Una hora más tarde y con el tiempo justo, Mina y su familia llegaron a la iglesia.—¿Ves?, justo a tiempo —murmuró Holly.Bastian le dio un ligero toque para que guardara silencio, lo que provocó que ella lo mirara de mala manera.—Estamos en la iglesia, Holly, acá no puedes pelear, ni hacer malas miradas —le advirtió Bastian con una preciosa sonrisa.Holly suspiró.—Te has salvado por hoy —dijo.Bastian amplió su sonrisa, los mellizos eran cosa seria.—¿Traes los anillos? —preguntó Bastian al ver a su hermana con las manos vacías.—No, los trae papá.—Fue una buena elección o tú los habrías perdido, por cierto, ¿dónde estaba tu tiara? —preguntó el niño.Holly se sonrojó de manera instantánea.—Holly…—Por ahí —respondió, una respuesta que no convenció a Bastian.—Sabes que la mansión Cameron tiene muchas cámaras de seguridad, ¿verdad? —le cuestionó.Holly asintió.—Puedo ir y pedir al guardia de seguridad que…—Lo dejé en la habitación de Logan —respondió con rapidez.—¿Qué hacías ah
Lucas no perdió tiempo y se comprometió con Eloísa esa misma noche, con cientos de invitados presentes como testigos.Mina incluso había bromeado con Isa sobre aquel acontecimiento, pues según ella, Lucas había aprovechado la ocasión para evitar cualquier negativa de su parte. Así fue, como la boda se organizó de manera rápida y cuatro semanas después, la familia Hamilton estaba celebrando la boda del último soltero en la familia con edad de casarse.—No puedo creer que haya dado el sí —susurró Eloísa, mirando su argolla de matrimonio.—Bienvenida al club de las mujeres casadas —sonrió Mina, mientras acunaba en sus brazos a Evan, que se había despertado.—Y pronto le diremos, bienvenida al club de madres —añadió Belinda.—No sé si vaya a suceder pronto —dijo Eloísa.—¿No quieres ser madre? —preguntó Mina con el ceño fruncido.—No es eso, Mina, he dejado de tomar la píldora luego de hablarlo con Lucas.—Entonces, ¿qué pasa?—Pues hasta ahora no ha pegado —dijo, sonrojándose.Eloísa y L
Romina abrió los ojos, mientras leía el resultado de sus análisis. Lo que debió ser solo un chequeo rutinario y requisito de su nuevo empleo, terminó en una noticia inesperada.¡Estaba embarazada!El calor abandonó el cuerpo de la joven, una sensación de ahogamiento se apoderó de ella, hasta casi asfixiarla. Sus manos temblaban como si fueran hojas mecidas por el viento. Sus rodillas cedieron bajo su peso y tuvo que sentarse en el sillón más cercano.Una de sus manos fue directamente hacía su vientre.—Embarazada —susurró.Romina estaba en shock, pues el padre de su hijo no era otro más, que Henry, el menor de la dinastía Cameron, el hombre con quién había pasado una noche de pasión sin compromiso.¿Cómo se supone que iba a darle una noticia como esa? Su relación nunca había sido la mejor, de hecho, luego de su noche juntos, las cosas solo empeoraron al grado, que terminaron por ignorarse cada vez que se encontraron en la universidad. Las vacaciones le venían bien para olvidarse de lo
Henry bajó con calma y sin prisa los escalones del bar. El lugar iluminado por una tenue luz le hacía un poco difícil encontrar a sus primos, Lucas y Alexander. Buscó con la mirada los cabellos rubios de Lucas, caminó hasta ellos, haló la silla y se sentó.—Lamento la demora —dijo disculpándose.—¿Las sábanas de Nicole no te soltaron a tiempo? —preguntó Alexander, empujando una copa de licor frente a Henry.—No estaba con Nicole —respondió con seriedad.—¿De verdad?—Basta, Alexander —murmuró Lucas, para frenar las preguntas de su primo.—Bueno, ¿qué les pasa a los dos? No sé si son ideas mías o si es que estoy perdiendo la razón, pero llevan ocho años comportándose como idiotas en esta fecha, ¿se puede saber por qué? —preguntó con tono molesto ante la seriedad de sus primos.Henry no respondió, tomó la copa y bebió de un solo trago el contenido. El calor del whisky quemó su garganta, pero no mató el recuerdo de la tragedia que sucedió ocho años atrás…«Las identidades de las víctimas
Henry se mostró intranquilo a partir de ese momento, sus ojos buscaron aquel tatuaje que le hacía pensar en Romina Mayer, sin embargo, no volvió a aparecer. —¿Estás bien? Luces pálido y nervioso —expresó Lucas junto a su oído, simulado mirar la última actuación de la mujer. —No lo sé —dijo—, no sé si estoy bien. Henry se puso de pie cuando las luces se apagaron por completo. Necesitaba un poco de aire fresco, algo que le hiciera alejar aquella imagen de su cabeza; sin embargo, el rostro de Romina parecía tener vida propia en sus recuerdos. Henry tomó una copa de whisky y la bebió, su garganta quemó ante el fuego del licor, pero no llegó a tranquilizarlo, las cosas solamente parecían empeorar para él. —¡Henry! —gritó Lucas, acercándose a él. —Necesito un poco de aire fresco, siento que estoy mareándome —musitó Henry. —Debe ser la borrachera de anoche y si no tienes cuidado, hoy terminarás igual o peor que ayer. Había molestia en la voz de Lucas, después de todo, había sido él qu
El corazón de Henry latió fuerte dentro de su pecho, su garganta se secó de inmediato y por un momento creyó que respirar era imposible. Tan imposible como aceptar que Romina estaba frente a él. —Henry —llamó Lucas al darse cuenta del parecido de la mujer en el escenario y Romina Mayer—. ¡Henry! —exclamó y movió su hombro para llamar su atención. Aquella breve distracción sirvió para sacar al joven CEO de su letargo, Henry se giró para ver a su primo, quería preguntarle si él había visto lo mismo que él miró. —Tienes que subir al escenario —le dijo Lucas. —¿La viste? —preguntó casi ahogándose con sus palabras. —¿A quién? —preguntó Lucas con el ceño fruncido. —Era ella, era Romina —dijo en tono bajo y ahogado. No podía salir de su asombro. Lucas negó, pensando que Henry estaba peor que otros años, decidió sacarlo del salón, le murmuró algo a Alexander y se marchó con Henry. —¡No estoy loco! —gritó Henry en el jardín. —Nadie está diciendo lo contrario —refutó Lucas. Henry se se
«Romina»Un silencio sepulcral le siguió a aquel único nombre que abandonó los labios de Henry Cameron, mientras la mujer delante de él parecía una estatua de mármol.Mina sintió que la tierra se abría bajo sus pies, cuando sus miradas se encontraron, ella supo que no había marcha atrás, aun así…—Lo siento, señor, debe estar confundiéndome con alguien más —se obligó a decir, tenía la boca seca y un nudo en la garganta que le impedía respirar con normalidad. Ella jamás se imaginó que estaría frente a frente con su pasado.Henry la miró, él sabía lo que estaba viendo, incluso el tono de su voz era igual al de Romina y el color de sus ojos… Aquella mirada que lo había perseguido durante los últimos ocho años de su vida.—No, no estoy confundido, ni confundiéndote con otra persona —aseguró, empujando la silla y poniéndose de pie con decisión.Mina se tensó como la cuerda de un violín al ver a Henry de pie, era tan alto y su porte juvenil había desaparecido. Ocho años le habían hecho bien
«Buenas noches, Romina»Mina se tensó de pies a cabeza, su corazón se agitó y latió de manera errática como si fuese a salirse de su pecho, ella dio un ligero vistazo al interior de su casa, rogando al cielo por, que sus hijos no decidiesen aparecer en ese momento.—Señor Cameron —se obligó a saludar, luchando por conseguir una voz serena, pero era tarde, su semblante seguramente la había delatado.—Necesitamos hablar, Romina.Ella negó.—Mi nombre es Mina Stewart, no Romina —refutó.Henry la miró de pies a cabeza y negó.—No vas a escapar de mí, tú y yo tenemos muchas cosas que conversar y te aseguro, que no me iré de aquí sin saber lo que pasó hace ocho años —aseguró.Mina arrugó la frente al escucharlo.—¿Qué fue lo que pasó hace ocho años? —cuestionó con enojo.Henry asintió.—No tengo idea de lo que pasó hace ocho años, señor Cameron, por tal razón, no tengo nada de qué conversar con usted. Así que, por favor, le pido se marche de mi casa o llamaré a la policía y lo acusaré de ac