la madre le está llenando la cabeza, ya sabes cómo es eso.

—¿Alina?

—Por favor, no la hagas tan santa —entonces dijo con un ligero dolor—. Yo haría eso, si fuese mi caso.

—Alina no haría eso, ella es diferente.

Madison se cogió el vientre y puso rostro de dolor.

—¡Me estás echando la culpa de tus problemas! —se quejó—. ¡Me duele!

—¡Qué!

—¡El bebe!

Buscó sentarse quejándose y él se acercó asustado.

—¿Te pasa algo?

—Llévame al hospital.

Salió con ella inmediatamente al hospital, donde la atendieron de urgencias. Luke sería padre de nuevo.

La Pluma

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