Capítulo 1
Un lobo herido
Eira
—¡Eira, despierta de una vez! —La voz de una joven omega resonó en toda la habitación. Era un día esperado por cualquier lobo... excepto por Eira.
Había sido comprada por la familia Valmont cuando aún era una niña pequeña. La guerra iniciada en Du Sang había arrebatado innumerables vidas, incluida la de su familia.
—¿Qué sucede, Adhara? Anoche trabajé demasiado, déjame dormir un poco más —murmuró Eira con voz somnolienta, girando sobre su lecho de paja.
Su amiga había ido a buscarla porque aquel día todos los lobos de menor categoría y fuerza debían escoger a sus Lunas.
—Debes ir, no quiero que te elijan como sacrificio. Ya sabes cómo es Logan, dijo que quería cumplir con esa antigua tradición —explicó Adhara con urgencia.
Eira suspiró. Sabía bien del desmedido deseo de Logan por convertirse en el Alfa de Lilles. Desde que Mikros declaró la guerra, hacía más de veinte años, cada ciudad se había independizado y funcionaba como un reino distinto.
—Ya conoces mi reputación. Nadie se sentirá cómodo conmigo, dirán que les traeré mala suerte. Es mejor que me quede aquí, haciendo lo mío —dijo con un bostezo.
—Vamos, puede ser tu oportunidad. Esa maldición que cargas podría romperse si alguien te elige como Luna —insistió Adhara, con una sonrisa en el rostro.
Eira también sonrió, aunque con ironía.
—Por supuesto. Seguro que un Alfa renunciará a su poder y liderazgo solo para cargar con mi mala suerte sobre sus hombros. Claro que decidirá arruinar su vida por mí —replicó con sarcasmo.
—¡Estoy hablando en serio, Eira! —La voz de Adhara se tornó grave. Respiró hondo antes de continuar—. Logan... Logan dijo que serás el sacrificio, la virgen que deberá soportar el dolor.
Eira sintió cómo su respiración se volvía errática. Siempre creyó que, al menos, lograría vivir en paz, pero aquel Alfa solo quería verla sufrir.
—Eso es absurdo, Adhara. No tiene sentido. Además, yo no tolero el dolor… —se puso de pie de inmediato, con el pánico reflejado en su rostro.
—Bueno... eres de las pocas que no tienen pareja y, según él, eres la candidata perfecta para su retorcida idea —explicó su amiga con preocupación.
Eira permaneció en silencio. Conocía al heredero del Alfa de Lilles y sabía que no se daría por vencido fácilmente.
—Entonces... debo convertirme en la peor opción posible —musitó con determinación.
Adhara la observó con incertidumbre. Comprendió de inmediato a qué se refería su amiga, pero eso también implicaba un riesgo. Todos en Lilles la conocían y la evitaban, pero si actuaba con demasiada rebeldía, podría empeorar su situación.
—No hagas una locura, Eira. Lo mejor sería que te vayas de aquí hasta que el ciclo de celo termine —sugirió Adhara.
Eira negó con un gesto. Logan siempre encontraba la manera de hacer correr rumores sobre ella, asegurando que su sola presencia traía desgracias. Y no era del todo una mentira… Al parecer, los asesinos de su familia dejaron sobre ella una maldición, pues cualquiera que la tocara terminaba sufriendo infortunios.
—Ya encontraré una solución. Puedo soportar el rechazo, las humillaciones... pero no permitiré que me lastimen físicamente. Eso sería insoportable. Ni siquiera soporto un rasguño... —susurró, abrazándose a sí misma.
Quizás esa era otra de las consecuencias de la maldición que cargaba.
—Amiga, por favor, solo vete. Usa la cabaña a la que suelo ir, él no conoce ese lugar. Solo hazlo. Eres una omega, igual que yo, no será un problema ocultarte. No hueles a una Alfa y, además, no tienes una pareja destinada, será difícil que te encuentren —insistió Adhara.
Eira entendió lo que su amiga intentaba decirle. No había duda alguna: ella nació sin un lobo. Siempre se tuvo a sí misma para enfrentar cualquier dificultad.
—Bien, iré allá… —murmuró con determinación.
Se alzó con rapidez y tomó un bolso. El sol apenas despuntaba en el horizonte. Adhara también se alejó con la misma prisa, guardando su teléfono celular y tratando de despistar a las personas de la mansión Valmont, la familia de Logan.
Eira caminó rumbo a la huerta. Antes de irse, dejaría preparados los ingredientes para el desayuno. No quería que la buscaran o la regañaran por no haber cumplido con su trabajo. Sin embargo, cuando estaba a punto de hacerlo, una mano fuerte la sujetó del brazo con brusquedad.
Giró rápidamente y, al hacerlo, se encontró con la fría mirada de Logan.
—¿Cómo estás, señorita mala suerte? —su voz destilaba burla—. No olvides ir esta noche a la montaña. Será divertido.
Eira intentó zafarse, pero él la sostuvo con más fuerza. Luego, sacudió sus manos con disgusto, como si el simple contacto con ella le resultara desagradable. Antes de que pudiera reaccionar, Logan jaló con rudeza su largo cabello negro y enredó un brazo en su menuda cintura, inmovilizándola.
"Tonta. Esta noche será interesante. Es una lástima que traigas desgracias... Con solo tocarte, de seguro algo me saldrá mal", pensó Logan, observándola con sus imponentes ojos azules. Su cabello blanco, distintivo de su linaje albino, era sinónimo de respeto y poder desde hacía siglos.
—Déjame. Debo trabajar y no tengo tiempo para ir a esa absurda fiesta —replicó Eira, forcejeando.
Él la soltó con rudeza.
—Debes hacerlo.
"Contigo demostraré el poder que tengo. La gente de Lilles cree que eres la responsable de nuestras últimas derrotas contra Mikros. Necesitan ver que puedo controlarlo todo."
Eira recogió los vegetales con manos temblorosas.
—Debo llevar esto a la cocina —dijo con voz firme.
Logan no respondió, simplemente le dedicó una última mirada antes de alejarse.
Cuando estuvo segura de que se había marchado, su corazón volvió a latir con normalidad.
Capítulo 2Una Omega salva al loboEira dejó los vegetales en la cocina y, sin perder tiempo, caminó con rapidez hacia la cabaña que Adhara le había mencionado. Para llegar hasta allí debía atravesar un bosque espeso, un lugar donde la recepción para su teléfono era prácticamente inexistente.Mientras avanzaba, un sonido extraño captó su atención. Se detuvo en seco, allí, en el suelo cubierto de hojas y tierra húmeda, yacía un joven. Estaba gravemente herido."No es de Lilles", pensó de inmediato al notar la insignia en su camisa rasgada."¿Y si es de Mikros? ¿Un enemigo?" —se preguntó, pero descartó la idea casi al instante. Ella conocía bien el sello de Mikros, y el que llevaba aquel hombre no coincidía con ninguno de los que había visto antes.Sangraba demasiado. Su respiración era irregular. Pero ¿cómo podría ayudarlo? Era un hombre grande y musculoso, no tenía manera de cargarlo por sí sola.—Oiga… ¿puede ponerse de pie? No podré moverlo —le preguntó con suavidad.El joven abrió
Capítulo 3¿La mordida de un Alfa?El contacto de la joven era ligero, cuidadoso, diferente a cualquier trato que él hubiera recibido antes.Entonces, sin previo aviso, Eira deslizó una de sus manos sobre los ojos del Alfa, cubriéndolos con suavidad.Su cuerpo entero reaccionó de inmediato.No estaba acostumbrado a que lo tocaran así, con tanta delicadeza. Su respiración se volvió pesada, y un escalofrío recorrió su columna. Su instinto le gritaba que apartara su mano, que recuperara el control, pero algo en la calidez de su tacto lo hacía relajarse de una forma desconocida para él.Cerró los ojos por completo, entregándose por un breve instante a aquella sensación.Eira, sin darse cuenta de lo que provocaba, continuó su labor. Sabía que el Alfa necesitaba descansar si quería recuperarse por completo.Lo que no imaginaba era que aquel hombre, marcado por la guerra y la brutalidad, nunca había sentido una caricia tan apacible en su vida.Y eso… lo inquietaba más que el propio veneno.E
Capítulo 4Un Alfa fuerte—¿A quién esperas? —preguntó con frialdad mientras se acercaba y la sujetaba con firmeza de ambos brazos.—A nadie… nadie conoce este lugar… —susurró ella, su rostro palideciendo.El Alfa maldijo con palabras grotescas y crueles. Aún no estaba completamente recuperado. Podría luchar, pero sería un riesgo demasiado alto en su estado.—Si es una trampa, vas a lamentarlo. —Dice amenazante, aunque no la había visto comunicarse con nadie, él es alguien demasiado atento como para dejar pasar algo como eso.—No pueden encontrarte —añadió Eira con nerviosismo.Rápidamente, dios unos pasos erráticos hacia un pequeño cajón y sacó unas hojas secas de laurel. Sabía que, si quien venía era un lobo, esto serviría para ocultarlo temporalmente.—Pon esto debajo de tu lengua. No podrán verte ni saber que estás aquí… pero solo durará cinco minutos.El Alfa la miró con desconfianza.—¿Eres una bruja? —murmuró con recelo.Él tenía el olfato demasiado desarrollado como para no no
Capítulo 5Una petición poco usualRecordaba perfectamente la vez que Logan la ató a un poste de madera con fuerza desmedida. Le había dicho que, si sufría lo suficiente, tal vez su loba interior despertaría para defenderla.Pasó semanas en ese tormento.Las marcas seguían allí, impresas en su piel como un cruel recordatorio de lo que Logan era capaz de hacer."No quiero pasar por eso otra vez…"La ansiedad la envolvió, helándole la sangre.Eira apenas probó un poco de carne de cerdo y algunas verduras en el almuerzo. No tenía apetito. Su mente estaba atrapada en la incertidumbre de lo que ocurriría esa noche.Cuando terminó sus tareas, sin siquiera buscar a su amiga, se dirigió directamente a la cabaña.Al llegar, quedó inmóvil por un instante.El Alfa se había bañado y, para su asombro, parecía completamente recuperado. Sus heridas, que apenas unas horas antes parecían profundas, habían desaparecido casi por completo. Su piel firme y limpia era la prueba de una regeneración anormalm
Capítulo 6El Alfa acepta el tratoEl Alfa esbozó una sonrisa cargada de incredulidad.—Así que… déjame ver si entendí bien. A cambio de salvarme la vida, ¿quieres que te f***e en lugar de pedir dinero?—Por favor —respondió ella sin titubeos.Él arqueó una ceja, divertido por su insistencia.—Bien, después de todo, me salvaste la vida. Creo que aceptaré.Eira sintió el calor subir a sus mejillas. Su respiración se aceleró, pero en ese momento, una alternativa cruzó por su mente.—Bueno, imagino que, como cualquier otro General de alto rango… —murmuró, intentando halagarlo—, no desearía intimar con una omega que se pasa los días lavando platos y ropa.Hizo una breve pausa antes de continuar:—Pero si tiene alguna forma de ayudarme a salir de aquí, no será necesario que hagamos esto.El Alfa la observó con detenimiento, sus ojos analizaron cada matiz de su expresión.Ya se había hecho una idea de lo que significaría tomar a una joven omega virgen. Nunca antes había tenido la oportunida