Capítulo 4
Los días habían pasado, y aquella noche era nuestra última noche en el país, Amir estaba entusiasmado con la cena de despedida que estábamos teniendo en el restaurante, no paraba de reír y de sonreír de felicidad. Así era mi hijo, siempre con una sonrisa en el rostro.
Comíamos animadamente, mientras Bárbara me contaba con pelos y señales como había sido el baño que se había dado con mi hijo en el enorme jacuzzi que había en su habitación.
***
Al mismo tiempo que, en el otro lado de la ciudad, Ali descansaba sobre su lujosa alcoba, mientras su esposa entraba en ella, con poca ropa sin dejar de mirar hacia él.
Su mujer siguió caminando hacia él, haciendo oídos sordos a lo que acababa de rogarle, admirando como él, con tan solo un pantalón, caminaba hacia la puerta y salía de la habitación, dejándola totalmente sola en la estancia.
Salió a los jardines, sintiendo la suave brisa nocturna sobre su pecho, observando como su primo Hammed, hablaba animadamente con su hermana, junto a la gran fuente del centro.
Su corazón se detuvo en ese momento, incluso su mundo se detuvo, y ya no podía escuchar las palabras que su hermana y su primo le decían, tan sólo podía pensar en una cosa: ella.
Capítulo 5
Me miraba a través de las ventanas del auto que estaba estacionado junto al hotel, llevaba una camisa negra y un pantalón vaquero, mientras yo ayudaba a Bárbara a meter las maletas en el taxi que nos llevaría al aeropuerto.
Salió del auto, ignorando las plegarias de su hermana, porque permaneciese dentro del auto, no debió haber aceptado llevarle hasta allí, no debió haberle sacado del palacio a escondidas de los mayores. Y miró hacia mí de nuevo, observándome con detenimiento.
Amir salió del hotel junto a Jamil y se montaron juntos en el taxi, mientras él miraba hacia ellos con atención.
¿cómo se atrevía a volver a presentarse ante mí, después de todo el daño que me había causado?
Caminé hacia él, haciendo oídos sordos de las suplicas de mi amiga, para luego estamparle la mano en la cara, me sentía realmente dolida de que estuviese allí. Debería haberse quedado en su palacio junto a su esposa y sus lujos.
Sucedió entonces, y antes de que me diese cuenta, el chófer salió del auto y me agarró del brazo con severidad, como si lo que hubiese echo hubiese sido lo peor del mundo.
Caminé hacia ella, sin dejar de mirar hacia atrás, donde Ali me miraba con detenimiento y dolor, como quien ve marchar a la mujer que ama, sabiendo que nunca más la volverá a ver.
No podía comprender cómo alguien como él podía haberme engañado, si con aquella mirada me decía todo lo contrario, con aquella mirada me transmitía que quería que me quedase a su lado y no me fuese jamás, pero sus actos se contradecían, pues él estaba casado con otra mujer.
Me monté en el auto, junto a mi pequeño, al mismo tiempo que lo hacía Bárbara y el taxi arrancaba rumbo al aeropuerto.
Mientras, en la puerta del hotel, Ali respondía al teléfono, una vez que se hubo montado en el auto.
Ali colgó el teléfono, al mismo tiempo que el chófer ponía rumbo al palacio.
Capítulo 6Me encontraba en mi habitación, arreglándome para salir.Amir se había ido el fin de semana a pasarlo con su abuelo, era algo que atesoraba demasiado, y cuando le di permiso para ir casi se puso a saltar de alegría.Bárbara caminó hacia mí mientras se abrochaba el vestido.Ha sido toda una suerte que tu padre se halla quedado con Amir este fin de semana – aseguró, mientras yo me quitaba la toalla y me ponía un vestido blanco con bordados en el pecho - ¿cuánto hace que no sales a conocer gente? – preguntaba – no, mejor aún, ¿cuánto hace que no sales a ligar?Ya sabes que a mí nunca me gusto demasiado eso de salir a ligar.Ya,
Capítulo 7Volví hacia la mesa, tan pronto como hube colgado el teléfono, y admiré a Roberto bailando con mi amiga.¿te vas ya? – me preguntó Pablo al verme coger mi abrigo y mi bolso.Es tarde, y estoy cansada – le comuniqué, provocando que él se levantase de golpe, y agarrase su abrigo.Te llevo.---Habiba caminaba por los jardines, pensando en la llamada que había hecho tan sólo unos minutos antes.Mi pequeña hermanita – la llamó él, que estaba sentado en el borde de la fuente, con los pies metidos en ella – ven aquí, siento haber sido tan estúpido contigo, pero… - comenzaba, mientras ella se
Caminaba hacia el parque, donde Jamil me había citado, con mi pequeño príncipe agarrado a mi mano, pero tan pronto como llegamos allí me di cuenta de que mi amigo me había tendido una trampa, pues allí, sentado en un banco, se encontraba la persona que menos había esperado volver a ver en toda mi vida: Abdul Ali.Se levantó al vernos aparecer y sonrió hacia Amir, con calma.¿quién es ese señor, mamá? – me preguntaba mi pequeño, cuando hubimos llegado hasta él.Hola Amir – saludó él, agachándose hacia él para mirarle con interés, percatándose de lo especiales que eran sus ojos, provocando que mi hijo se perca
Mis lágrimas comenzaron a derramarse tan pronto como me percaté de que le había perdido incluso antes de haberme enamorado de él, a ser verdad nunca fue mío, siempre le había pertenecido a alguien más.No te culparé si te vas ahora – aseguré, mientras él me limpiaba las lágrimas con la yema de sus dedos – pero por favor, no dejes que Amir sufra con todo esto. Él es un niño demasiado especial.Volveré a por él, no voy a abandonarle – aseguró, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas – es lo único que me queda de ti.Él aún me amaba ya no me quedaba ninguna duda.Su tel&
Había llamado a mi padre para decirle que me iba de viaje a Marruecos, aunque no le había dicho que era lo que iba a hacer allí, me parecía muy cruel decirle que su hija, su única hija iba a desposarse con un árabe que además ya tenía una esposa.Temblaba de arriba abajo mientras me tomaban medidas y me arreglaban el vestido, pues la cena de pedida sería esa misma noche, donde estarían presentes los mayores, que no eran otros que su padre, sus tíos y sus abuelos. Parecía que vivían cerca, y se visitaban muy a menudo, pero lo que yo no sabía era que vivían en un palacio que estaba al lado del nuestro.Amir se había quedado con su tía, con la que se llevaba de maravilla.&iqu
Se separó de mi boca tan sólo un poco y habló entre jadeos, como si besarme le hubiese quitado el aliento.Necesitaba besarte… - aseguró, sin dejar de mirar hacia mis labios – al menos una vez más.No puedo quedarme aquí toda la noche – le dije, bajando la mirada, abochornada, mientras él se preocupaba por haber cometido un error conmigo – si sigo aquí contigo, terminaré cediendo al deseo – aclaré, haciendo que él volviese a prestar atención a mis labios, como si se le apeteciese la idea – Eso no es lo correcto, no ahora, Ali.Está bien – aseguró, mientras cogía su bata y me la cedía para que pudiese marcharme. Me l
Los días siguientes fueron muy tranquilos. Ali me evitaba todo el tiempo, y pareció centrarse en la única razón por la que me había arrastrado allí, nuestro hijo. Yo en cambio pasaba los días en los jardines, mandándome mensajes con mi amiga, a la que había puesto al día de todo y que me había asegurado que me haría una visita pronto.No llevaba ni una semana allí y ya sentía que me asfixiaba, y no tenía ninguna vía de escape en aquel lugar. Pues desde que habíamos llegado, Amir parecía no querer otra cosa más que pasar tiempo con su padre, y eso me dejaba a mí bastante fuera de juego.Caminaba por los jardines que había detrás de la casa, cerca del pequeño huerto que Habiba, mi cuñada, solía visitar todas las tard
La puerta de la habitación se abrió y Amir apareció en ella, sonriendo hacia mí como hacía tiempo que no le veía. En realidad, hacía tiempo que apenas veía a mi hijo, pues desde que estábamos allí sólo quería estar con él, con su padre.Mamá – me llamó, mientras caminaba hacia mí y me abrazaba la cintura, apoyando su pequeña cabeza en mi abdomen, mientras mis lágrimas salían al exterior, al volver a sentir a mi hijo de nuevo. Pero parecía que algo iba mal en aquel acto, pues mi hijo levantó la cabeza y miró hacia mí, parecía preocupado por algo – estás fría.Alguien más entró en la habitación en aquel momento, aprovechando que la puerta estaba abier