Me gustaría poder deciros que no volví a acostarme con él después de ese día, que quedé tan sumamente decepcionada que le repudié y le alejé de mi vida para siempre, que volví a casa ese mismo día, que … pero, os estaría mintiendo.
Lo cierto es que, durante nuestra última semana en aquel lugar, no dejamos de acostarnos. Y se sentía extraño después de hacerlo, su forma de actuar conmigo, como si sólo fuese un objeto con el que saciarse para él, me mataba por dentro. Saber que me estaba usando a mí y a todas las mujeres que le rodeaban, me hacía terriblemente daño, a mi mente, pues mi cuerpo seguía disfrutando de su compañía, como bien os digo.
Amir me llamó esa mañana, un día antes de marcharnos de ese lugar, para decirme las muchas ganas que tenía de verme, y dar
Rashid estuvo ausente durante toda la noche, Charles le acaparó durante un buen rato, y luego le tocó el turno a una de esas chicas que había conocido el primer día.Así que me aburrí bastante, me llevé todo el tiempo en las tumbonas, junto a la piscina, bebiendo ron, mientras observaba la fiesta de reojo, al mismo tiempo que veía fotos de mi precioso hijo Amir.Me levanté de un salto, y caminé hacia la barandilla de aquel ático de lujo, admirando maravillada las espléndidas vistas, sintiendo como la tenue brisa marina acariciaba mi rostro.Hace una noche algo fresca – aseguró una voz varonil a mis espaldas, provocando que ladease un poco la cabeza para observar a aquel tipo llegar hasta la barandilla, posar sus manos sobre la zona metalizada y perder su vista en el oscuro horizonte, en el que no se podía vislumbrar apenas nad
Estábamos en su hotel, no lejos de dónde se hallaba el mío, en su habitación de hotel, sentados en la cama, mientras le curaba la herida de la mano, provocada por el puñetazo que le había pegado a Rashid.No debiste pegarle – le dije, sin mirarle aún, poniendo un poco de yodo con un algodón sobre su herida – no quiero que tengas problemas con Charles por mi culpa.No te preocupes – me calmó – Charles sabe que yo no soy así, nos conocemos desde hace mucho.De verdad – comencé de nuevo – siento muchísimo que hayas tenido que …Aurora – me cortó – eres lo mejor que me ha pasado en este viaje.Esto ya está – le dije, intentando no prestar atención a
¿y por qué piensas que voy a creerte? – Pregunté, enfadada – tan sólo eres alguien contratado por mi exmarido para alejarme de Rashid.Puede que sea cierto, pero, ¿es que acaso Rashid no te ha demostrado ya la clase de gusano asqueroso que es? Tan sólo quería acostarse contigo, Aurora, tan sólo… - le pegué una cachetada antes de que me hubiese lastimado un poco más – tan sólo es un embustero asqueroso, Aurora.¿y tú? – pregunté dolida, cansada de aquella conversación - ¿qué eres tú? Acercándote a mí, ganándote mi confianza … ¿qué es lo que querías conseguir tú? – proseguía, con lágrimas en los ojos - ¿cómo se ha atrevido el estúpido
Capítulo 36.Amir estaba sentado junto a mí, en el sofá del salón, mirando con recelo hacia el intruso, mientras su padre me explicaba lo que había sucedido en la plaza, el malentendido y cómo su hermanita y él se habían marchado a casa de la vecina.Bueno – comenzó Omi, poniéndose en pie de un salto, provocando que Ali y yo también lo hiciéramos – será mejor que me vaya.¿Vuelves a Miami? – pregunté, haciendo que todos mirasen hacia mí, por la forma en la que lo dije, pues parecía que sabía más de él de lo que se veía a simple vista.No, me voy a quedar en Granada unos días – aseguró, para luego estrechar la mano de mi exmarido, que lo miraba con cara de malas pulgas, mirar hacia mí y desap
Capítulo 38.Fatima se quedó en mi habitación y me obligó a ir a la suya para que hablase con Alî, para que le convenciese de que le diese el divorcio, de que la dejase libre para rehacer su vida, aunque una parte de mí no quería hacerlo, una parte de mí estaba aterrada por volver a confiar en él.Ali no me había traicionado como tantas noches pensé, como tantos años odié, él… en realidad, seguía amándome. Eso creó un pequeño atisbo de esperanza en mi interior, y tan pronto como llamé a la puerta y observé como él, con la parte de arriba desnuda, me abría la puerta, sorprendido por encontrarme allí.Aurora – reconoció, aún algo sorprendido de verme allí, sin poder creer lo que veían sus ojos – pensé que no querías volver a
5 años después…En el jardín de una bonita casa junto a la playa de Conil, un pequeño niño de unos cuatro años de edad, con el cabello rizado y oscuro, algo alborotado, de piel morena jugaba con su abuelo, sobre la arena, intentando alcanzarle, con una amplia sonrisa en el rostro.Mientras, sobre una de las sillas una mujer de cabello oscuro y piel morena, descansa, con la cabeza apoyada sobre la pared, mientras los recuerdos inundan su mente…Cinco años atrás, en una gasolinera, un hombre árabe es disparado y cae al suelo, mientras la policía le coloca las esposas y se escucha a una mujer gritar de dolor.La risa de aquel niño hace que abra los ojos, que todo el dolor quede atrás, aquel pequeño niño corre hacia ella, con los brazos abiertos, provocando que aquella mujer, mire hacia él con una amplia sonrisa en el r
Capítulo 2Aún no podía creer las palabras de Bárbara, aún dolía demasiado pensar en que él me hubiese engañado, de nuevo.Creo que fue en ese momento en el que tomé la decisión de que tenía que verlo con mis propios ojos para poder creerlo, aun habiendo visto la fotografía necesitaba verlo en directo.Y así fue como, casi un mes más tarde, Bárbara, Jamil, Amir y yo nos fuimos de viaje a Marrakech, aunque mi pequeño príncipe estaba entusiasmado por el viaje, pues quería ver con sus propios ojos todos los bellos lugares de los que su tío le había hablado con anterioridad.----Caminábamos por las calles, junto a Bárbara y Jamil,
Capítulo 4Los días habían pasado, y aquella noche era nuestra última noche en el país, Amir estaba entusiasmado con la cena de despedida que estábamos teniendo en el restaurante, no paraba de reír y de sonreír de felicidad. Así era mi hijo, siempre con una sonrisa en el rostro.Comíamos animadamente, mientras Bárbara me contaba con pelos y señales como había sido el baño que se había dado con mi hijo en el enorme jacuzzi que había en su habitación.***Al mismo tiempo que, en el otro lado de la ciudad, Ali descansaba sobre su lujosa alcoba, mientras su esposa entraba en ella, con poca ropa sin dejar