Hola, mucho gusto.
Notifico que esta novela es completamente producto de mi imaginación; nada tiene que ver con la realidad. Si algo le parece conocido, es pura coincidencia. Todos los personajes y actos son una fantasía y el resultado de mis pensamientos. Espero que esta novela sea de su agrado y les guste. Yo daré lo mejor de mí para hacer que todo se cumpla. ¡Feliz día!
"¡Tienes que escucharme, Ángelo! ¡No soy culpable!"
—¡Suéltame ahora, Nadin! Tus súplicas no te ayudarán en nada. Eres la única que estuvo a su lado cuando murió. ¿Qué hacía esta pistola en tu mano? ¿Dime por qué la mataste?
—¡Yo no fui! Cuando desperté, me encontré al lado de ella, bañado de sangre en el piso. ¡Yo no fui! ¡Tienes que creerme! ¿Dime por qué mataría a mi propia hermana? ¡Somos hermanas juradas! ¡Tienes que creerme, Ángelo! Tú, más que nadie, sabes que no soy capaz de ello.
—¡Ahora no te conozco, Nadin! Eres capaz de todo. Sabías que yo y ella estábamos juntos, aun así, me declaraste tu amor. ¿Dime, la mataste pensando que eso te acercaría a mí? ¿Pensaste que matándola tendrías mi amor solo para ti?
Las lágrimas corrían por sus mejillas sin parar. Ángelo hablaba sin piedad, con el rostro lleno de furia y enojo. Ella solo pedía que la escucharan, que le dieran la oportunidad de ser escuchada. Este crimen no fue su culpa. Una bala perdida nunca fue su intención. La estaba protegiendo, pero su sangrado no le importó a nadie; solo la muerte de Amanda.
—¡No! Así no fue. No tienes que mezclar mi amor por ti con la muerte de Amanda. ¡Yo no la maté!
—¿Dime, Nadin, quién fue? ¿Cómo es que estás aún viva y ella muerta? Explícame eso.
Esas palabras le atravesaron el corazón como dagas. Él prefería que ella estuviera muerta, no Amanda. Amanda, la hija querida de todos. La chica dulce y tímida, la que la propia familia de Nadin quería más por su fuerte color de ojos azules, zafiro egipcio. Por su linaje azul, era la más querida de todas. Cuando Nadin despertó, la encontró a su lado, muerta. Ella recibió una bala en el brazo; nadie notó su sangrado, solo la culpa que le echaron por ser la asesina de Amanda.
—¡Nadin, espero que respondas ante los jueces por tu crimen! “¡Asesina!”
—¡No! ¡No soy culpable! ¡Yo nunca fui culpable!
—¡Eso lo veremos!
Le dijo Ángelo, mirándola directamente a la cara.
Nadin Stomcling
Aun estando enojado, lucía hermoso, con las cejas fruncidas. Su espectacular mandíbula cuadrada resaltaba bajo la lluvia, empapado al igual que yo, con ese traje hecho a medida. El logo de Christian Dior en la remangada lucía espectacular. Pero no me alababa, por mis ojos brillosos, un verde intenso peridoto. Tengo los ojos más bellos de todo el universo, verde peridoto, con un toque de esmeralda. Me decía la reencarnada de Kaia, la última diosa. Nunca dudé de ello. En mí siempre gobernaba alguien que no era yo.
Frente a Don Clindi, él me miraba con rabia. No había manera de hacer que las cosas fueran mejor; el cadáver de Amanda estaba postrado sobre la camilla. Unos paramédicos estaban con ella. No había manera de salvarla. Ya estaba muerta cuando nos encontraron.
—¡No soy culpable, lo juro, no lo soy! Nunca le haría daño a mi hermana jurada, nunca.
—¿Dime, Nadin, no vas a confesar? —mientras Don Clindi la miraba fijamente a los ojos.
—¡Tío Clindi, no fui yo! ¡Tienes que creerme, no fui yo!
—¿Habla quién fue? ¿Quién mató a la hija de mi mejor amigo?
—¡Tío Clindi, cuando desperté, ella estaba sobre mí! ¡La moví y no respondía! Tío, tienes que creerme, yo no fui.
—¿Dime qué es esto? ¿Cómo es que estuvo contigo en la escena del crimen?
—¡No! La llevé al muelle. Ella me llamó cuando estaba allí. ¡Solo íbamos de curiosas por las nuevas llegadas de los Bix androides!
—¡Deja de mentir! —gritó Ángelo.
—¿Por qué dices que miento? ¿No estuviste? ¿Por qué me culpas a mí?
—¡Padre, madre, tienen que creerme! ¡Yo no fui, no soy culpable, no la maté!
—¡Explica, hija mía, qué hacías en el muelle, solas en un lugar remoto y lleno de peligro! —dijo la madre de Nadin.
—¿Madre, no me crees, verdad? ¿Crees que la maté? ¿Y por qué haría tal cosa?
—¡Hija mía, si no te explicas, no puedo salvarte! —dijo el padre de Nadin.
—¿Padre, tú tampoco me crees? ¿Esmeralda, tú tampoco me crees?
Los ojos de Nadin se llenaron de lágrimas bajo la luz. Sus ojos verdes brillaban, sus lágrimas iluminadas con un destello. Nadie estaba dispuesto a creerle; hasta su propia familia no estaba dispuesta a creerle. Su mundo, su todo, se había naufragado. Su inocencia estaba más nublada que el mismo inframundo. Todos la miraban como si fuera un bicho raro. Mientras lloraba, sus ojos brillaban mucho más con cada gota de lágrima que dejaba caer.
Nadin Stomcling
Desde mi nacimiento me decían "bicho raro" por mis ojos verde peridoto, un verde que solo lucía en los animales reptilianos y algunas aves. Amanda era una chica muy querida, muy popular por sus ojos azules zafiro y su cabello negro largo. Era la única que aceptaba ser mi amiga. En la universidad, en la secundaria, gané popularidad por juntarme con ella. Otros comenzaron a gustar de mi rareza. Pero en mis ojos solo había una persona: Ángelo Clindi, el hijo de uno de los hombres más poderosos del mundo. Su dinero podía comprar a quien fuera; desaparecía a quien se le antojaba.
Mi familia estaba detrás de él; somos los segundos más abundantes del mundo. Pero nada de eso servía si no podían salvar a su hija. Amanda Stimfer, la hija de un empresario famoso. El padrino de Ángelo. Le entregó a su única hija querida, no solo por ser la chica bella y con rasgos de una diosa zorro púrpura.
La chica que todos aman y todos quieren ser parte de su círculo. Aunque yo tenía todo el dinero del mundo, no podía, ni siquiera, salvar mi pellejo de un crimen que no cometí. Para colmo, toda mi familia cree que fui yo quien cometió el acto. ¿Cómo puedo declarar mi inocencia? Solo yo y la muerta Amanda sabemos cómo pasó todo allí. Solo yo y ella podríamos decir la verdad. Solo ella podría salvarme de esto...
Mis padres estuvieron allí, vieron cómo me trataron. Me culparon de algo que no cometí. No trataron de defenderme.—¡¿Tío Clindi, no lo hice?! ¡Por favor, créame! ¡No lo hice!—¡Quisiera salvarte, Nadin, pero no me dejas otra opción! ¡Hasta que no confieses la verdad, no sabré cómo salvarte!—¡Estoy diciendo la verdad! Padre, madre, es la verdad. Hermana, mírame, sabes bien que nunca haría algo así. ¿Por qué no me creen?Esmeralda, su hermana, le tomó la barbilla bruscamente, mirándola fijamente, enterrando en ella sus palabras venenosas.—¡Querida hermana, tu tiempo aquí terminó, tu reinado ha concluido!Cuando escuchó eso, Nadin supo que no había remedio. No importaba lo que dijera; la culparían. Su hermana le decía que «su tiempo había culminado» y Ángelo se preguntaba por qué era ella quien seguía viva. Sus padres no hacían nada para salvarla. No tenía fuerza para luchar más, no tenía más voz; estaba ronca de tanto llorar y suplicar que la escucharan. Nadie estuvo dispuesto a creer
Me llevaron a la cárcel. Fui llevada al lugar al que tanta gente de mi familia ha enviado a otros. Claro que mi llegada tendría mucha atención y una gran bienvenida. Hasta una serenata me cantaron, pero era en forma de puñetazos y patadas; me rompieron hasta el alma. Todo a nombre de Ángelo Clindi. «La familia Clindi te envía un regalo de bienvenida». Fui afortunada. Una guardia me rescató del maltrato y la golpiza que me entregaron como bienvenida.Cada día, las amenazas eran aún más fuertes. En mi celda había una chica que, por estar en la misma celda que yo, recibía maltrato todos los días. Ella me odiaba. Claro, yo haría lo mismo. Cada día las cosas empeoraban en la cárcel. Me enviaron a la sala, que podría describir como el matadero de cerdos. Era lo único que había allí: un matadero. En cuestión de segundos o minutos, un cuerpo salía de una pelea o le montaban una moraleja de puñetazos con una navaja de cepillo.Por mi comportamiento, me enviaron a la biblioteca a limpiar, otro l
—¡Fui incriminada, no cometí el crimen!—¿Yo también, y crees que me creyeron?—¿No creo que lo tuyo y lo mío sean iguales?—¿Y por qué no?¿Por qué no? La mente de Nadin sonó como una alarma. Ella también fue incriminada. ¿Quién es en realidad? ¿Por qué se llama Black? ¿Qué pasó?—Porque soy la hija de una familia extremadamente rica, y aun así, me condenaron en esta pocilga por un crimen que no cometí. Por eso digo que no es parecido.—¿Y por qué no?—Porque yo fui metida en la cárcel por la persona que más amé. ¡Y toda mi familia estuvo aquí!—No le veo ninguna diferencia. En mi caso, digo que la mía fue similar, pero en una situación peor.Nadin se limpiaba la mano con el paño que tenía; sus puños estaban llenos de sangre. Miró detenidamente. ¿Cómo fue en realidad la muerte de Amanda? Empezó de nuevo en el muelle; tenían que encontrarse con Ricky. Comenzó una balacera. El dolor inmenso empezó de nuevo y se agarró la cabeza.—No trates de detenerla. Hasta que puedas recordar todo co
Era como si en mi cuerpo inyectaran un milenario de dolor. Un fuerte dolor en el estómago, todo mi cuerpo me dolía demasiado. Era insoportable; empecé a dar gritos. Sandez, el doctor me dio unos antibióticos, pero nada ayudaba. El dolor era demasiado. Mi cuerpo sentía como si me estuvieran cortando cada pedazo de carne sin anestesia.Ya no podía aguantar más. Solo escuché que algunos decían: “que si habían excedido con la inyección” y otros que preguntaban qué había pasado. Si muero, las cosas empeorarán. ¿Quiénes eran? ¿Por qué aún Ángelo me quiere en tan mal estado? ¿Tanto que no puedo valerme por mí misma? ¿Por qué él me sigue persiguiendo si ya pagué mi condena? Solo me queda un año. ¿Acaso él quiere condenarme aquí?Black entró, estaba enfadada y escuché cómo golpeaba y hablaba fuertemente con ellos. Cuando se acercó, su olor me decía que era ella. Sentí una gota caliente caer sobre mi rostro.—Te sacaré de aquí, te llevaré a un médico.—Black, él me sigue acusando. Ellos estaban
Me sentí tan incómoda. Tan vulnerable. No podía concebir, no podía ser madre. El sueño mayor que Amanda y yo teníamos era ser madres al mismo tiempo. No solo no podía volver a verla, tampoco podría cumplir uno de los sueños que teníamos juntas.Las lágrimas empaparon mi cara. Frendy y Black me abrazaron. Sus palabras fueron de muy poca ayuda, porque repetía una sola cosa: “Me lo pagarán, me lo pagarán”. Era como un mantra para poder manifestar mis deseos.Tras una lucha constante con mi cuerpo, me dormí. Caí rendida en la cama. Cuando desperté, era de tarde y el sonido de la marea del mar me calmaba mucho. Me paré y miré por la ventana. Estábamos en una casa muy hermosa. El pasillo allá abajo era espectacular.El doctor y Black estaban hablando, pero sus sonrisas constantes me dijeron que no era sobre mí. Salí al balcón. El paisaje, la luz, el aire... Todo fue como si fuera la primera vez que salía a la luz del día. Como si fuera la primera vez que pudiera respirar un aire adecuado, de
A medida que avanzaba al muelle, se hacía más oscuro. Las luces eran muy pocas. Después de cruzar debajo del puente para evitar a los guardias, entré sin hacer ruido. Cuando me estaba bajando, vi movimientos sospechosos en el muelle. Me puse nerviosa porque Amanda se encontraba en el lugar.Había hombres armados estableciéndose en el perímetro. No tuve tiempo de escribir ni hacer una llamada para advertirle. Cuando busqué con mi vista, la vi junto a Ricky; habían detectado el movimiento y se escondieron. Era evidente que tenía que encontrar una manera de sacarlos de allí.Cuando trepé bajo las rejas para entrar, una parte de mi bota topó con un metal que hizo ruido. Un hombre se acercaba y yo estaba demasiado a la vista. Él apuntó su arma caminando hacia mí. Cuando me vio, no dudó en disparar. Desde entonces, empezaron una lluvia de balas por todas partes. Lo irónico de esto es que solo un disparo provocó que todos los demás comenzaran a disparar.Dados mis cálculos, era una señal para
Ella salió al salón para desayunar tras una llamada de Black. Se sentó en la mesa, pero tenía tanta vergüenza de mirar a Frendy, que aún tenía la cara roja por el puñetazo.—Frendy, lo lamento mucho. ¡Me estás ayudando y terminé golpeándote! ¡Lo lamento mucho!—No es nada, Nadin. Y me alegraría si no tocaras el tema.Black explotó en carcajadas. Siempre fue una mujer fría, con el ceño fruncido. Muchos la llamaban "hombre en una mujer". Su fuerza y su contorno eran producto de tanto trabajo duro y de haberse forjado a sí misma.—Ustedes, por favor. Ja, ja, ja, ja, veo que ella está haciendo mucho progreso.—Black, no le eches más leña al fuego, por favor.—Ja, ja, ja, ¿qué hombre aceptaría ser golpeado por una chica en este estado? Pero me imagino lo que dirás en el hospital cuando tu lista de chicas te vea así de roja.Frendy las miró y sonrió. Black seguía riéndose. Frendy y Black se conocieron en la cárcel. Él estaba cumpliendo un servicio y ella era una paciente. Desde ese momento s
Cuando Esmeralda salió, Ángelo llamó a Flek, su asistente.—Necesito que investigues esto también. No quiero nada a medias. Quiero saber su paradero, con quién está y qué tipo de vida está viviendo.—¿Crees que es propicio hacer esto? —preguntó Flek, un poco nervioso.—Flek, has estado hablando demasiado.—Lo lamento, me ocuparé de ello.Tras salir de la oficina de Ángelo, Flek se sintió abrumado por los recuerdos del pasado. Como su prometida, había enviado recados a la cárcel a nombre de Nadin, deseando torturarla sin escrúpulos. Ella había salido antes de tiempo por buena conducta y ahora quería saber su paradero. Ángelo era su jefe, le temía, pero también le respetaba. A pesar de eso, sabía que él conocía a Nadin y no esperaba que alguien más tuviera un afecto genuino por ella.Desde joven, Nadin se había hecho cargo de la mayoría de las empresas familiares. Era una chica con un futuro brillante, inteligente y capaz, llena de vida y con un fuerte deseo de vivir. Cuando ocurrió ese