Belinda se miró al espejo en su habitación, el vestido le quedaba perfecto, era un corte de princesa que haría juego con el traje de Alexander, eso le había mencionado Chelsea esa misma mañana, mientras el vestido llegaba de la boutique, sin una sola arruga.—Te ves hermosa, cariño —expresó Dina con lágrimas en sus ojos. La mujer estaba feliz y emocionada, también triste porque había algo que atormentaba su corazón, pero quizá ya era muy tarde para hablar sobre el tema, hoy era un momento único y especial para Belinda, y no quería arruinarlo hablando sobre Egan y lo que había hecho en el pasado.—No llores, mamá, sé que debes estar pensando en mi padre, pero él ya no está —le dijo sin imaginar lo que Dina tenía en la cabeza.—Lo sé, hija —mencionó, acariciando su mejilla con delicadeza —. Te deseo toda la felicidad de este mundo, cariño. Que la base de tu matrimonio sea la comunicación y la honestidad —añadió.Belinda asintió, tomó la mano de su madre y le dejó un beso sobre el do
Lisa arrugó las páginas de la revista que hablaba de “La Gran boda del año” y la comparaban sin piedad con la suya. De hecho, algunos medios se habían atrevido a más y colocaron una imagen de ella vomitando en la iglesia, mientras a su lado, Belinda Ford brillaba como si fuera una…—Reina, esa mujer es una reina —dijo Wilbert arrancándole el periódico de la mano y sentándose a su lado.Lisa lo miró con cara de pocos amigos.—¿Cómo te atreves?—¿Aún lo preguntas? No estás viendo tu imagen en el periódico y no solo está en los medios de comunicación impresos, ¡también en los digitales! ¡Nuestra boda arruinada por tu maldita culpa!—¡No fue mi intención! —se defendió, poniéndose de pie para no estar en desventaja.—¿No fue tu intención? —había burla en la voz de Wilbert, era así como la trataba desde que descubrió que Lisa había dado a luz antes del matrimonio y que, además, se había convertido en una mujer estéril—. ¡Arruinaste mi vida por completo por tu calentura, si tanto querías dis
Una hora más tarde y con el tiempo justo, Mina y su familia llegaron a la iglesia.—¿Ves?, justo a tiempo —murmuró Holly.Bastian le dio un ligero toque para que guardara silencio, lo que provocó que ella lo mirara de mala manera.—Estamos en la iglesia, Holly, acá no puedes pelear, ni hacer malas miradas —le advirtió Bastian con una preciosa sonrisa.Holly suspiró.—Te has salvado por hoy —dijo.Bastian amplió su sonrisa, los mellizos eran cosa seria.—¿Traes los anillos? —preguntó Bastian al ver a su hermana con las manos vacías.—No, los trae papá.—Fue una buena elección o tú los habrías perdido, por cierto, ¿dónde estaba tu tiara? —preguntó el niño.Holly se sonrojó de manera instantánea.—Holly…—Por ahí —respondió, una respuesta que no convenció a Bastian.—Sabes que la mansión Cameron tiene muchas cámaras de seguridad, ¿verdad? —le cuestionó.Holly asintió.—Puedo ir y pedir al guardia de seguridad que…—Lo dejé en la habitación de Logan —respondió con rapidez.—¿Qué hacías ah
Lucas no perdió tiempo y se comprometió con Eloísa esa misma noche, con cientos de invitados presentes como testigos.Mina incluso había bromeado con Isa sobre aquel acontecimiento, pues según ella, Lucas había aprovechado la ocasión para evitar cualquier negativa de su parte. Así fue, como la boda se organizó de manera rápida y cuatro semanas después, la familia Hamilton estaba celebrando la boda del último soltero en la familia con edad de casarse.—No puedo creer que haya dado el sí —susurró Eloísa, mirando su argolla de matrimonio.—Bienvenida al club de las mujeres casadas —sonrió Mina, mientras acunaba en sus brazos a Evan, que se había despertado.—Y pronto le diremos, bienvenida al club de madres —añadió Belinda.—No sé si vaya a suceder pronto —dijo Eloísa.—¿No quieres ser madre? —preguntó Mina con el ceño fruncido.—No es eso, Mina, he dejado de tomar la píldora luego de hablarlo con Lucas.—Entonces, ¿qué pasa?—Pues hasta ahora no ha pegado —dijo, sonrojándose.Eloísa y L
Romina abrió los ojos, mientras leía el resultado de sus análisis. Lo que debió ser solo un chequeo rutinario y requisito de su nuevo empleo, terminó en una noticia inesperada.¡Estaba embarazada!El calor abandonó el cuerpo de la joven, una sensación de ahogamiento se apoderó de ella, hasta casi asfixiarla. Sus manos temblaban como si fueran hojas mecidas por el viento. Sus rodillas cedieron bajo su peso y tuvo que sentarse en el sillón más cercano.Una de sus manos fue directamente hacía su vientre.—Embarazada —susurró.Romina estaba en shock, pues el padre de su hijo no era otro más, que Henry, el menor de la dinastía Cameron, el hombre con quién había pasado una noche de pasión sin compromiso.¿Cómo se supone que iba a darle una noticia como esa? Su relación nunca había sido la mejor, de hecho, luego de su noche juntos, las cosas solo empeoraron al grado, que terminaron por ignorarse cada vez que se encontraron en la universidad. Las vacaciones le venían bien para olvidarse de lo
Henry bajó con calma y sin prisa los escalones del bar. El lugar iluminado por una tenue luz le hacía un poco difícil encontrar a sus primos, Lucas y Alexander. Buscó con la mirada los cabellos rubios de Lucas, caminó hasta ellos, haló la silla y se sentó.—Lamento la demora —dijo disculpándose.—¿Las sábanas de Nicole no te soltaron a tiempo? —preguntó Alexander, empujando una copa de licor frente a Henry.—No estaba con Nicole —respondió con seriedad.—¿De verdad?—Basta, Alexander —murmuró Lucas, para frenar las preguntas de su primo.—Bueno, ¿qué les pasa a los dos? No sé si son ideas mías o si es que estoy perdiendo la razón, pero llevan ocho años comportándose como idiotas en esta fecha, ¿se puede saber por qué? —preguntó con tono molesto ante la seriedad de sus primos.Henry no respondió, tomó la copa y bebió de un solo trago el contenido. El calor del whisky quemó su garganta, pero no mató el recuerdo de la tragedia que sucedió ocho años atrás…«Las identidades de las víctimas
Henry se mostró intranquilo a partir de ese momento, sus ojos buscaron aquel tatuaje que le hacía pensar en Romina Mayer, sin embargo, no volvió a aparecer. —¿Estás bien? Luces pálido y nervioso —expresó Lucas junto a su oído, simulado mirar la última actuación de la mujer. —No lo sé —dijo—, no sé si estoy bien. Henry se puso de pie cuando las luces se apagaron por completo. Necesitaba un poco de aire fresco, algo que le hiciera alejar aquella imagen de su cabeza; sin embargo, el rostro de Romina parecía tener vida propia en sus recuerdos. Henry tomó una copa de whisky y la bebió, su garganta quemó ante el fuego del licor, pero no llegó a tranquilizarlo, las cosas solamente parecían empeorar para él. —¡Henry! —gritó Lucas, acercándose a él. —Necesito un poco de aire fresco, siento que estoy mareándome —musitó Henry. —Debe ser la borrachera de anoche y si no tienes cuidado, hoy terminarás igual o peor que ayer. Había molestia en la voz de Lucas, después de todo, había sido él qu
El corazón de Henry latió fuerte dentro de su pecho, su garganta se secó de inmediato y por un momento creyó que respirar era imposible. Tan imposible como aceptar que Romina estaba frente a él. —Henry —llamó Lucas al darse cuenta del parecido de la mujer en el escenario y Romina Mayer—. ¡Henry! —exclamó y movió su hombro para llamar su atención. Aquella breve distracción sirvió para sacar al joven CEO de su letargo, Henry se giró para ver a su primo, quería preguntarle si él había visto lo mismo que él miró. —Tienes que subir al escenario —le dijo Lucas. —¿La viste? —preguntó casi ahogándose con sus palabras. —¿A quién? —preguntó Lucas con el ceño fruncido. —Era ella, era Romina —dijo en tono bajo y ahogado. No podía salir de su asombro. Lucas negó, pensando que Henry estaba peor que otros años, decidió sacarlo del salón, le murmuró algo a Alexander y se marchó con Henry. —¡No estoy loco! —gritó Henry en el jardín. —Nadie está diciendo lo contrario —refutó Lucas. Henry se se