Antonella:
Las cosas que me ha contado ese hombre han sido terribles, pero ahora comprendo las razones que tiene Giancarlo para sentirse así, Giovanni estaba tan sorprendido como yo, y yo, simplemente Sali de allí tan rápido como pude, no he logrado comunicarme con Giancarlo, tiene su celular apagado, seguramente esta demasiado ocupado con sus pendientes, y quizás es mejor que no le cuente nada de lo que he averiguado, aunque admito que me duele que me oculte una cosa así, realmente, no se ni que debo pensar al respecto, han pasado solo unas horas desde que me entere de la verdad y no se como debo sentirme o como debo reaccionar al respecto.
Giancarlo:
Me siento hecho una furia, tan es así que realmente no puedo ni me quiero controlar. Se demasiado bien de que se trata todo este repentino interés después de tantos años, y esos regalos supuestamente desinteres
Antonella:Fui una vez una mujer sufrida que todo lo perdio por amor, fui una vez una mujer golpeada que estuvo a punto de morir en las manos de quien me juro eterno amor, esta es mi historia.Un año después de mi peor tragedia...Por fin tengo en mis manos el papel en el que se me informa que vuelvo a ser Antonella Adatto; conseguí el divorcio luego de una fuerte lucha y peleas legales. Desde esa noche he tenido que cuidarme la espalda por el temor de que él viniera y me golpeara hasta matarme. Estuve cerca de morir, pero sobreviví gracias a mis viejos vecinos, quienes detuvieron a mi actual ex esposo y llamaron a la policía, además, de pedir una ambulancia.Aún recuerdo el diagnostico; tuve fractura de cráneo, maxilar inferior roto y la nariz destrozada. Cuando a mi madre me vio por fin, no creyó que era yo; pens&oacu
—Lo lamento…— Sus ojos brillan intensamente. — Dame una oportunidad para recuperar tu amor…— me ruega. Noto el arrepentimiento en su mirada, cierto calor que no sentía desde hacía tiempo me invade.—Es tarde, el daño que hiciste es demasiado grande. ¿Acaso no lo ves? Quizás fue un error casarnos, tú puedes encontrar a otra persona con la que te comprendas…alguien mas a quien hacerle daño — digo con toda honestidad y ya con intención de irme de allí.—Tú eres la persona con la que deseo pasar el resto de mi vida— me dice con voz lastimera.—¿Qué hay de Alexandra? ¿Te sigues viendo con ella? — Lo cuestioné, sabía que así era.—Compréndeme, soy hombre, necesito satisfacer mis necesidades — me di
Antonella:—¡Felicidades, amiga! ¡Por fin eres libre! — Me felicita Alice al llegar.—Sí, lo soy. Gracias chicas, ustedes y mi mamá han sido un pilar fundamental en mi recuperación… — Les expreso mi gratitud.—¡Para eso estamos las amigas! —Dice Eri.—Además, teníamos que ayudarte… ¿Crees que íbamos a ser unas insensibles y dejarte sola? — Interviene Sandra.—Gracias a ustedes ahora tengo trabajo y un proyecto en puerta — continúo, realmente, todas ellas me han apoyado estos tiempos demasiado difíciles.—¡Vamos, ni que hubiese sido difícil! Siempre fuiste buena alumna, además que la imagen que dejaste donde trabajaste la última vez fue muy buena — agrega Alice.
Giancarlo:La reacción de aquella mujer en la playa de estacionamiento llama mi atención, es raro ver tantas emociones juntas en tan solo unos segundos. Al verme, lo que expresa su mirada es miedo, el cual es injustificado ya que es la primera vez que la veo y no hice nada para que me temiera.—Giovanni… — susurra aquel nombre y me molesta. No lo entiendo, desde hace mucho que no escucho ese maldito nombre y dudo que se refiera a la misma persona. De todas formas, eso ya no interesa.Ese detalle pasa a un segundo plano y la pelinegra se vuelve mi prioridad. Continúo observándola, su rostro cambia al oír a Dora decir mi nombre, va desde el desconcierto a una expresión inquisitiva. Me examina detenidamente, mientras el miedo se transforma en calma, luego puedo ver deseo en su mirada. Me agrada y sonrío sin querer, delatándome. Ella se da cuent
Antonella:Él da una ligera sonrisa y toma mi mano, es raro… pero en el momento en que siento el contacto de su piel una descarga eléctrica me recorre, debe ser electroestática. ¿Qué otra cosa sino?—¿Está todo bien? — me pregunta ese hombre que recuerdo, se llama Giancarlo.—Sí —le respondo y él me guía hasta las bancas que están delante de la iglesia.—Soy familiar cercano de la novia, es lógico que este aquí —explica brevemente Giancarlo.—Comprendo — digo sintiéndome demasiado nerviosa.Ese fue el último comentario que le dediqué antes de que la marcha nupcial comenzara a sonar. No sé de dónde apareció Leandro esperando en su sitio a Dora, todo inicia muy rápido.
Antonella:Lavo mi cara, lo mejor es aclarar mis pensamientos y dejar de lado los recuerdos. Él no merece ni merecerá nunca mi perdón, el odio que le tengo es mucho mayor al amor que le tuve una vez, todas aquellas promesas de ensueño en nuestra boda, el se encargo de convertirlas en una horrenda pesadilla.—Miren a quién tenemos aquí…— escucho una conocida voz, venenosa como una serpiente. — La mosquita muerta — Alexandra no ha cambiado, sigue siendo la misma víbora traicionera que yo me negué a ver.No quiero escucharla, me seco las manos y me alisto para irme, pero ella me jala del hombro. — ¡Escúchame cuando te hablo perra! — La miro seriamente y con indiferencia sin articular una palabra, ella continúa. — Aléjate de mí hombre, él es mío…Gi
Antonella:Fui con mis amigos a bailar un rato para tratar de pasarlo bien y olvidar el hecho de que Alexandra estaba en la fiesta, estaba casada con Giovanni y cargaba a su hijo en su vientre viviendo los dos demasiado felices mientras mi vida ese monstruo la había convertido en un infierno. Estuve con Carlos, un viejo amigo, después con las chicas y hasta hicimos un trencito, todo estuvo muy divertido.Cuando anunciaron que los novios se iban nos amontonamos para desearles buena suerte. En la multitud, siento que alguien me jala insistentemente. Giro para ver de quien se trata y me asusto al instante. Es el hombre que acabó con todo lo que Antonella Adatto podía significar para mí. Su mirada iracunda me provoca un escalofrío y se me escapa su nombre en un susurro helado.—Ni se te ocurra gritar, perra —me ordena gruñendo y me lleva hasta un sitio alejad
Giancarlo:Ella toma mi mano y me lleva hasta la pista de baile con una sonrisa genuina. —¡Vamos, baila! Es de esperarse que lo hagamos, ¿recuerdas? — me dice demasiado efusiva.En ese momento ponen una balada, mal momento para una canción romántica. Me pego un poco más a ella, y ella pone su cabeza en mi hombro tímidamente y me susurra otra vez. — Gracias de nuevo — nuevamente, está agradeciéndome por salvarla de ese imbécil. Aunque esto me hace finalmente saber quien es ella y francamente, no puedo creerlo.—No es nada, disfrutemos lo que queda de la noche… — intento animarla, no quiero que continúe pensando en ese hombre que conozco demasiado bien, es más que obvio que ese mismo infeliz al que tanto aborrezco, es el mismo ex esposo del que hablaban en aquel estacionamiento.&mdash