Giancarlo:
Ella toma mi mano y me lleva hasta la pista de baile con una sonrisa genuina. —¡Vamos, baila! Es de esperarse que lo hagamos, ¿recuerdas? — me dice demasiado efusiva.
En ese momento ponen una balada, mal momento para una canción romántica. Me pego un poco más a ella, y ella pone su cabeza en mi hombro tímidamente y me susurra otra vez. — Gracias de nuevo — nuevamente, está agradeciéndome por salvarla de ese imbécil. Aunque esto me hace finalmente saber quien es ella y francamente, no puedo creerlo.
—No es nada, disfrutemos lo que queda de la noche… — intento animarla, no quiero que continúe pensando en ese hombre que conozco demasiado bien, es más que obvio que ese mismo infeliz al que tanto aborrezco, es el mismo ex esposo del que hablaban en aquel estacionamiento.
&mdash
Antonella:Las cosas de repente se volvieron muy divertidas, digamos que mi acompañante resultó ser todo un galán. Yo no puedo resistirme a sus encantos, hay algo dentro de mí que quiere tenerlo siempre, no deseo separarme de él. Tal vez es por eso que hago cosas que dudo ser capaz de hacer en mis cinco sentidos. Un lado de mí me dice que no me importa ni importará nada de lo que suceda esta noche, porque todo quedará en el olvido, lo desee así o no. Sin embargo, la otra parte, la racional, me dice que me detenga, no puedo hacer esto; no quiero enamorarme otra vez para ser lastimada de nuevo, quizás, solo deje que pase lo que tenga que pasar esta noche y nada más, solo sexo casual y ardiente que me hace falta; sin involucrarme a nivel afectivo, no tendría porque salir nada mal.Sin embargo, esta persona que al principio era algo hostil, ha demostrado ser muy
Antonella:Que almohada tan suave y rica tengo, no es ni blandita tampoco tan dura, se mueve. Aunque, un momento, las almohadas no se mueven, ni tienen esta forma, por lo menos no la qué tengo y tampoco tienen esa textura.Abro los ojos asustada y me doy cuenta sobre lo que estoy no es una almohada, es una persona ¡¿Qué hice?! Trato de recordar, todo es tan confuso, junto con un dolor de cabeza y cierta molestia en mi entrepierna no me deja pensar.Con cuidado me separo de mi acompañante y grande es mi sorpresa descubrir que se trata del primo de Teodora, Giancarlo. Concluyo que lo de anoche no fue un sueño y al final, si termine con él. La sangre comienza a subirme hasta mis sienes. Debo idear algo a pesar que me duele la cabeza. ¿Qué hago? Me pregunto con desesperación. Quedarme hasta que despierte, no es una buena opción, no sé ni que d
Antonella:Empaqueto lo que necesito llevar en unas cajas además de mi maleta con ropa y otras cosas. Al menos no requiero de electrodomésticos. La señora con la que me contacte del pueblo, fue muy amable y me informo sobre las razones por las que me mandaron ahí, al menos me ha dicho que tiene un pariente que puede alojarme mientras me quede. Me dijo que no sería una molestia ya que tenía habitaciones de sobra como para un montón de invitados. Admito que la señora resulto ser algo habladora.Enciendo la radio para escuchar algo de música mientras preparo todo, está sonando una canción que me gusta y me recuerda a mi situación con aquel hombre.Tan lejos tú, tan lejos yoTe fuiste y no me dejaste tu número telefónicoY ahora no sé cómo encontrartePor más que intento buscarte,
Giancarlo:—Giancarlo, no me ha respondido sobre si la chica se va poder quedar aquí. Va llegar mañana —Empieza Adam con el tema de ayer.—Haz lo que quieras — Respondo mientras subo al caballo.—Testarudo — Lo escucho decir mientras me alejo.No entiendo por qué pregunta, al final van hacer lo que quieran. Nunca les importa lo que opine. Lo mismo sucedió con Teodora a pesar que me opuse a la relación con ese Leandro. Ellos los apoyaron, no les intereso el hecho que desconocíamos todo sobre él.No quiero que a Dora le pase lo mismo que a mi madre y se tope con un desgraciado como lo fue mi padre quien no dudo en separarme de ella solo para hacerme en su heredero. Al menos esta vez, estoy yo para defenderla, si algo intenta ese tipo se las verá conmigo.Aunque la verdad
Luego de seis horas de viaje llego al pueblo. Por lo visto es igual de pequeño como lo imagine, tiene una plaza con pileta, a los alrededores esta una iglesia, al otro lado el consejo, al costado de este se encuentra la comisaria y luego está lo que vendría ser el colegio. Por lo que me conto la señora Nodal aquí solo hay inicial y primaria, la secundaria se encuentra en un pueblo un poco más grande que esta como a quince minutos de aquí en coche, pero caminando debe ser una media hora o tal vez tome un poco más de tiempo. En la puerta veo a una mujer de mediana edad con un traje de maternidad, supuse que ella era Nodal, me estacioné. —Buenas tardes, soy Antonella Adatto — La saludo. —Un gusto conocerte, Nodal Quintanilla — Me recibe. —Nodal, me comentaste que me podías ayudar con el alojamiento y en verdad deseo empezar a desempacar. Ha sido un viaje muy cansado — Le pido.
—Amelie…Amelie… – Escucho a lo lejos. Es ella debo estar cerca.—ANTONELLA… VEN…. ANTONELLA — Le grito—AAAAAA… AUXILIO — Me apresuro al oír su grito. Veo que estoy cerca de las aguas termales.—ANTONELLA— Repito.—Ayúdame – Repite.—¿Dónde estás? – Me estoy acercando al lugar de donde proviene su voz.—Aquí ayúdame, me voy a caer — Me responde, creo que sé dónde está, ilumino el suelo y la veo ahí sujetándose del filo de la entrada a las aguas termales, pongo la linterna en el suelo tomo sus manos y la subo con cuidado.—No te preocupes, no pienso soltarte — Le digo, puedo subirla fácilmente. Ella apenas estuvo en piso
Antonella:Que se cree ese hombre, piensa que voy a caer con un simple beso luego de lo que dijo. Tomo las llaves del auto, creo que deberé adelantar mi visita al otro pueblo, también necesito gasolina y tal vez traiga algo de comida, no quiero deberle más cosas a ese tipo.El otro pueblo es mucho más grande además de tener muchas cosas que aquí no puedo encontrar, sin embargo, para llegar hasta ahí toma 15 minutos en carretera donde lo único visible son campos de cultivo, pero nada de casas, digamos que es un mal lugar para que se te malogre el carro o se te ponche una llanta, de día no es tan malo, pero de noche debe ser peligroso.Voy directo al supermercado a comprar lo que necesito, como un poco de detergente, jabón y una que otra cosa. Lo mejor que puedo hacer en este momento es distraerme. Me doy cuenta que venden paraguas, algunos impermeables,
Han pasado casi dos meses desde la última vez que la vi, se veía preciosa, lo único malo es que se encontraba en brazos de ese hombre al que odio tanto. Me hervía la sangre, fue por eso que bebí más de la cuenta y casi vuelvo a pegarle. Pero me saca de quicio el hecho que ella me pueda dejar de lado tan fácilmente.¿Desde cuándo estará con ese hombre indeseable? ¿Lo conocerá desde hace mucho? ¿Acaso ese era su amante? ¿Seguirá con él? Todas esas preguntas rondan por mi cabeza desde hace mucho, Tal vez no tendré las respuestas, me desespero.—Giovanni. Giovanni. — Es la irritante voz de Alexandra de nuevo.—¿Qué quieres? – Le pregunto de mala gana me tiene harto.—Es que tengo un antojo, mi amor por favor — Usa esa asquerosa voz melosa