Capítulo 38.
Fatima se quedó en mi habitación y me obligó a ir a la suya para que hablase con Alî, para que le convenciese de que le diese el divorcio, de que la dejase libre para rehacer su vida, aunque una parte de mí no quería hacerlo, una parte de mí estaba aterrada por volver a confiar en él.
Ali no me había traicionado como tantas noches pensé, como tantos años odié, él… en realidad, seguía amándome. Eso creó un pequeño atisbo de esperanza en mi interior, y tan pronto como llamé a la puerta y observé como él, con la parte de arriba desnuda, me abría la puerta, sorprendido por encontrarme allí.
5 años después…En el jardín de una bonita casa junto a la playa de Conil, un pequeño niño de unos cuatro años de edad, con el cabello rizado y oscuro, algo alborotado, de piel morena jugaba con su abuelo, sobre la arena, intentando alcanzarle, con una amplia sonrisa en el rostro.Mientras, sobre una de las sillas una mujer de cabello oscuro y piel morena, descansa, con la cabeza apoyada sobre la pared, mientras los recuerdos inundan su mente…Cinco años atrás, en una gasolinera, un hombre árabe es disparado y cae al suelo, mientras la policía le coloca las esposas y se escucha a una mujer gritar de dolor.La risa de aquel niño hace que abra los ojos, que todo el dolor quede atrás, aquel pequeño niño corre hacia ella, con los brazos abiertos, provocando que aquella mujer, mire hacia él con una amplia sonrisa en el r
Capítulo 2Aún no podía creer las palabras de Bárbara, aún dolía demasiado pensar en que él me hubiese engañado, de nuevo.Creo que fue en ese momento en el que tomé la decisión de que tenía que verlo con mis propios ojos para poder creerlo, aun habiendo visto la fotografía necesitaba verlo en directo.Y así fue como, casi un mes más tarde, Bárbara, Jamil, Amir y yo nos fuimos de viaje a Marrakech, aunque mi pequeño príncipe estaba entusiasmado por el viaje, pues quería ver con sus propios ojos todos los bellos lugares de los que su tío le había hablado con anterioridad.----Caminábamos por las calles, junto a Bárbara y Jamil,
Capítulo 4Los días habían pasado, y aquella noche era nuestra última noche en el país, Amir estaba entusiasmado con la cena de despedida que estábamos teniendo en el restaurante, no paraba de reír y de sonreír de felicidad. Así era mi hijo, siempre con una sonrisa en el rostro.Comíamos animadamente, mientras Bárbara me contaba con pelos y señales como había sido el baño que se había dado con mi hijo en el enorme jacuzzi que había en su habitación.***Al mismo tiempo que, en el otro lado de la ciudad, Ali descansaba sobre su lujosa alcoba, mientras su esposa entraba en ella, con poca ropa sin dejar
Capítulo 6Me encontraba en mi habitación, arreglándome para salir.Amir se había ido el fin de semana a pasarlo con su abuelo, era algo que atesoraba demasiado, y cuando le di permiso para ir casi se puso a saltar de alegría.Bárbara caminó hacia mí mientras se abrochaba el vestido.Ha sido toda una suerte que tu padre se halla quedado con Amir este fin de semana – aseguró, mientras yo me quitaba la toalla y me ponía un vestido blanco con bordados en el pecho - ¿cuánto hace que no sales a conocer gente? – preguntaba – no, mejor aún, ¿cuánto hace que no sales a ligar?Ya sabes que a mí nunca me gusto demasiado eso de salir a ligar.Ya,
Capítulo 7Volví hacia la mesa, tan pronto como hube colgado el teléfono, y admiré a Roberto bailando con mi amiga.¿te vas ya? – me preguntó Pablo al verme coger mi abrigo y mi bolso.Es tarde, y estoy cansada – le comuniqué, provocando que él se levantase de golpe, y agarrase su abrigo.Te llevo.---Habiba caminaba por los jardines, pensando en la llamada que había hecho tan sólo unos minutos antes.Mi pequeña hermanita – la llamó él, que estaba sentado en el borde de la fuente, con los pies metidos en ella – ven aquí, siento haber sido tan estúpido contigo, pero… - comenzaba, mientras ella se
Caminaba hacia el parque, donde Jamil me había citado, con mi pequeño príncipe agarrado a mi mano, pero tan pronto como llegamos allí me di cuenta de que mi amigo me había tendido una trampa, pues allí, sentado en un banco, se encontraba la persona que menos había esperado volver a ver en toda mi vida: Abdul Ali.Se levantó al vernos aparecer y sonrió hacia Amir, con calma.¿quién es ese señor, mamá? – me preguntaba mi pequeño, cuando hubimos llegado hasta él.Hola Amir – saludó él, agachándose hacia él para mirarle con interés, percatándose de lo especiales que eran sus ojos, provocando que mi hijo se perca
Mis lágrimas comenzaron a derramarse tan pronto como me percaté de que le había perdido incluso antes de haberme enamorado de él, a ser verdad nunca fue mío, siempre le había pertenecido a alguien más.No te culparé si te vas ahora – aseguré, mientras él me limpiaba las lágrimas con la yema de sus dedos – pero por favor, no dejes que Amir sufra con todo esto. Él es un niño demasiado especial.Volveré a por él, no voy a abandonarle – aseguró, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas – es lo único que me queda de ti.Él aún me amaba ya no me quedaba ninguna duda.Su tel&
Había llamado a mi padre para decirle que me iba de viaje a Marruecos, aunque no le había dicho que era lo que iba a hacer allí, me parecía muy cruel decirle que su hija, su única hija iba a desposarse con un árabe que además ya tenía una esposa.Temblaba de arriba abajo mientras me tomaban medidas y me arreglaban el vestido, pues la cena de pedida sería esa misma noche, donde estarían presentes los mayores, que no eran otros que su padre, sus tíos y sus abuelos. Parecía que vivían cerca, y se visitaban muy a menudo, pero lo que yo no sabía era que vivían en un palacio que estaba al lado del nuestro.Amir se había quedado con su tía, con la que se llevaba de maravilla.&iqu