Capítulo 32.

Rashid estuvo ausente durante toda la noche, Charles le acaparó durante un buen rato, y luego le tocó el turno a una de esas chicas que había conocido el primer día.

Así que me aburrí bastante, me llevé todo el tiempo en las tumbonas, junto a la piscina, bebiendo ron, mientras observaba la fiesta de reojo, al mismo tiempo que veía fotos de mi precioso hijo Amir.

Me levanté de un salto, y caminé hacia la barandilla de aquel ático de lujo, admirando maravillada las espléndidas vistas, sintiendo como la tenue brisa marina acariciaba mi rostro.

  • Hace una noche algo fresca – aseguró una voz varonil a mis espaldas, provocando que ladease un poco la cabeza para observar a aquel tipo llegar hasta la barandilla, posar sus manos sobre la zona metalizada y perder su vista en el oscuro horizonte, en el que no se podía vislumbrar apenas nad
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