Nadie nunca había conocido ese lado salvaje y poderoso de esta mujer. Lo que mostraba era solo lo que les permitía a los demás ver. Pero en ese momento estaban presenciando el poder de una mujer. Todos se preguntaban: ¿qué diferencia hay en llamar al diablo o simplemente verlo venir? En ese momento, solo se encontraba una mujer desesperada, convertida en una tormenta que destruía cada monumento que miraba.Nadin llamó a su pequeño Jay para interrumpir todos los canales de televisión, radio, lo que fuera que se pudiera transmitir. El mensaje era mucho más fuerte que la crítica del mundo. Una palabra de esa mujer estaba poniendo a todos a temblar. No había lugar para el reproche ni la crítica destructiva. Todos temieron a la mujer que habló en la interrupción de su televisión.Cuando ella hablaba, su propio aliento contaminó cada respiración que daban los demás. Un escalofrío recorrió el cuerpo de todos los que la miraban.—“Esmeralda, ¿por qué? Solo es una bebé, es una recién nacida; ne
Nadin sintió que algo con sabor a hierro fuerte subía desde su estómago hasta su boca y vomitó. Lo que vomitó fue impactante; toda su mano estaba manchada de rojo. Ella vio que el fuego se desprendía y se acercaba a ella. Se desmayó. Todo el mundo estaba conmocionado por lo que había sucedido. Todo el mundo estaba en shock. Corrieron al médico con Nadin, mientras ella solo estaba en un lado de ensueño diferente a la vida real. Despertó en un bosque oscuro, lleno de huesos humanos. Se asustó y trató de alejarse, pero eran demasiados.Se levantó y empezó a caminar y correr por el bosque; ella estaba perdida en su propio sueño. Lloró por no encontrar una salida; el bosque estaba expuesto a todo tipo de peligros.Por primera vez, pidió ayuda a su madre.—“Madre, por favor, ábreme, sácame de aquí, por favor”.Ella mencionó su nombre y apareció, pero Nadin nunca la conoció.Sorprendida por lo que sus ojos le mostraban, era idéntica a la persona que su abuela le mostró en la foto. Esa era la
El sol se alzaba en el horizonte, bañando el mundo en un cálido resplandor dorado. Nadin despertó en su habitación, sintiendo una mezcla de calma y ansiedad. Había pasado un mes desde la condena de Esmeralda, y aunque el peso de la tragedia seguía presente, también había un nuevo comienzo en el aire. La vida había cambiado drásticamente, y con ella, Nadin había renacido.Las cicatrices de su cuerpo eran un recordatorio de la batalla que había librado, pero su espíritu era más fuerte que nunca. El embarazo de los mellizos había sido un shock, pero también una bendición. Con cada día que pasaba, Nadin aprendía a abrazar su dolor y convertirlo en fuerza. Sabía que debía romper el ciclo de sufrimiento que había marcado a su familia durante generaciones.Mientras se vestía, sus pensamientos se deslizaban hacia el juicio de Esmeralda. La condena a cadena perpetua había traído alivio, pero también una profunda tristeza. Recordaba a Esmeralda no solo como su enemiga, sino como una mujer rota,
Hola, mucho gusto.Notifico que esta novela es completamente producto de mi imaginación; nada tiene que ver con la realidad. Si algo le parece conocido, es pura coincidencia. Todos los personajes y actos son una fantasía y el resultado de mis pensamientos. Espero que esta novela sea de su agrado y les guste. Yo daré lo mejor de mí para hacer que todo se cumpla. ¡Feliz día!"¡Tienes que escucharme, Ángelo! ¡No soy culpable!"—¡Suéltame ahora, Nadin! Tus súplicas no te ayudarán en nada. Eres la única que estuvo a su lado cuando murió. ¿Qué hacía esta pistola en tu mano? ¿Dime por qué la mataste?—¡Yo no fui! Cuando desperté, me encontré al lado de ella, bañado de sangre en el piso. ¡Yo no fui! ¡Tienes que creerme! ¿Dime por qué mataría a mi propia hermana? ¡Somos hermanas juradas! ¡Tienes que creerme, Ángelo! Tú, más que nadie, sabes que no soy capaz de ello.—¡Ahora no te conozco, Nadin! Eres capaz de todo. Sabías que yo y ella estábamos juntos, aun así, me declaraste tu amor. ¿Dime, la
Mis padres estuvieron allí, vieron cómo me trataron. Me culparon de algo que no cometí. No trataron de defenderme.—¡¿Tío Clindi, no lo hice?! ¡Por favor, créame! ¡No lo hice!—¡Quisiera salvarte, Nadin, pero no me dejas otra opción! ¡Hasta que no confieses la verdad, no sabré cómo salvarte!—¡Estoy diciendo la verdad! Padre, madre, es la verdad. Hermana, mírame, sabes bien que nunca haría algo así. ¿Por qué no me creen?Esmeralda, su hermana, le tomó la barbilla bruscamente, mirándola fijamente, enterrando en ella sus palabras venenosas.—¡Querida hermana, tu tiempo aquí terminó, tu reinado ha concluido!Cuando escuchó eso, Nadin supo que no había remedio. No importaba lo que dijera; la culparían. Su hermana le decía que «su tiempo había culminado» y Ángelo se preguntaba por qué era ella quien seguía viva. Sus padres no hacían nada para salvarla. No tenía fuerza para luchar más, no tenía más voz; estaba ronca de tanto llorar y suplicar que la escucharan. Nadie estuvo dispuesto a creer
Me llevaron a la cárcel. Fui llevada al lugar al que tanta gente de mi familia ha enviado a otros. Claro que mi llegada tendría mucha atención y una gran bienvenida. Hasta una serenata me cantaron, pero era en forma de puñetazos y patadas; me rompieron hasta el alma. Todo a nombre de Ángelo Clindi. «La familia Clindi te envía un regalo de bienvenida». Fui afortunada. Una guardia me rescató del maltrato y la golpiza que me entregaron como bienvenida.Cada día, las amenazas eran aún más fuertes. En mi celda había una chica que, por estar en la misma celda que yo, recibía maltrato todos los días. Ella me odiaba. Claro, yo haría lo mismo. Cada día las cosas empeoraban en la cárcel. Me enviaron a la sala, que podría describir como el matadero de cerdos. Era lo único que había allí: un matadero. En cuestión de segundos o minutos, un cuerpo salía de una pelea o le montaban una moraleja de puñetazos con una navaja de cepillo.Por mi comportamiento, me enviaron a la biblioteca a limpiar, otro l
—¡Fui incriminada, no cometí el crimen!—¿Yo también, y crees que me creyeron?—¿No creo que lo tuyo y lo mío sean iguales?—¿Y por qué no?¿Por qué no? La mente de Nadin sonó como una alarma. Ella también fue incriminada. ¿Quién es en realidad? ¿Por qué se llama Black? ¿Qué pasó?—Porque soy la hija de una familia extremadamente rica, y aun así, me condenaron en esta pocilga por un crimen que no cometí. Por eso digo que no es parecido.—¿Y por qué no?—Porque yo fui metida en la cárcel por la persona que más amé. ¡Y toda mi familia estuvo aquí!—No le veo ninguna diferencia. En mi caso, digo que la mía fue similar, pero en una situación peor.Nadin se limpiaba la mano con el paño que tenía; sus puños estaban llenos de sangre. Miró detenidamente. ¿Cómo fue en realidad la muerte de Amanda? Empezó de nuevo en el muelle; tenían que encontrarse con Ricky. Comenzó una balacera. El dolor inmenso empezó de nuevo y se agarró la cabeza.—No trates de detenerla. Hasta que puedas recordar todo co
Era como si en mi cuerpo inyectaran un milenario de dolor. Un fuerte dolor en el estómago, todo mi cuerpo me dolía demasiado. Era insoportable; empecé a dar gritos. Sandez, el doctor me dio unos antibióticos, pero nada ayudaba. El dolor era demasiado. Mi cuerpo sentía como si me estuvieran cortando cada pedazo de carne sin anestesia.Ya no podía aguantar más. Solo escuché que algunos decían: “que si habían excedido con la inyección” y otros que preguntaban qué había pasado. Si muero, las cosas empeorarán. ¿Quiénes eran? ¿Por qué aún Ángelo me quiere en tan mal estado? ¿Tanto que no puedo valerme por mí misma? ¿Por qué él me sigue persiguiendo si ya pagué mi condena? Solo me queda un año. ¿Acaso él quiere condenarme aquí?Black entró, estaba enfadada y escuché cómo golpeaba y hablaba fuertemente con ellos. Cuando se acercó, su olor me decía que era ella. Sentí una gota caliente caer sobre mi rostro.—Te sacaré de aquí, te llevaré a un médico.—Black, él me sigue acusando. Ellos estaban